No puede faltar en cada casa, a partir de esta semana…
«Estadio Nacional» de Carmen Luz Parot. La recomendación viene de cerca, pero las cosas son como son: este emocionante documental investigó un hecho de la historia reciente que parecía olvidado (o que, por lo menos yo, no tenía idea de su existencia hasta que vi la película): el Estadio Nacional, nuestro Estadio Nacional, tuvo una triste temporada de campo de concentración en las primeras semanas del Golpe Militar. Hoy la película, que durante años se exhibió gratuitamente en universidades y festivales, es ya famosa por mostrar a Claudio Sánchez, el funesto reportero de Canal 13, chupando medias de lo lindo desde el primer día del Golpe. Como decía, las cosas como son, huifa ayayay. No todos saben que Alvaro Henríquez escribió su canción «Cuando una madre llora» especialmente para este documental (y luego, la grabó nuevamente con Los Pettinellis), tema que -debo confesar- está puesto en una secuencia sobre las madres que buscan a sus hijos afuera del estadio, que cada vez que la veo siempre me hace llorar. Sí, también tengo un corazoncito. El DVD incluye un extra que cuenta todo lo que pasó después de terminado el documental, incluyendo la inédita visita de reconstitución de los hechos realizada por el Juez Juan Guzmán. Lo interesante es que este es el primero de una lista de documentales y películas que comienza a venderse en todos los kioskos de Chile desde hoy, y solo por un tiempo limitado, en una iniciativa conjunta con The Clinic. Si no lo han visto, véanlo, y si ya lo vieron, cómprenlo. Solo a $3.990 + The Clinic. (Y si no lo compran, la única razón comprensible -pero ni tanto- es que estén guardando la plata para comprar los lanzamientos de las próximas semanas: vienen «Actores secundarios» de Pachi Bustos y Jorge Leiva, «La sagrada familia» de Sebastián Lelio», «Diálogos de exiliados» de Raúl Ruiz, «Fuga» de Pablo Larraín y la marciana e interesante «La estación ausente» de Gustavo Letelier).
«Bernardo» de Alfredo Sepúlveda: Mi amigo Alfred hace tres años me dijo: «Tengo ganas de hacer una biografía de Bernardo O’Higgins, pero para contar su historia como una novela». Alfredo, trabajador incesante, quitó muchas horas de sueño de su vida leyendo y recopilando todo lo que se había escrito de O’Higgins en libros de historia de todas las épocas. Y luego lo escribió. «Bernardo», se llama. Y desde esta semana que está en librerías. Yo aún no lo leo completamente, pero desde las primeras páginas me atrapó por un estilo directo y de excelente pluma para contar aventuras que habitualmente están pasadas por alto debido al excesivo respeto y la incompresión de nuestra academia. La gracia de Alfredo es que con mucha sutileza sabe leer entre líneas cuando, por ejemplo, los historiadores dicen que Isabel Riquelme, la madre de Bernardo, es «ardiente e irreflexiva», lo que desde esta época solo puede entenderse como «caliente». El libro es muy aventuresco y tiene mucho humor. Vean la portada, súmenlo al maletín. No sé ustedes, pero si yo tuviera plata, compraría los derechos del libro ¡ahora! para hacer la película. Viene con escenas de batalla, vísceras humeantes (en una escena gore que ocurre en Mendoza, ¡a José Miguel Carrera le cortan la cabeza y la cuelgan!) y recreaciones pero buenas, no como las de «Héroes» que -digámoslo ahora por fin- como serie de ficción era una lata. $15.000 (o $14.250 + costos de envío en Antártica en internet).
«Ene Tene Tú» de Vivienne Barry: «La vaca lechera», «Yo tenía diez perritos», «Caballito blanco», «Mandandirun dirun dán», «Los pollitos dicen», «Alicia va en el coche» son algunas de las canciones infantiles que fueron «dramatizadas» en plasticina por la estupenda (en todos los sentidos) Vivienne Barry. Barry es famosa por la ya legendaria serie «Tata Colores», y ahora vuelve a trabajar en stop-motion, una técnica por la que ha ganado diversos premios internacionales y de los que da clase por todo Chile. Las canciones están reversionadas, algunas, en clave jazzística por los talentosos Pedro Greene y Rodrigo Ríos, y los clips incluyen chistosas referencias onda Aardman Studios, los creadores de «Pollitos en fuga». Los niños más chicos, me consta, quedan hipnotizados. Ojo, que las plasticinas hecha por Cecilia Toro luego se pusieron de moda y ahora aparecen en la última campaña del Plan Auge, nada menos. Porque, ¿quién puede tenerle mala a una plasticina? Están a la venta en DVD + CD con las canciones. Editado por Sony Music, por tanto, en disquerías, librerías y algunos Pronto Copec. $10.000 (o $10.990 por internet en FeriaMix).
