Ayer se estrenaron tres películas: «Hostal», «El plan perfecto» y «La sal de la vida». Las tres han sido entendidas como diversos recocidos de otras películas. «Hostal» es una especie de «Hombre Lobo en Londres», con mochileros, pero en lugar de Londres van a Eslovaquia, y en lugar de Hombre Lobo, se encuentran con un oscuro centro de torturas; luego está «El plan perfecto» de Spike Lee (no confundir con la película de Sam Raimi, «Un plan simple»), que es una especie de «Tarde de perros» pero en versión más sofisticada, y con Clive Owen en lugar de Al Pacino (signo de los tiempos); y «La sal de la vida» es «Como agua para el chocolate», pero en Grecia. Es tan agradable ser reduccionista. ¿Alguna de ellas es buena? Yo ya no hablo de películas acá, sino que acá. Si las han visto, no olviden dejar sus comentarios.
Curiosamente, ninguna película salió de cartelera esta semana en Santiago, lo que ha significado que este fin de semana tengamos ¡40! películas en cartelera. Aunque eso signifique que muchas películas están en solo una sala (o sea, les queda poco). Pasa eso con «Syriana» (Parque Arauco), «Dicen por ahí», «Más barato por docena 2» y «Chicken Little» (todas en Alto Las Condes), «El grito» (Plaza Vespucio), «Descarrilados» (que al único que le gustó en el mundo fue a mí; en Movieland La Dehesa) «Aeon Flux» (Gran Palace) y «Las locuras de Dick y Jane» (Plaza Norte). Por supuesto, tienen toda la cara de quedarse un rato largo ya las pensionistas de las salas de cine arte: «Kirikou y la hechicera», «Coffee and cigarretes», «Play» y «Old boy» (Alameda), «La historia del camello que llora» y «Primavera, verano, otoño, invierno… y otra vez primavera» (ambas en Bizants); y finalmente «Japanese story» (recomendada por Villalobos) y «Un loco amor» (El Biógrafo).
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Última cosa: Sergio Paz menciona este blog en su columna de hoy en Wikén. Paz retoma el tema de Warnken y el fin de «La belleza de pensar». Ayer, un destacado académico me decía que solo dos personas hay en Chile que podían reemplazar a Warnken en el programa, si acaso el 13 seguía con la demente idea de hacerlo. Y lo más interesante, decía él, es que ninguna de esas dos personas aceptaría: Ernesto Rodríguez, y Beltrán Mena. ¿Qué tal? Al final, al 13 le va a pasar lo mismo que le pasó a TVN con «Tierra adentro»: les va a salir más costoso tener que reemplazar el programa que haberlo mantenido. Entendiendo por «costoso» no necesariamente plata, digamos.
Que tengan un buen fin de semana.
Una respuesta a «Torturas para el fin de semana»
Mi comentario va desde la perspectiva de alguien a quien efectivamente le gusta el trabajo de Tarantino, por lo que me atrajo el que Hostal fuera «presentada» por él; sin ser un cine cuyo DVD califique para engrosar mi colección al lado de El Arca Rusa o El Gran Pez, es entretenido para después de alguna aburrida reunión de trabajo de la tarde de algún viernes. Tampoco me horrorizo por ver hechos terriblemente violentos en pantalla, ni salsa de tomates californianos chorreando en la lente de la cámara, o visceras compradas en alguna pulpería de Hollywood desparramadas en el set de grabación, en Chile estos horrores se han cometidos por motivaciones aún más terribles que el vacío existencial y el dinero de algún trasnochado millonario norteamericano: el fanatismo político. La realidad frecuentemente es más terrible que la peor de las cintas gore de la cartelera.
Esto valga de contexto para mi opinión. Mi comentario es que la película es UNA VERDADERA BASURA. Una seguidilla de los que el cine malo norteamericano ya nos tiene hartos: una sucesión de chistes malos, una sucesión de escenas con sexo y una sucesión de asesinatos grotescos ya vistos mil veces, en ese preciso orden. Una escena grotescamente violenta a veces es el contexto brillante de una idea original e impactante para ambos hemisferios del cerebro. O por último, si tal ocurrencia es novedosa y sorprendente, se agradece por la gota de innovación que le pone a un arte que en esencia es eso, una sorpresa para el espectador que se entrega sentado en su butaca con la complicidad de la oscuridad. Pero en este Hostal las sábanas de la creatividad no han sido cambiadas en años.
Esta es una película basada en el cine pornográfico, y no me refiero a las escenas de sexo que contiene o al trasero de una actriz que representa a una prostituta de Amsterdam que efectivamente me dejó impactado por su generosa y bien formada anatomía (ruego que por favor no haya sido silicona o juego de luces, algo bueno tiene que resultar de la inversión de 20 millones de dólares). Es pronográfica en su estructura, una idea básica producto de alguna borrachera de sábado, un preludio burdo y ramplón (que en este caso se extiende más de la cuenta), una introducción temática que es el pretexto para el plato de fondo, y de una y sin anestesia nos encontramos con las tijeras, los taladros, las esposas y los sicopatas. En este caso, en vez de aparecer una ginmástica y irrisoriamente fingida relación sexual, aparece una seguidilla de torturas más de mil veces vistas.
No hay una historia interesante, no hay un desarrollo, no existe sorpresa. Si se hubiese filmado con una handycam al estilo de la Bruja Blair, habría tenido alguna seducción como una especie de crónica de los viajes de algún mochilero con pésima fortuna. En cambio, exuda aroma a recocido de cine barato. La paradoja es que lo que se podría haber hecho como cine independiente para la tesis de grado de algún estudiante audiovisual, se nos quiere vender como cine de terror del mejor.
Gran acierto del Tarantino inversionista, esperemos que los frutos de esta apuesta comercial se vean reflejados en su próxima película. De modo contrario, merecería ser castrado por Freddy Kruger con una espada japonesa enfundado en un sexi traje de cuero amarillo, con la danza de fondo de Jason al estilo de Travolta en Pulp Fiction y vestido de azafata.
Saludos, Marco Villalobos.