Este es el listado de proyectos ganadores del FFA (Fondo de Fomento Audiovisual) en la categoría de producción y postproducción de cine. Este año, siguiendo la tendencia que ya se había dado en Corfo Desarrollo 2008, ganaron más proyectos de largometraje documental que de ficción: 9 sobre 6. Yo he sido un eterno crítico de este fondo, principalmente, porque no demuestra tener un criterio en la selección de las películas, y porque deja esa decisión de criterio a evaluadores y a los jurados, que cambian todos los años e históricamente les pagan mal por revisar muchos proyectos.
Pero bueno, este año las cosas cambiaron un poco: sigo pensando que no hay criterio de unidad en la selección de las obras (lo que se explica, más que por los jurados, por la ausencia de una política del audiovisual), pero esta vez los encargados del FFA se hicieron cargo de las críticas (no solo mías, por cierto) y metieron mano al tema de evaluadores y jurados. Primero, los proyectos pasaron por tres etapas de evaluación independientes, en la primera de las cuales los proyectos de producción postularon ANONIMAMENTE. Es decir, si el proyecto calificaba por su calidad artística, independiente de quien la postulara, pasaba a la segunda etapa más técnica. Y si tenía un total de 90 puntos sobre 100, recién pasaba al jurado final, que escuchaba un pitching o presentación personal del director y/o productor del proyecto, que no pasaba los 10 minutos. O sea, le veían la cara a los postulantes. Y luego de eso, deliberaban.
Este proceso le descargó la mano a los jurados: hasta hace un par de años, era un solo jurado que veía producción de cine y becas, cortometrajes, pasantías, guiones, todo. Debían tomar decisiones de más de 300 proyectos en apenas tres días de trabajo (¡una locura!); este año, este jurado solo revisó 25 proyectos en cuatro días.
Más encima, por primera vez este año, se invitó a evaluadores y jurados extranjeros, lo que es un gran aporte que ya habían experimentado los fondos de desarrollo de Corfo (con muy buenos resultados) en años anteriores. Así, personalidades como los cineastas Francisco Lombardi («La ciudad y los perros») y Victor Gaviria («La vendedora de rosas», Selección Oficial en Cannes 1998) así como el ex director de Televisión Española, Manuel Pérez Estremera vieron los proyectos juntos a otros cuatros jurados chilenos: el crítico de Wikén, Antonio Martínez, la productora Pía Rey, y los directores Gustavo Graef Marino («Johnny Cien Pesos») y Sebastián Moreno («La ciudad de los fotografos»). Por cierto, entre los evaluadores artísticos fueron invitados el argentino Ernesto Ardito («Raymundo») y la respetada productora alemana Gudula Meinzolt.
Los jurados extranjeros tienen una gracia: ven los proyectos en su integridad completamente ajenos al vaivén local. Por cierto, cuando conocen proyectos en su etapa más inicial, luego son buenos promotores de estos proyectos cuando tienen que llegar a instancias en el extranjero (festivales, distribución).
De los dos cambios, el anonimato y el mix de jurados extranjeros y chilenos, me da la impresión que el segundo salió mejor parado que el primero. De hecho, es el anonimato lo que explica que un proyecto de película de Raúl Ruiz no haya pasado de la primera etapa (lo que es entendible si estimamos que un guión de Ruiz puede volverse incomprensible si no nos dicen que la va a filmar él)… Otros que tampoco ganaron este año fueron Silvio Caiozzi y Alex Bowen. Y eso ocurre porque -aunque no conozco estos proyectos- el anonimato tiende a matar la autoría. El anonimato es una herramienta entendible para Corfo Desarrollo, que premia proyectos demasiado verdes, y donde se puede privilegiar «una buena idea» por sobre el autor de la idea. Pero me da la impresión que el asunto de Ruiz da para pensar si vale la pena seguir manteniendo el anonimato a películas que postulan a producción y postproducción.
Finalmente, este nuevo FFA es mejor que el anterior, pero sigue con defectos. Me da la impresión que cuando FINALMENTE la autoridad del audiovisual se la juegue por establecer un marco claro de criterios para los mismos jurados (¿qué películas merecen ser premiadas? ¿debe considerarse el factor industrial/comercial en estos premios? ¿cuántas óperas primas? ¿es necesario mantener cuotas para proyectos de regiones?) podremos quedarnos conformes con el profesionalismo de este fondo.