Colección Discos Bicentenario de Emi Chile: Y por si fuera poco, esta delicia acaba de aparecer en disquerías chilenas. EMI despercudió su catálogo de discos clásicos de la música chilena, atrincherados moralmente por los superhéroes del periodismo musical chileno: Marisol García, David Ponce, Jorge Leiva e Íñigo Díaz, todos editores y creadores del sitio Musicapopular.cl, nuestro propio Allmusic.com. O sea, por fin después de varias décadas podremos volver a escuchar «La carpa de La Reina» de Violeta Parra, «Canto libre» de Víctor Jara, discos de Sonia y Miriam, y Lucho Gatica, además de esa rareza que es un disco conjunto entre Quilapayún y ¡Paloma San Basilio!… El listado completo es para golosos musicales y un gran-gran aporte a eso que muchos odian o pelan o desprecian sin conocer. $5.990. Para sacarse el sombrero, o mejor dicho, la chupalla. ¡Viva Chile, compañeros!
3 respuestas a «El Maletín Dieciochero»
Qué buena lista, Maza. Lo del libro de Sepúlveda me tinca ene, después de leer un extracto que publicó en su blog.
Aportando el granito de arena, algunos ítemes para tu maletín dieciochero:
-10 años en la Araucanía (1889-1899), de Gustave Verniory: un ingeniero belga es contratado para trabajar en la Frontera en los ferrocarriles y escribe todo lo que ve. Y lo que ve es el FarWest cruzado con Herzog.
Hay datos alucinantes, como que la gente de los puteríos usaba a los pacos de recaderos y los llamaba pegando un tiro al aire. O que el Estado se demoraba hasta un año en pagar los sueldos de sus ingenieros.
-100 éxitos Orquesta Huambaly: mucho respeto merecerán Víctor, Violeta y Charo y los Quila y el Gato y todo ese grupete, pero perdón, el 80% de los nativos podemos tararear más cumbias que cuecas. Y esta recopilación es para levantar muertos.
-1973. La vida cotidiana de un año crucial, editor Claudio Rolle: es una recopilación de ensayos muy freak sobre aspectos poco tocados (o invisibles) de la UP. El artículo sobre diseño (que incluye el proyecto SYNCO) es memorable.
-Un disco en vivo de Buddy Richard. No me acuerdo del nombre. Uno bien famoso. Ese, puh. Qué decir: no será un genio, pero es nuestro.
Buen 18.
este documental (estadio nacional)es una maravilla, lo pasamos junto con CLP en Nueva York alguna vez y las reacciones fueron siempre intensamente emotivas de parte de gente que no era chilena y que menos aun sabia de antemano la tragedia politica por la que pasamos. Es un documental seco, al igual que el de victor jara. de coleccion absolutamente. que hace una maravilla como esta al lado de «fuga»!?? puede ser exceso de eclecticismo, un chiste negro del Clinic o simplemente es una especie de manual de «como no hacer cine». aun no me repongo del schock de fuga… pero vienen las de ruiz y otras que si valen la pena. Que paso con el proyecto de documental sobre el mapocho?
Hola,
No he leído el libro de Alfredo, que a todo esto está casado con mi querida amiga Marcela, pero quisiera hacer un comentario desde lo mío, la economía. Me parece que el precio es ridículamente alto…no creo que sea culpa del escritor, pero sólo un dato: la reciente biografía de Alan Greenspan, el ex presidente de la Reserva Federal, cuesta en Amazon 20.99 dólares. El libro de Alfredo cuesta nada menos que 27 dólares y no es culpa del IVA. Si le descontamos ese impuesto, el libro está aún por arriba de Greenspan (22.9 dólares)Creo que las editoriales no han entendido que en productos como los libros se puede ganar por el volumen vendido y para estimular un mayor volumen vendido el precio es una variable clave. Se gana un poco menos por cada ejemplar, pero se compensa con un mayor número de libros comercializados a un precio más accesible. Parece que el objetivo es ganar al final con la masa fiel de lectores y olvidarse de ganar más público…con estos precios, es inevitable también que haya un espacio para la piratería. Espero con este comentario contribuirles con una óptica diferente a quienes son fervientes amantes de los libros…