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Si no quiero que exista, no existe

El jueves se estrenó comercialmente «El diario de Agustín» de Ignacio Agüero en dos cines de centro: Alameda y Normandie. La película se exhibe en 35mm, pero TODOS los diarios locales la ignoraron. Ni Wikén de El Mercurio, ni las páginas de crítica de cine Las Últimas Noticias, La Tercera y La Segunda la llevaron esta semana. No se pueden opinar de otra forma: el tema me parece francamente patético, y una afrenta al ejercicio de la crítica de cine en Chile. Para los diarios locales, «El diario de Agustín» no existe porque no quieren que exista. Es verdad que La Tercera llevó un muy buen comentario de Héctor Soto en las páginas del cuerpo de Reportajes del 9 de noviembre (imposible de linkear directamente). Bueno, esa es la excepción: es lo único que se ha publicado hasta hoy, cuando la película se exhibió en FIDOCS. Pero no hay más.

Me parece irritante que esto ocurra, y creo que todos los críticos de cine que trabajamos en estos medios de comunicación tenemos el deber de manifestarnos al respecto. Si la crítica de cine existe para algo es para generar un debate sobre la situación del cine en nuestro país, pero si los medios de comunicación en los que trabajamos prefieren omitir alguna película por intereses que no tienen nada que ver con el cine, entonces nuestro trabajo se transforma en una fantasía, en una labor que no está inserta en una realidad, en este caso, una realidad que se exhibe todos los días, tres veces por jornada, en dos salas de Santiago.

(Por cierto, más raro es que la única cobertura que hizo El Mercurio a todo el Festival de Documentales de Santiago -que duró siete días- fue precisamente para «El diario de Agustín» en una nota publicada el 4 de noviembre… una mezcla de crónica, columna de opinión, editorial, seudo crítica de cine y respuesta a las entrevistas presentadas en el documental… Pueden leerla acá… Y no fue lo único: nueve días más tarde, el 13 de noviembre, El Mercurio apareció respondiendo una carta aclaratoria enviada por Claudia Lagos, la coordinadora del Programa de Libertad de Expresión del Instituto de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile… ¡pero no publicaron la carta en la sección de cartas! Sólo apareció, muy raramente, la respuesta a la carta en las mismas páginas de Actividad Cultural. Lo verdaderamente extraño es que si para el diario la película existe… ¿por qué no deja a sus críticos que la comenten? Y por cierto, si esa eventualidad ocurriera, ¿esos críticos se sentirían en libertad de opinar libremente de la película? Acá, creo, tenemos un caso emblemático)

Por Gonzalo MAZA

12 respuestas a «Si no quiero que exista, no existe»

¿Realmente te pareció bueno el comentario de Héctor Soto? Para mí, al menos, fue un ejercicio de arquitectura retórica para llenar diez párrafos sin decir NADA.

Hola Gonzalo, felicitaciones por el sitio!. Siempre lo leo y me gusta mucho. Es como un bar al que uno pasa cuando no tiene nada que hacer, y quiere hacer una nada importante.

Un abrazo

Hola Gonzalo,

Qué fue lo que argumentaron en La Tercera cuando les dijeron, a ti o a otro, que la crítica de esa película no iba? La misma pregunta para los de Wikén, LUN y La Segunda que leen este blog y que pudieran compartir información.

Gracias,

Sergio

Es tan obvia la estrategia del Mercurio y cómo es un reflejo de sus políticas. La frase de Baudrillard es idonea: «La transparencia del mal». Quien reportea a los reporteros, who «watches the Watchmen»?