Y por último, se me ocurre una idea… ¿por qué no esos pitchings (en los que se presentan los mejores proyectos) no se transforman -además- en mesa de negocios? ¿No es acaso una excelente ocasión para extender la invitación a productores, distribuidores, agentes de ventas internacionales para que conozcan los mejores 25 proyectos de largometraje de este año en Chile? Porque… ¿qué tal sería que un proyecto que no gana FFA, agarre coproductor? ¿No sería un final más feliz para todos?
23 respuestas a «Así no más es…»
Da igual, todos los años se quejan unos y otros.
Lo del anonimato sirve en cierto sentido, es un poco impresentable de Caiozzi se presente a pedir dinero para sus peliculas, lo mismo Ruiz.
Jamas quedaremos conformes, el tema no tiene solución en los países que producen cine a base de subvenciones estatales. Ningun país lo tiene resuelto.
Pero bueno es lo que hay.
Demás que sería justo que el Fondo tuviera varias categorías, una parte para los directores más consagrados y otra para Operas Primas y proyectos nuevos.
El día que pifiaron a Maza en los posts (y se acabó Analizame)?
PD: viejito pascuero, te pido que la decena de posts que habían y se borraron haya sido por obra del hacker, y no porque molestaron al dueño del fundo.
Mike… Ja-ja-ja… Ahora, ¿que decena de post se borraron? La última vez que chequee estaba todo…
Rogelio… ¿Por qué va a ser impresentable que Caiozzi (o Ruiz) se presenten a los fondos? ¿Quién dijo que este era un fondo para jóvenes? Yo sigo pensando que ya hay suficiente culto a la juventud en el mundo del cine (festivales que solo premian primeras y segundas peliculas, premios a operas primas, etc) y la realidad del cine indica que los directores van afinando la mano con los años. (Y sí, Orson Welles también: es vieja la discusión de porque muchos consideran «Sed de Mal» o «F de falso» mejor que «El ciudadano Kane»). Y si hay algún cineasta que haya hecho mérito en el extranjero para hacer películas, ese es Ruiz. ¿Por qué hay que plantarle el portazo en la puerta ahora que quiere hacer películas en Chile?
De todas maneras, SusieQ, no creo en las líneas especiales… Por la misma razón de la falta de criterios… como se decide que un cineasta tiene la suficiente trayectoria. ¿A las cinco películas, a las diez? Y si decimos que es a las diez… ¿va a significar eso que le financiamos una por medio a Littin, Ruiz, Guzman… Littin, Ruiz, Guzmán?
«¿debe considerarse el factor industrial/comercial en estos premios?»
SI. Dentro del jurado debiera existir algun representante que sepa tasar o proyectar la rentabilidad de los proyectos en el territorio nacional. Muchos buenos proyectos con grandes posibilidades de levantar la taquilla chilena son rechazados por carecer del toque de la varita mágica del artista-cineasta.
Si bien películas como TONY MANERO lograron reconocimiento económico en el extranjero, no fue por la acogida del público en salas, sino por ventas a distintos territorios. En Chile no superó una cifra digna de espectadores. Lo mismo se puede vaticinar con POST MORTEM (conociendo un poco el guión). Con películas de estas características poblando la oferta de cine chileno no es raro que la demanda sea tan magra.
RADIO CORAZON no ganó el fondo y sin embargo fue una de los highest grossers el año pasado en el theatrical y el DVD.
Me parece IMPERATIVO que se abandone un poco la mirada AUTORAL/FESTIVALERA sobre la elección de los proyectos ganadores y se le de la oportunidad a PRODUCTOS (más que PROYECTOS) que permitan revivir la languidecida situación del box office en nuestro país.
Por supuesto esto no es culpa de los realizadores (felicito a FABULA y al resto de las productoras que salieron victoriosas… cada una sabrá cómo debe rentar, recordando que corren un negocio propio en un territorio riesgoso y desvalorizado), sino de los jurados que en muchas ocasiones mucho saben de la gestión creativa, pero poco de la ejecutiva.
