Hubo leves cambios en mi programación de ayer, así que finalmente estas son las películas que tuve en mi maratón:
«Crossing the bridge: The sounds of Istambul» de Fatih Akin: Estambul es la cuna cultural de Occidente. Contar su historia es contar la historia del mundo moderno. De esta forma, lo que hace Fatih Akin cuando visita a los principales músicos de Turquía no es un simple documental musical: es un viaje a la semilla musical de la civilización. Nada menos. Lo bueno es que el documental no pretende ser nada de eso, y su recorrido es más simple. Lo único que pretende Selim Sesler (músico de «Contra la pared» y alter ego del director para esta historia) es tocar música y conversar con músicos de todas las edades y formaciones, donde sea posible: al interior de un milenario baño turco, arriba de un edificio, en un bar campestre, en una tienda de tatuajes y arriba de un bote en el Bósforo (el título hace referencia al puente Fatih Sultan Mehmet que cruza el estrecho, y que une Europa con Asia). Las voces y los instrumentos colman la película de una belleza y una reflexión sobre las líneas que cruzan la música con los problemas politicos que antes no había visto. Esa frescura del tratamiento, más la trascendencia de lo que se ve y se dice en pantalla son de un contraste único y sorpresivo. Una gran gran película. Hay que presionar para que el festival agregue una nueva función.
«Como me da la gana» de Ignacio Agüero: A las 4 fue el encuentro con cineastas chilenos, y sorpresivamente volvió a exhibirse este documental de media hora de Ignacio Agüero. Ya debe ser la cuarta vez que lo veo, y me sigue llamando la atención esa capacidad de Agüero de ser una especie de detective privado que viaja desde el presente al pasado a preguntarles a los cineastas en qué estaban pensando cuando hicieron las películas que hicieron. De nuevo, un documental muy simple y potente a la vez. Para los que se preguntaban quién es Francisco Vargas, el director de «Tolerancia cero» que este año ganó el Altazor a mejor director de TV, bueno, acá lo pueden ver: dirigiendo a Lucho Aranguiz cantando la canción del título, en plena filmación del ya mítico documental «Santiago Blues».
«The living and the dead» de Simon Rumley: Cine de última función era una sección de la tele abierta en los ochentas que a uno le permitía ver películas que nunca se acordaba como se llamaban, pero que le dejaban pensando por la rareza de sus tramas. «The living and the dead» podría ser una de esas películas. Es la historia de tres personajes que viven en una derruida mansión en la campiña inglesa: una pareja de edad madura con un hijo de casi treinta años con cierta deficiencia mental. La madre está en cama enferma, y el padre debe salir de la ciudad. Como los enfermos no pueden cuidarse entre sí, una enfermera está encargada de llegar a la casa. Pero nunca se aparece, y además, el hijo sabotea su llegada. Más tarde se abren mundos paralelos donde la madre no está enferma, y es el padre el que está loco, etc, etc. Una película rara, y media gore. Pero sobre todo rara.
«El custodio» de Rodrigo Moreno: Esta película viene con la fama de ser el debut del director argentino que participó en la Competencia Oficial en Berlín. La película es una serie de viñetas sobre la apacible (y algo aburrida) vida de un Rubén, un guardaespaldas de un ministro del gobierno argentino. El ministro es un chanta, y Rubén un artista, porque hace dibujos en una libretita. La película se maneja es estas dimensiones de la caricatura, y aunque el relato es sólido, y la factura bien hecha, ni los personajes ni la historia tienen el peso (y el «simbolismo») con los que se les pretende arropar. Una película muy superflua con un final francamente ridículo.
«Mutual appreciation» de Andrew Bujalski: Y llegamos a una de las mejores películas que he visto en este festival. De nuevo, vuelve a confirmar que a veces todo lo que se necesita para hacer una película es una cámara y una convicción. «Mutual appreciation» podría tambien llamarse «Ezequiel Acuña, la película», porque pareciera una exploración a los personajes (y a la vida) del director de «Nadar solo». Bujalski y Acuña, aunque ven el mundo con diferencia, viven en la misma cuadra. Y probablemente le gustan las mismas chicas. La película, en blanco y negro y sin música incidental, es la historia de Alan (el carismático Justin Rice), un veinteañero que vive en Nueva York y está empeñado en armar su banda para tocar en vivo las canciones que ha escrito. Cuando va a un programa radial alternativo conoce a su conductora, una chica asiática con quien empieza a salir, pero más importante, quien le presenta a su hermano, que puede ser el baterista que Alan necesita. Paralelamente, Alan tiene una pareja de amigos, Ellie y Lawrence (Rachel Clift y el mismo Bujalski), a quienes visita a menudo y con los que se lleva muy bien. El afecto mutuo del título es la constatación de cómo esa conversaciones llevan a un sentimiento de cariño entre ellos que apenas pueden manejar. La película es puro diálogo, pero es emocionante, divertida, y simple como una guitarra. Imperdible absoluta de Sanfic, y buen aperitivo para ver la primera del mismo director, también este festival, «Funny Ha Ha».