Ya vimos la libertad de Joseph Cotten frente a la ópera…el problema es mucho más antiguo y profundo que el vacío a la película de Agüero (sin duda, uno de los grandes cineastas chilenos).
Radica en un problema estructural (heredado de la dictadura) en que la práctica del periodismo escrito, básicamente, se desarrolla en dos conglomerados. Así, (sin ánimo de minimizar a Publimetro, La Nación y otros) se constituye un duopolio que no sólo establece la oferta de contenidos sino además, mucho más trágico, la demanda de capital humano (periodistas) y en consecuencia de su valor en el mercado…
Especialmente cuando en Chile la demanda de contenidos (lectoría) es bajísima, lo que provoca que no entren nuevas apuestas al mercado y cuando ocurre colapasan (El Metropolitano). Pero la escasa lectoría tiene un origen muy anterior al atractivo o mediocridad de nuestros medios escritos…sucede cuando niños de 7 años nos son lo suficiente estimulados en el amor a la lectura, no sólo como la base del conocimiento sino como una fuente de entretención… El famoso apagón cultural nunca se ha iluminado, aunque nos pretendan hacer creer lo contrario…Es más apostaría que en la época de Pinochet había más horas de «cultura» en la TV que hoy, donde se disfrazan programas de entretención como educativos…Y no soy un nostálgico de los 80 (revival que devela los más gris de nuestra idiosincrasia)
En ese contexto, no creo justo que se le exija a los críticos de cine (números bajos en una planilla de pago)rasgar vestiduras…no basta con la inmolación personal (aunque ser kamikaze produce adicción al vértigo), arriba del crítico hay un jefe, y encima del editor hay otro y así sucesivamente en la cadena de poder…y ya vimos que existe el «fair play» entre ambos conglomerado mediáticos…por eso suena muy ingenuo cuándo alguien pregunta «¿qué argumentaron?»…¿Realmente necesitan argumentos?
El filme de Agüero (que aún no he visto) sin duda resentirá en taquilla el haber sido puesto «fuera de cuadro», zona espectral que al mismo tiempo le otorga esa subversiva aura épica…
Sad but true como vocifera Hetfield, lo curioso es que la triste realidad es menos obvia y mucho más conspirativa…sobre todo analizando algunos de los últimos post de Análizame, eventos como el estreno de «El diario de Agustín» y la elección de Héctor Soto como mandamás de Sanfic…
¿Podría poner Soto en Sanfic una película como la de Agüero, tomando en cuenta que escribió sobre ella? Lo que es incuestionable es que Sanfic se ha convertido en una significativa ventana para los amantes del cine…A propósito de su última versión vi un filme provocativo, casi incendiario, titulado «Rabia» de la argentina Albertina Carri…curiosamente en el Wikén pasado Alberto Fuguet -amigo y discipulo de Soto- impulsó a sus lectores a «no ver «La rabia», de Albertina Carril (sic), la cinta más repelente y menos generosa en años». Diatriba a raíz de la negativa del Festival de Rotterdam o del fondo Huber Bals de premiar algun proyecto de Fuguet, (rótulo que ostenta «La rabia») quien reclama por el «paternalismo europeo» pero que no menciona a ninguna de las películas chilenas que han obtenido dichos fondos…sin duda más fácil y menos riesgoso resulta «pegarle» a un largo trasandino… Es ahí, donde aflora la paradoja… Si el ex crítico de cine y actual director usa su columna personal enm el Wikén para incentivar el boicot al trabajo de una colega, por qué se espera que los dueños de la empresa El Mercurio promuevan (en cualquier sentido) un filme que pone en tela de juicio a un diario más antiguo que el nacimiento del cine…
Personalmente muchas veces he calificado una película de «mala», pero jamás he escrito una línea en contra de que el espectador asista a ver ese filme y se forme su propio juicio… la base formal del libre albedrío…Entonces seamos claros al momento de enarbolar el baluarte de la libertad, no basta pelear contra los molinos de viento sino es necesario y urgente desenmascarar al propio «dictador» que llevamos dentro…De perogrullo pero la sociedad está viva gracias a los individuos y su esfuerzo colectivo para lograr metas…Este es mi humilde aporte…

Yo no creo en la inmolación personal, pero me parece que una idea simple sea enviar una carta pública, firmada por todos los críticos de cine de Chile, en la que hagamos notar este tema y -en favor de la libertad de expresión- se autorice expresamente a los críticos de cine de estos medios a comentar la película. Me parece que negarse a esa petición por parte de los medios de comunicación va a ser solo absurdo y se destraba el asunto.

Apoyo la moción de Maza, pero creo que la carta no será publicada en ningún medio.

De hecho, si juntáramos plata y pagaramos una inserción comercial, aún así creo que no publicarían la carta.

Si fueramos un poco más hackers podríamos reenviar la carta millones de veces a sus servidores hasta que colapsen… mmm fantasías de cyberpunk…

Propongo algo más sutil, que todos los críticos hagan referencias a la película en sus próximas críticas, aunque sea algo antojadizo y caprichoso. Por ejemplo, hablando de la última de Ridley Scott, se podría decir: «Scott, a diferencia de lo que hace Agüero en su brillante película ‘El Diario de Agustín» –actualmente en cartelera– opta por la ficción»

Igual es un poco ridículo. Creo que los únicos que tienen algo de poder y tribuna para defender la crítica y la libertad de pensamiento son los amigos Cavallo y Soto… A ver si ahora que se murió Ricardo Dark, Soto se anima a soltarse un poco las trenzas…. y le demuestra a Raoul que estaba equivocado cuando lo acusó de ser un agente de la CIA.

Un abrazo y mis mejores deseos para Ignacio y su película.

FF

Que se puede esperar de la mayoria de los periodistas falderos que son criticos de cine, que ocultan su poca opinion politica y social bajo el alero de cinefilos o cinepatas. PATETICOS.

wow, me había perdido este post…

Me pregunto que habrá sido toda ese palabrerío en torno al dictador interior. Aquí la cuestión es simple: no se trata solo de apoyo o no a películas en perspectiva de un apoyo general a los estrenos locales si no de la negación al derecho a la existencia pública de una película, espacio que en toda prensa democrática debería ser un espacio por el cual luchar.

La actitud mercurial es sólo la constatación por enésima vez de lo que plantea el mismo documental; para sostenerse como linea editorial debe negar; es casi lo que su público espera y por lo que paga.

Pero cruzarse de brazos, no sirve de nada..¿que pasará con Fipresci local? ¿o con la idea de firmar una carta con nombres y apellidos criticando una situación perjudicial para la salud pública de un país?

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