La única manera de transformar esta «actividad» en «industria» es si se comienza a pensar en una dimensión «industrial», y eso necesariamente implica un modelo de revisión de proyectos para el fondo que también involucre la mirada comercial, las tendencias, etc. Dejar de premiar tantos proyectos que beneficien a sus directores, y empezar a premiar aquellos que beneficien al grueso de los espectadores.
Pero como bien dice Rogelio, siempre va a haber alguien que se queje… y es lo que hay.
Saludos a MAZA.
udo mucho que la salvación del cine chileno esté en dar subvención a proyectos -“productos”- comerciales. Me parece que está demostrado que en las lides del cine de consumo no hay nada que hacer contra lo que llega desde la tierra al final del arcoiris. Y, aunque así fuera, aunque fuera una buena estrategia para levantar la industria entregar recursos a proyectos sin mirada AUTORAL-FESTIVALERA ¿quién estaría calificado para decir que un proyecto será un éxito y otro no? Ni los mismos productores y realizadores, en la mayor parte de los casos, lo saben. Basta recordar el exceso de confianza en películas como “Secuestro Express” o “El Nominado” -esta última incluso convenció a sus actores de trabajar sin sueldo para luego ser socios de las supuestamente numerosas ganancias por taquilla- y sus posteriores conchazos contra la realidad. No se, el terreno de la especulación comercial en el cine es ambiguo y errático. Creo que el criterio estético es un territorio mas seguro y conocido y la astucia para este lado del mundo parece que consiste (los Argentinos lo tienen muy claro) en entregar un cine jugado en lugar de repetir fórmulas (emblema base del cine comercial) y, de paso, ganar un poco de plata honestamente.
Saludos
Estoy de acuerdo con Rojas… porque mi pregunta a Bruckheimer es… ¿y quienes son esos «expertos» capaces de evaluar el potencial comercial del cine chileno? Hay ahí un problema: porque si nos vamos en la populista, es refácil decir que un proyecto tiene potencial comercial si tiene desnudos o chistes. Pero ya más en serio, ¿quién sería ese jurado que «sabe» lo que necesita un proyecto para ser un exito comercial? No digo que no deba hacerse necesariamente: lo que tengo miedo es que cualquier maestro chasquilla se suba a la palestra a separar las aguas del bien y el mal. Y por cierto, como bien sabe Bruckheimer, las películas comerciales necesitan mayores «valores de producción» que las no comerciales, y eso es particulamente caro. Bruckheimer se echa 144 millones de peso en una explosion piñufla. ¿Debe el Estado pagar esas explosiones?
En eso, Rojas le achunta: es un camino algo más seguro jugar a las ligas internacionales que nos quedan a mano, que pueden dar reconocimiento internacional a peliculas más baratas, y por cierto, generar ventas internacionales lo suficientemente jugosas como para hacer más películas y efectivamente hacer industria. Y eso es medible: es medible saber a cuantos territorios y cuantas ventas generó TONY MANERO o una película «chica» como LA SAGRADA FAMILIA. Y eso, de nuevo, los jurados internacionales son un acierto.
Creo que la responsabilidad de que las películas chilenas no sean vistas por el escaso público que va al cine, no es del Fondo Audiovisual que premia o no con criterios comerciales, sino porque los distribuidores no se la han jugado, ni se la van a jugar nunca por apostar por un tiempo a formar a que los chilenos veamos nuestro cine…como si ocurre en muchos países.
Eso si no se impone con una cuota de pantalla, no se logrará. Así es que nada que ver peras con manzanas…Ahora bien, sigue presente la discusión sobre «los criterios» no resueltos de las «autoridades del audiovisual» por sobre las decisiones de los jurados de cada año.
Quizás los proyectos deberían ser evaluados también por gente común y corriente escogida al azar (finalmente son ellos quien acudirán o no a las salas a ver las películas y las platas que se reparten salen de sus bolsillos)
Lo malo es que la plata de las ventas internacionales se la quedan los agentes de ventas, que son los únicos que hacen buen negocio con el cine de autor, no comercial, de arte, del tercer mundo, como quiera que se le llame. Andan llorando por los festivales que ya nada era como antes, que no es negocio, que van a cerrar, que no hay mercado, que la crisis y la cacha de la espada, y sin embargo, cada día salen nuevos y nuevos agentes de venta, como callampas. Viajan en primera, se alojan en hoteles cinco estrellas (con la plata que luego le cobran a las películas que manejan como «gastos», ni siquiera como comisiones) y los festivales los invitan siempre con las credenciales más vip, y ahí andan quejándose y quedandose con casi toda la plata que se logra recolectar afuera. Muchos de ellos tienen estrategias nefastas, como la de comprar películas que jamás piensan en sacar al mercado, sólo para generar déficits que luego les disminuyan la carga de impuestos… en fin, que son unos pelafustanes de fuste, pero que controlan las redes de distribuidores independientes, así que no hay como saltárselos, en realidad.