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Eso por ahora. Hoy me tomo día libre de Sanfic. Se supone que el bueno de Felipe «Guachupé» Fernández irá al festival hoy, y nos contará de las películas que vea en este blog. A ver como anda la cosa. Yo vuelvo mañana. Saludos.
7 respuestas a «DIARIO DE SANFIC 4.2: Sonidos de Estambul, murmuros de NY»
FF comentando las películas? Ah no, eso tengo que leerlo. Uno de mis recuerdos favoritos es una discusión con Felipe de aproximadamente 3 horas acerca de si el final de Adaptation era consecuente con el resto de la película o no. jaja. Me da risa nuestra tontera.
Oye, y otros invitados, ¿vas a tener?
Hola Gonzalo,
Sólo para que tus lectores tengan una segunda opinión de “Welome to New York”, documental que se volverá a pasar mañana domingo en Sanfic a las 19:30 en el Hoyts La Reina:
“Gracias al sólido poder de observación de estos cineastas excepcionalmente talentosos, y a su sentido del detalle que captura el cuadro completo, somos testigos de mini-historias tragicómicas que develan transversalmente grupos sociales y étnicos completos. El discreto pero obstinado lente recorre castings de moda, discusiones políticas, cementerios de mascotas, comunidades religiosas y fiestas tecno. Esto es puro Nueva York, enmarcado en este caso en la campaña presidencial de 2004. Esta original invitación a la ciudad más carismática del mundo moderno incita a la reflexión sobre el lado animal del hombre y las dimensiones humanas de una metrópoli palpitante”.
Karlovy Vary International Film Festival (www.kviff.com).
Con respecto a tu comentario, no podemos tomarnos en serio que creas que por no ser de actualidad, un tema no pueda ser usado en una película. O que pienses que porque uno muestra algo, lo que está queriendo hacer es demostrar lo que muestra. Suena y es estúpido. Suponemos que estabas cansado, que escribiste muy tarde y muy rápido, y que además no fuiste capaz de cumplir con tu parte a la hora de ver la película.
Con respecto al resto, dejemos que espectadores menos ñoños, con la mente clara y no saturada de datos, den su humilde opinión.
Todo esto con mucho cariño.
Un abrazo de Bettina e Iván.
Bujalski vive en mi barrio, Williasmburg, que es ademas donde transcurre Mutual Appreciation. Sus peliculas apenas se distribuyen en salas, y sus admiradores son solo amigos y cinefilos. A pesar de contar historias minimas -la de el y sus vecinos-Bujalski sabe q esta hablando de la generacion post 9/11, perdida, abandonada, nihilista, y con una sola ambicion en la vida: pasarlo no tan mal, refugiarte en tu oasis mental o creativo y sacarle una sonrisa a un amigo.
Andy Warhol is dead. The american dream too. Fama y dinero son residuos ochenteros por suerte enterrados.
A propósito de lo que dice Bettina Perut e Iván Osnovikoff, no creo que sea una segunda «opinión» poner la reseña del catálogo de un festival donde sería descortés y hasta absurdo que sus organizadores critiquen la película que ellos mismos seleccionaron. En todo caso, no me cabe duda que habrá alguna persona que pueda escribir bien sobre el documental, lo que no resta validez a las críticas de Maza. Estoy de acuerdo que la falta de actualidad de la campaña de Kerry no es un elemento que se pueda considerar un error de la película (me parece mucho más erróneo utilizar hasta el cansancio el efecto somnífero de esos discursos y las lecturas obvias que se desprenden de ese montaje). Pero no creo que sea estúpido ni ñoño ni de una mente poco clara que Maza lo piense. Maza puede ser estúpido y ñoño en otras cosas (perdona, Mazitas), pero no por opinar lo que se le venga en gana sobre Welcome to New York. Al parecer los realizadores creen que si uno no aprecia la película es tonto, no la entendió o no hizo su «parte».
