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DOCUMENTALES FESTIVALES DE CINE

REPORTE DE BAFICI 3: El cine que queremos ver

Un documental sobre John Cassavetes, El amanecer de los muertos, Five…

Dos días más de BAFICI y otras 14 películas de las cuales hablar. El tema de las entradas es delirante: ayer llegué a las 10, feliz de la vida, y me encontré con filas insólitas para la prensa… En las boleterías normales lo mismo… Y cuando llegué a comprar, la que me interesaba «Nobody knows» del director de «Afterlife», ya se había agotado… ¡a las 10:30 de la mañana! De no creerse. Hoy, haciéndome el listo, llegue a las 9:15 am. Esperé, con otros 50 tipos, que abrieran las puertas del mall. Resultado: unas vez que abren las puertas, verdaderas carrera de 100 metros entre periodistas para ser los primeros en la fila de la ventanilla de prensa… Llegué vigésimo, pero por lo menos conseguí una para de la John Waters de mañana. Uf. Pero bueno, no me quejo más. Aqui, minireseñas para el espectador ansioso.

«L’amant»: BAFICI tiene todos los años algún director japonés ultra sobrtevalorado a quien le dedican alguna retrospectiva. El año pasado fue Kiyoshi Kurosawa, y este años se llama Ryuichi Hiroki. Esta «amante» es una chica de 17 años que llega a la casa de tres tipos que la contratan por un año como esclava sexual. Al parecer, los tipos son hermanos, y son todos infertiles. La niña descubre que, en el fondo, todos son niños malcriados. Un desastre, ni siquiera bien filmado.

«John Cassavetes»: Un risueño Cassavetes es entrevistado en su casa por el francés Labarthe, el creador de la serie «Cine de nuestro tiempo», de quien ya había visto su retrato a Cronenberg hace unos días. Cassavetes cuanta la historia sobre como llegó a haber dos versiones de su primera película, «Shadows», y demuestra cómo las tarjetas de crédito son el mejor capital para un director independiente.

«Deaths and transfiguration»: dos cortos experimentales orientales, presentados en conjunto como si fueran una misma película: El primero, «Lingchi» de Chen Chieh-jen, muestra la mutilación pública de un hombre, tal como se hacían en la China antigua, muy estilizadamente, en blanco y negro y con los canales de sonido en mudo, solo estremecidos por intermitentes vibraciones de bajos. Al tipo le cortan los pechos, las piernas, los brazos y el sexo. El otro corto, «Light and class» de los hermanos Kim Gok y Kim Sun, es una inaguantable secuencia de un hombre y una mujer gorda, desnudos, mirando a cámara como en comercial de celulares, pero con el marco de una pintura invisible entre las manos. Supuestamente habla de la lucha de clases y el marxismo.

«Vida en Falcon»: documental argentino, pero que podría ser una ficción entrañable: dos tipos que han perdido su trabajo viven en sus autos falcon estacionados en alguna calle de Buenos Aires. El más viejo ya lleva cinco años así y es, vale decir, un personaje que se dedica a buscarle comida a los gatos que viven con él. El más joven, lo vemos llegar el primer día que decide seguir el ejemplo del más viejo. Lo bueno es que ninguno de los dos ni está loco ni es un patético. Solo son dos tipos marginados por la reciente crisis economica tratando de salir adelante. Como película, parte muy y no termina tan bien, pero vale.

«El amanecer de los muertos»: Sí, el clásico de George Romero, presentado en 35 mm, y en toda su magnificiencia. Mucho mejor de lo que la recordaba y eso que es una de mis favoritas. Nada más que decir: lejos la mejor aventura y diversión del festival. El corte incluye 11 minutos extras agregados por el productor. Algo se notan.

«Silver city»: John Sayles se adentra en la campaña a gobernador de un político bueno para nada, que un buen día, mientras filma un comercial para su campaña, descubre un muerto dentro de una laguna. De ahí para adelante, un ex periodista, ahora detective privado, es contratado para que vaya a amenazar a lo posibles creadores de la conspiración, por si las moscas. Pero el tipo termina, por los buenos tiempos, investigando la podredumbre de la cual el candidato es títere: un problema medioambiental y de bienes raíces. Muy bien contada, y muy lúcida en desentrañar qué dicen los políticos y que están haciendo realmente.

«Five»: Un chiste de Kiarostami. Una película hecha con 5 planos de 15 minutos cada uno, a proximadamente. Todos miran al mar. Jamás pensé que diría esto, pero es divertida. Acá el público la odió, y se quedo 5 minutos después de la función (no exagero) sentados en sus asientos, como pidiendo una explicación.

De ahí seguimos…

Por Gonzalo MAZA

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