En fin, que creo también que lo de la cuota de mercado es también una linda ilusión, ¿o no?, a menos que se quiera renegociar el acuerdo de libre comercio con EEUU, que creo que lo impide, ¿no?, como le pasó a Corea.
La discusión de si el gobierno debiera financiar más cine comercial o más cine artístico es bastante vieja, y me parece que en el caso de Chile se resuelve bastante bien con Corfo, que ayuda hasta a los más cochinona, destetada y despotadamente comerciales. Si tras ese empujoncito no son capaces de convencer a privados de que lo suyo será un golazo comercial, no veo porqué el gobierno debiera tomar esos riesgos. Al final, creo, el FFA depende del ministerio de Cultura, y no del de Turismo, de Deportes o de Mineria, ¿no? Y eso debe ser por algo, porque alguien en buena hora se le ocurrió pensar que el cine es más que las chauchas y que es bueno que exista no sólo para tener taquillazos.
Y sobre el anonimato del FFA, creo que es un arma de doble filo, pues antes de dar tanta plata para hacer algo, sería bueno tener algún tipo de referencia, digamos, «real», como una película anterior, un corto, lo que sea, algo más que un buen pitch de cinco minutos y una hoja que se vea chori. Como bien apunta Maza, me parece que la etapa del anonimato es Corfo, no el FFA. O sea, entre una buena idea «en papel» y una buena película hay un mar de distancia, y para salvarlo sería bueno tener una idea de cómo lo hace el susodicho o susodicha en el mundo real.
Además, ¿cómo se postula anónimamente una película a postproducción? En estos días de la internet creo que hasta el más despistado jurado internacional, si es que sabe algo de cine, sabrá más o menos qué películas son las que se están terminando en Chile y quien las está haciendo. Y ni hablar de los chilenos.
En fin, que qué queda para los cineastas, bueno, creo que la televisión debería invertir en el cine chileno, que las empresas podrían deducir impuestos, que parte de la plata del FFA debería ir a comprar tiempo de pantalla en los cines o bien comprar entradas para regalar a la gente «común y corriente» (creo que es más fácil de implementar que la cuota).
en fin, en fin… que mejor nos hacemos agentes de ventas… ¿quien va? Necesito capital, eso sí. Un par de guatoncitos de dólares y estamos. Les compro todas las películas chiquillos.
Efectivamente, lo de la cuota de pantalla no se puede por el TLC con estados unidos. Ahora, creo que aunque tuviésemos una, nada indica que por el sólo hecho de tener salas dando cine chileno, el público vaya a preferir asistir ahí. Este año estuvo plagado de estrenos nacionales (y de buenos estrenos, tanto para los que defienden la bandera del cine de autor como para aquellos que rasgan vestiduras por un cine más comercial), y sin embargo, la asistencia fue bajísima. «Tony Manero», a pesar de todo el revuelo que generó, hizo pocos espectadores; y «El regalo» tampoco fue la bomba que esperaban. Para qué hablar de las películas de Wood, Waissbluth o Torres Leiva… La asistencia de público al cine chileno no se explica ni por la ausencia de cuota de pantalla ni tampoco por los proyectos que decide premiar el FFA.
Ahora, ese es un terreno más complejo. Efectivamente, si el fondo depende del consejo de la cultura, y antes del ministerio de educación, es por algo. Y si el fondo tiene una misión, debiese encaminarse por ese lado, porque el FFA no está para crear industria (en último término, sí podría estarlo CORFO). El problema es que, claro, esos criterios nunca han quedado muy establecidos. Pero aquí yo difiero un poco de Maza y otros, porque ¿qué sucedería si se enmarcan definidamente los criterios (¿artísticos, técnicos, de relevancia socio-cultural, comerciales??) en base a los cuales evaluará el fondo? Podríamos tener ahí una avalancha de proyectos pensados para satisfacer esos criterios… o algo demasiado parecido a un cine «oficial». Después de todo, a mí me gusta que las películas que premia el fondo sean distintas entre sí… y, aunque yo he perdido este año en base al criterio de los evaluadores, no se me ocurre de momento una mejor solución al problema. Si la respuesta es esculpir en piedra unos criterios (¿establecidos por quién, aparte?) y el que no se ciñe a ellos puede olvidarse para siempre de postular… no me parece.
