A veces, tienes algo frente a los ojos y no te das cuenta de lo que tienes. Por años, yo me refunfuñado por el funcionamiento de la sala del Centro de Extensión de la Universidad Católica. Puede que buena parte de esa queja se remita al hecho de que la Católica (donde yo estudié) siempre me parece un convento en eterna misa, un palacio del bostezo, un lugar donde la cultura se mueve gateando, sin apuros, casi con las venas congeladas. Pues bien, por fin ha llegado la hora de comerme mis palabras. No es que la Católica haya cambiado demasiado. Simplemente, este año la sala administrada por Alicia Herrera (y sostenida por las cariñosas proyecciones del entrañable Byron) este año ha hecho un excelente trabajo.
A pesar de los eternos problemas de la mala información, las butacas estrechas y la curiosa curatoría (poco se sabe bajo qué criterio se eligen, por ejemplo, las películas del Festival de Cine Europeo que hacen todos los años), en esta temporada en el Centro de Extensión UC ya se anotaron dos goles: primero, con el imperdible aunque algo apurado ciclo de Glauber Rocha (que duró apenas una semana, la misma semana del SANFIC), y que según supe, a pesar de eso, tuvo buena asistencia de público. Faltaron un par de películas, y alguien me contó que una de ellas se exhibió en video (lo que no tiene nada de malo, SI APARECE DESCRITO ASÍ EN EL PROGRAMA), pero en la suma total el ciclo fue uno de los grandes momentos cinematográficos del año, y pudo darse el lujo de editar un pequeño pero esclarecedor monograma impreso que acompañó el programa del cineasta.
Es probable que el ciclo no haya tenido toda la cobertura mediática que una muestra así ameritaba (¿por qué no se llenaron las calles con retratos de Rocha, como ocurre en las ciudades de verdad? ¿por que no fue posible traer la invaluable colección fotográfica que tiene la Fundación Rocha en Brasil?), pero aun así tener la oportunidad de ver ese western del Hombre Nuevo llamado «Dios y el Diablo en la Tierra del Sol» es algo que un cinéfilo bien educado no puede dejar de agradecer.
Lo mismo debe decirse del reciente ciclo de «Cine y Patrimonio», que desempolvó buena parte de los materiales del ex Instituto Filmico de la UC, lo que incluyó la exhibición de varios documentales del cada más pivotal Rafael Sánchez, el cura-cineasta-maestro del cine chileno y mentor de Patricio Guzmán y Francisco Gedda, entre muchos otros. De él pudimos ver también su difícil-de-encontrar largo de ficción «El cuerpo y la sangre». En el ciclo de exhibió de todo, de todos: documentales del cobre de Patricio Kaulén, restauraciones de la época muda de Carmen Brito («El húsar de la muerte» y la más reciente «Canta y no llores corazón»), cortometrajes del Ictus de Claudio DiGirolamo («La cantante calva»), y hasta comerciales de Coca-Cola, Shelltox, Sindelen y galletas McKay.
Mención aparte debe hacerse de una rareza de cine negro chileno de la cual no tenía noción de su existencia: «El ídolo» (1952) de Pierre Chenal, un cuarentero thriller en la que un conocido actor de cine y teatro debe investigar el extraño «suicidio» de su esposa en un hotel de Viña del Mar. No es difícil encontrar información de Chenal en internet: al parecer, este director belga hizo un par de películas en Chile de las que no había escuchado hablar. Por lo menos, esta «El Idolo» nos muestra un Santiago que no conocemos, pero por sobre todo un cine chileno tratando de ponerse en las modas del cine mundial, con personajes que viven en oficinas con persianas por las que se cuela la luz, y mujeres fatales sin redención. Lo que hace más grande el misterio es que la película fue exhibida en una versión de 50 minutos por el aparente extravío de dos rollos claves en la trama de la película, lo que múltiplica el misterio por dos: tratar de entender de que se trata el caso policial, y luego, intentar saber quien es el asesino. Y tiene un momento cinematografico maravilloso: una persecusión nocturna al criminal en las riberas del Río Mapocho, cuando uno ya pensaba que nadie había filmado cine así en una época así.
El encuentro de patrimonio fílmico terminó con la exhibición de una copia restaurada e inédita de «El Acorazado Potemkim», a 18 cuadros por segundo y con música del inspirado DJ Bitman, una reconfortante y agradable función al mediodía de un domingo en la sala Fresno del Centro de Extensión. Una verdadera misa cinéfila dominical a la que fue buena parte de los que siempre están, de los que no dejan de sorprenderse con el cine. Saludé al pasar a Nacho Agüero, Vivi Erpel, Carlos Flores, Carmen Brito, Isabel Mardones del Goethe, quien presentó entusiastamente la película… Y a la diligente y embalada Alicia Herrera, que es de esas personas a las que nunca se les agradece nada, pero que día a día hacen el duro trabajo de conseguirnos las películas para que las disfrutemos.
HABLANDO DE ESO… HOY Y MAÑANA HAY FUNCIONES IMPERDIBLES DE «LEJANO» (UZAK) DE NURI BILGE CEYLAN, cinta que abre el II CICLO DE CINE TURCO que estará hasta el 19 de septiembre. La película estuvo en BAFICI 2004, y es TOTAL. Una comedia de convivencia que transcurre en los occidentalizados parajes de ESTAMBUL, ciudad que, sabrán mis más cercanos, tuve la oportunidad de conocer en noviembre de 2003. Se trata de un tipo solitario y algo exitoso que recibe en su casa (a regañadientes) a un primo del campo, ignorante y pobretón, que viene a probar suerte a la ciudad. El primo «urbano» es un pesado de mierda, y el primo «huaso» es un encanto. La película es un fiel retrato de la soledad masculina, un tema del que poco se habla y, como podrán imaginarse, es oro líquido (y muy universal) para la comedia. Como si fuera poco, la película transcurre durante doce meses, así que podemos ver cómo pasan las cuatro estaciones por Estambul, incluyendo una bellas secuencias en la nieve. ¿Qué más? Hay que verla. Hay una escena con un video porno que es lo más divertido que he visto en años. La película compitió por la Palma de Oro en Cannes 2003. No la ganó, pero obtuvo el Gran Premio del Jurado (que es casi mejor) y ambos actores protagonistas se llevaron el premio al mejor actor. Para quienes la vean, Emin Toprak, quien interpreta a YUSUF, el amigo «huaso» de la película, falleció en un accidente automovilistico a finales del 2002 y nunca supo de su premio en Cannes. ES IMPERDIBLE. Se exhibe hoy y mañana en en CENTRO DE EXTENSION (Alameda 390, hoy a las 19 y 21:30 hrs, mañana a las 19 y 21:30 hrs).
Una respuesta a «Centro de Extensión UC RECARGADO (Y UNA PELÍCULA TURCA QUE TODOS DEBERÍAN VER)»
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