Bueno, no sé qué decir. Revisé lo que escribí sobre la película a la luz de lo que dicen Bettina e Iván, y sigo pensando lo mismo, sobre todo la parte en que digo en que me alegro que estén de vuelta en Chile para hacer sus documentales. De todas maneras, no pienso lo que ustedes dicen que pienso, pero qué bah, el comentario está ahí para que lo lean los que se interesen. Si es que alguien se interesa. Y eso no más. Ningún director se toma nunca bien una crítica. Nunca ha pasado ni nunca va a pasar. Así que yo también invito a que otros lectores, menos ñoños y con la mente menos saturada de datos, dejen sus comentarios de «Welcome to New York».
Al que no perdono es a Morales, que por defenderme me sale con que soy ñoño y estúpido… ¡en mi propio blog! 🙁 ¡Y se disculpa entre medio! ¡El colmo! 🙂
El Ñoño
No me sorprende que P+O sean tan quisquillosos a la hora de decirle a la gente lo que tiene que pensar y sentir frente a lo que hacen (y que de paso, en el colmo de la soberbia, los reten por no «poner lo suyo»). Lo extraño sería lo contrario, tomando en cuenta las cuotas infinitas de arrogancia, estupidez y crueldad exhibidas en el único trabajo que he visto y que me prometí ver de ellos, «Un hombre aparte», donde desde el pedestal de la juventud, la belleza, el éxito y la vida del que pudo estudiar cine y pagarse sus viajes por el mundo, se dedican a humillar y burlarse de un ser humano como Liaño (sí, Liaño es un ser humano), ocultando datos, engañando, abusando de la buena voluntad, la locura o la desesperación de un hombre que se muere. Si digo esto es porque Un Hombre Aparte es el «documental» más repugante que he visto en la vida, así de simple. Me dio asco la explotación inmisericorde de un hombre enfermo por un par de sujetos que carentes de todo talento (excepto el que se necesita para soportar su propia crueldad) urgan en la miseria ajena para poder ganarse unos aplausos y unos pasajitos por festivales.
Si por lo menos ese desprecio por la humanidad se extendiera a ellos mismos o su mediocre trabajo, a lo mejor podríamos hablar de una especie de vengadores punk, pero no, de lo que se trata es de ganarse unas palmaditas en la espalda y creerse lo que escriben los catálogos.
A fin de cuentas lo que pide P+O del público (y lo que yo me niego a «poner») es lo mismo que pide un reality TV, pero a un nivel aún más extremo (le televisión aún debe guardar una especie de respeto, aunque sea superficial, por el «otro»), es decir, morbo a raudales y esa capacidad tan propia del ser humano de ponerse por encima de los demás y mirarlos con desprecio, con sorna, asentando de paso la superioridad propia, algo que como sabemos ya han sabido explotar otros muchos en la historia.
Curioso es que Maza se alegre de que regresen a Chile. En Nueva York, donde su documental pasó sin pena ni gloria por un festival de tercera, sus comentarios fascistoides y su mirada soberbia no causan mella. Esta es una ciudad muy grande y muy vieja que ya lo ha visto todo. Seguro que en Chile alguien los pesca. Al fin y al cabo en un país que es capaz de entregar joyitas de crueldad como el guatón Romo pese a ser «tan chico, tan poca cosa» (como diría Bolaño), seguro que hay espacio para que el desprecio de P+O encuentre sus seguidores, caigan algunos aplausos y monedas y se siga alimentando su ego infinito.
Un comentario solo para apoyar a Maza y su crítica a Welcome to New York. Me han gustado los otros documentales y «documentales» de P+O y por eso iba confiada a ver Welcome to New York el miercoles. Sali con una sensacion similar a la de Maza, de haber visto un diario de viaje hecho película. No me pude reír de los perros vestidos, ni de la tienda de perro, ni de los besos de perro porque ya me había reido antes, tal vez en programas de televisión. Hubo otras cosas q me gustaron, pero no va de eso: en este festival mientras ves algo te pierdes otra cosa y ahí es donde uno agradece este blog.
Y bueno, ese «mucho cariño» me enoja un poco. Bastante. Si no son capaces de soportar una critica y descalificarán al crítico, despídandse como tales.