Otra cosa, no porque Raúl Ruiz no haya ganado este año, significa que el anonimato sea una mala práctica. Yo creo que hacía falta, y es un acierto que el fondo la haya implementado este año (como lo fue la presencia de jurados internacionales). Aparte, no olvidemos que la postulación era por etapas, y una vez pasando la primera, para la evaluación técnica ya se contaban con los antecedentes personales. Porque obviamente, si el estado está poniendo plata en una película, tiene que saber a quién se la está dando. Ahora, es verdad que si un evaluador está informado, incluso hasta para proyectos en desarrollo se podría intuir de quién es una película. Pero aun así, eso no invalida que las reglas del juego sean claras y justas para todos, y que al menos todos comiencen en igualdad de condiciones.
Creo que, de todas formas, hace falta continuar el debate y la reflexión en torno a «los criterios» del FFA.
Lo importante no es que hayan criterios como un establecimiento, sino que realmente haya justicia a las ideas brillantes. Creo que los proyectos podrían ser todos de conocimiento público (sinopsis, argumentos, etc.), junto con esto, y considerando que el arte no se puede medir, no existe una medida y toda evaluación siempre es subjetiva, al ser los proyectos de conocimiento público, habría un amplio juicio de gusto, y los proyectos quedarían abiertos a que inversionistas se fijen en ellos. Además, se podría imitar a fondos internacionales que reunen inversionistas, que tienen mejores criterios de repartición de recursos, en fin…
Siempre han existido muchas sospechas sobre los criterios de selección, esto debe acabar para bien del cine nacional.
(Nada que ver con lo anterior -aunque sí un poquito- pero jamás haría un curso con Robert Mackee, a propósito de su venida)
Gracias.
maza: enancha el look de los comentarios! es agotador leer esto alargado.
Tengo la mala costumbre de hacer comentarios un poco a medias… luego de leerme necesité decir que, personalmente, prefiero que reciba dinero un pajarito nuevo (aunque tenga un mal cortometraje) con una idea brillante a un tipo con trayectoria con un proyecto sin brillo (cuando digo brillo, se entiende que sin ser posible un criterio para definir qué cosa es mejor que otra, me refiero a un asunto de percepción, algo «espiritual», aquello que uno al verlo dice: ¡oh! ¡Cómo se le ocurrió eso!), porque es preferible una obra grande hecha incorrectamente, que una obra del promedio hecha correctamente… UNA OBRA PUEDE SER BUENA O MALA, JAMÁS CORRECTA. Y ese ha sido uno de los criterios de selección del FFA, lo correcto de una presentación, lo correcto, siempre lo correcto… lo correctamente estructurado, lo correctamente… no sé. Cómo sería si se hubieran hecho todas las obras presentadas, todas las obras por presentarse. No me cabe duda que el escenario sería tan distinto… ¡SI UNA BUENA PELÍCULA SE PUEDE HACER «SIN NI UNO»! o casi sin ni uno…
Así que el tema no es precisamente el anonimato, sino al contrario, el conocimiento (y defensa) público de los proyectos… eso generará que siempre haya alguien a quien le guste tu proyecto, siempre habrá alguien que quiera ver aquello que aún no se hace… que los argumentos para elegir a uno u otro pesen…
Gracias.
Muy interesante… Algo muy corto AFA: los proyectos que iban SOLO a postproducción no fueron anonimos este año, quizás atendiendo a lo que tú decías, que es medio ridículo andar escondiendo el nombre de proyecto ya bien conocidos. Y siguiendo lo que dice JOSE MIGUEL, la dichosa cuota de pantalla (que no podemos tener, pero que si tuvieramos) tampoco es ninguna garantía de nada: ni en Argentina ni en Brasil (donde existe y se aplica) se ha logrado dar vuelta la mano al control que tienen las majors norteamericanas del canal de exhibición (salas). Es de difícil aplicación.
Respecto a los «criterios», no me gustaría ser malentendido: no significa una lista de supermercado que de las pautas de cómo debe ser una película que gane el FFA. Pero una política del audiovisual ordenaría mejor este gallinero, y con cierta claridad, establecería objetivos para el cine (a nivel artístico e industrial) que podrían verificarse en el mediano o largo plazo. Son demasiados los temas y las preguntas, y cada una de ellas lleva a un debate, pero es clave que la autoridad que lleva el tema audiovisual recoja las propuestas de su sector (nadie conoce mejor los hoyos de una calle que los que viven en esa calle), y por lo menos haga un esfuerzo por articular un camino que ponga metas y proponga rutas para alcanzarlas. Pero me quedo con la impresión constante que no tenemos ninguna de las dos.
Ahora, por jugar, podríamos hablar de esas metas. ¿Que queremos para el cine chilenos, digamos, el 2015? ¿Queremos aumentar el numero de espectadores locales? ¿Queremos mas peliculas en Cannes? ¿Queremos una película que gane el Oscar? ¿Queremos peliculas chilenas que se estrenen en mercados latinoamericanos con mas potencial de espectadores -como Mexico, Argentina, Brasil? ¿Queremos mas privados poniendo plata para hacer películas? Cada una de estas metas se traduce -primero- en estudios e investigacion, que acopie la informacion suficiente para alimentar primeras respuestas a esas preguntas; luego, en escuchar a los involucrados (conocer experiencias de los que estrenado películas en Brasil, por ejemplo) y tercero, en generar una política del audiovisual que con todas las herramientas existentes (de fomento, de produccion, de internacionalizacion) se construya un todo coherente. Insisto que esa es la deuda pendiente, y en ningun caso eso tiene que traducirse en un cine oficial o gubernamental: la manera de como se hacen las películas siempre va a pertenercer a los directores, guionistas y cineastas documentales. El estado puede ayudar a poner los acentos. Y podemos discutir entre todos cuales serían los mejores acentos.
Corrección a los posteadores: el TLC impide una cuota de pantalla en salas de cine (o de pantalla «grande»), pero NO impide la cuota de pantalla «chica», en pantalla de TV. Es más, durante la negociación del TLC con EEUU, en donde representé al sector audiovisual chileno en el Hotel Carrera el 2001-02, lo único que logramos fue exceptuar el art. 13 c) de la ley 19.131 CNTV, la que establece un 40% de «producción chilena.»
Anatel insiste que superan esa cuota con creces (al sumar los programas autoproducidos por los canales como matinales, noticieros, telenovelas y realities), mientras que el CNTV no ha esclarecido nunca cómo miden esa cuota y qué consideran «chileno», y qué no. Para colmo, el artículo 13 c) indica que dentro de ese porcentaje se podrán incluir las «películas chilenas.»
El gobierno en su momento declaró con gran prensa que lo logrado en la negociación con el TLC, a instancias de la Plataforma Audiovisual, fue una «reserva cultural.» Por ende, cómo no ha habido voluntad política de parte de ya 2 gobiernos y 2 directorios de CNTVs por usar la cuota de pantalla «chica» existente a favor de la producción independiente, no queda más que entender que, para la Concertación, los matinales, las telenovelas, los noticiarios y los realities son «producción chilena», o peor aun, «reserva cultural.»
Pero quien pidió la exclusión del 13 c) no fue Anatel: fuimos los independientes.
A qué le tienen miedo me pregunto siempre yo…
Igual, hasta donde entiendo, Bueno Dias a Todos y Morandé con Compañía sí son producción chilena, ¿o no?, y popular, como le gusta a muchos que quisieran que el cine siguiera ese camino de las masas. Además si el artículo dice producción chilena da lo mismo lo que digan después las autoridades por la prensa de si es reserva cultural, lo que importa es el papel firmado. Y obvio que hablamos de cuota de pantalla grande, si lo de la tele no tiene remedio.
Todo eso es cierto, pero jamás he visto una película chilena, a excepción de las de Ruíz, que sea un prodigio de la imaginación… claro, hay muchas películas respetables y de mucho valor… pero no hay prodigios de la imaginación (no se requiere de gran $$$ para ello)… cuando hay imaginaciones prodigiosas detrás de algo, comprobado históricamente, funciona el negocio y el arte, cada una o ambas juntas… ahora, igual las películas de ruíz están envueltas en un lenguaje hermético, ya son en sí un lenguaje hermético… y en ese sentido, por la razón que sea, no dan con un amplio público… es como por qué una mujer o unas mujeres prefiern a un tipo y no a otro… no hay una razón absoluta. Creánme, el público que va a ver películas taquilleras lo que quiere ver en realidad es imaginación, sólo que el público asimila como «imaginación» aquello que se ve «superelaborado» dentro de aquel stock que se le entrega. Si hubiera imaginación, el cine chileno puede al menos golpear la mesa respecto del dominio de la distribución gringa.
AFA, la TV es clave para el surgimiento de la industria del cine. Así ha sido en UK, Francia, España e Italia en diferentes momentos. Y por supuesto no peleamos la «reserva cultural» en defensa de los matinales y los realities. Vale la pena leer lo que quedó excluido:
ley 19131, art. 13º «El Consejo podrá (…) c) fijar, de manera general, hasta un 40% de producción chilena de los programas que transmitan los canales de servicios de radiodifusión televisiva de libre recepción. Dentro de este porcentaje podrá incluir la exhibición de películas nacionales.»
El nuevo proyecto de ley de Tvn, bastante poco atento a la producción independiente, expresa sin embargo en su mensaje la necesidad de potenciar la industria audiovisual nacional y plantea un alza de la cuota, a 60% en el caso de este canal.
La ley de CNTV también se encuentra en discusión en el parlamento hoy, y por ende el artículo 13 aludido es también perfectible, en particular para darle un correcto sentido industrial a la reserva cultural negociada hace 5 años. De lo que se trata es recuperar el sentido del articulado para la difusión de las producciones cinematográficas hechas en el país.
Y otra cosa más: la cuota de pantalla «grande» es importante para el cine de ficción con copia 35mm, pero no lo es para el cortometraje y el documental, ni para las películas terminadas en video ni para las series de TV, que también forman parte del «sector audiovisual» y cuyo canal de difusión más importante es justamente la TV abierta. Esto al menos, mientras no existan redes de salas digitales o mientras no se masifique internet, que hoy llega sólo al 26% de los chilenos. La TV de libre recepción sigue siendo el medio de transmisión audiovisual más consumido en Chile hoy, con un record de 2 hrs. 50 minutos diarios por habitante en promedio. Cf. http://www.cntv.cl/link.cgi/Destacados/1363
La TV puede tener remedio, pero para eso hay que moverse.
la cuota de pantalla es difícil, pero al menos se puede intentar una cuota que limite la pantalla de las majors que este año han llegado a copar hasta el 50% de todas las salas de cines de chile con UNA sola película. esta clase de prácticas redunda en que al ingresar estos mamuts, hay que despejarles el 50% de los cines y la mitad de las pelis se va para la casa, sólo queda la mitad con mejor rendimiento.
sobre la TV: yo la verdad lo veo más podrido que nunca.
Estoy de acuerdo con maza de que el anonimato no necesariamente garantiza justicia o calidad de la evaluación, menos la calidad final de la película. En lo que no estoy de acuerdo es que a algunos sólo por su apellido o trayectoria se les pueda aceptar proyectos incomprensibles y a otros no.
No puede ser que si waissbluth o lópez presenta una película incomprensible se descalifique, pero si el mismo proyecto lo presenta ruiz, se premie. No se como solucionarlo, pero creo que eso solo genera endiosar a algunos y taponear y estigmatizar a otros.
Basta ya ,lo que hace Ruiz ,es una genialidad y lo que hacen los otros es «normal » ,basta ya Sr Maza.
Hay Maza, tu obsecion con Ruiz ,te nubla la razon siempre ,,Finalmente Ruiz ha ganado mas fondos que nadie en el ultimo tiempo ,lease consejo de television con aprox 100 millones ,para hacer una serie de pesima calidad ,en todos sus ambitos ,o basta recordar otros 100 millones como asignacion directa que le dieron del ministerio de educacion en tiempos de otro «gran artista » girolamo para hacer una serie «Cofralades»