Ayer se estrenó «Sin lugar para los débiles», la favorita de los Oscar de este año, dirigida por los hermanos Joel y Ethan Coen basada en la novela de Cormac McCarthy, «No es país para viejos». La próxima semana, en tanto, llega a los cines «Petróleo sangriento» de Paul Thomas Anderson, «inspirada» en la novela «Oil» de Upton Sinclair. La novela de McCarthy se puede conseguir facilmente en librerías, porque fue editada por Mondadori hace ya un año; la de Sinclair, que era bastante desconocida antes de la aparición de la película, fue editada en español por Edhasa con el título «Petróleo!» y según dicen, ya está en librerías chilenas. Lo impresionante de la película de los Coen es cuán fiel es a la novela original, según ellos, que la iban dirigiendo con la novela en la mano. Todo lo contrario de «Petróleo…» que según David Walsh, tiene poco y nada de la novela original, partiendo porque Anderson hasta la cambia el nombre del protagonista.
No quiero entrar en la estólida polémica, «¿qué es mejor? ¿el libro o la película?», porque no vamos a llegar a ningún lado, pero sí quería preguntarles… cuando tienen la posibilidad de elegir entre ver la película o leer el libro… ¿qué hacen primero? Yo tuve el libro de McCarthy en mi velador por varias semanas sin abrirlo esperando ver la de los Coen. No quería que el libro me arruinara la experiencia de la película, aunque entiendo que muchos hacen lo contrario: gustan de leer primero el libro antes del estreno de la película para, digamos, llegar preparado. Pero, ¿qué es mejor? Yo digo que la película primero ayuda a que uno disfrute las dos experiencias: la cinéfila y la lectora. Así uno lee el libro sin preocuparse de desenmarañar el plot, y se termina disfrutando más la pluma del autor. Pero un amigo me decía que para él funciona al revés, que ver la película primero tiene algo en contra de la experiencia lectora: uno le pone «caras» a los personajes, las caras de los actores, y eso mata cierto proceso imaginativo que va acompañado de la lectura. No deja de tener razón. ¿Qué hacen los lectores de este blog? ¿Qué libros les han mejorado cuando vieron la película y viceversa?
16 respuestas a «Libros y películas… ¿Qué ver primero?»
Tengo muy latente en mi memoria el recuerdo de Barry Lyndon. Disfruté mucho la novela de Thackeray cuando niño. Recuerdo que la leí pensando en la versión de Kubrick que, aunque sabía que existía, paradojalmente todavía tenía oportunidad de ver. A mediados de los ’80, en un pueblo pequeño como el mío, era imposible siquiera imaginar que tendría acceso a casi todo el cine que se me ocurriera (¡gracias santa mula por existir!), así que sólo tuve acceso a Barry Lyndon por primera vez en un visionado de la carrera de Audiovisual. No recuerdo las palabras que Carlos Reyes dijo a modo de introducción antes de que pusiera la película en cuestión. Yo estaba enormemente excitado, parecía un niño. Mis manos sudaban y la ansiedad se apoderó de mi…
Mala cosa…
Lo peor es ver una película con demasiadas expectativas. En mi caso la expectativa duró 8 años.
No hay que pensar mucho para darse cuenta que la mejor película es la que uno tiene en la cabeza. Pero Kubrick fue valiente, porque se atrevió con un material difícil.
Ahora que lo pienso, es ingrata la vida de un adaptador, porque DEBE SER CABRÓN, debe imponerse si o si y hacer prevalecer su visión de la obra original, y mamarse críticas destructivas siempre, por mucho que haya logrado algo exquisito con ese material.
De todos modos, cada día me gusta más Barry Lyndon, es fantástica, una maravillosa película de Alcott…quiero decir de Kubrick.
Yo creo que si la peli promete ser buena, es mejor ver la peli antes. Eso en caso de que la película no prometa mucho y uno sea fan del libro… mejor evitarse la decepción. Nunca vería la peli de «La insoportable levedad del ser», por ejemplo. Y hace poco me regalaron «Lolita» por Lyne y dudo si verla aunque me han dicho que es buena.
Adaptaciones exitosas: «Pantaleón y Las Visitadoras» me gustó porque no trató de competir con el humor del original; en lugar de eso optó por centrarse en Colombiana… y nada que decir, provocó el mismo shock en el espectador que en el pobre Pantaleón. Y «El Resplandor»… Leí primero el libro, cuando estaba en el colegio. Literalmente pasé varias noches sin dormir. La peli la vi más grande y para mi es la mejor de Kubrick. Y sospecho que si volviera por el libro, no me gustaría tanto, así que no lo he hecho. Siguiendo con Kubrick, encuentro que la Naranja Mecánica es mucho mejor la peli que el libro… aunque ahí leí el libro después. Otra cosa que suele ocurrir es que es fácil que salgan grandes pelis de libros mediocres y bodrios de grandes libros.
Mis ejemplos son un poco más clichés, porque creo que la mayoría de los libros que he leído aun no s ehan hecho película.
Pero nunca voy a olvidar, aunque aun sin mucho conocimiento cinematográfico, el impacto de ver Como Agua para Chocolate. Creo que lo único que no me imaginé tal cual, fue al doctor.
Y me pasó algo parecido a ti con el Señor de los Anillos. Siempre me quice leer el libro, pero al final nunca lo hice y cuando supe que Peter Jackson iba a realizarla en cine preferí esperarla y vivirla como tal. No me arrepiento para nada, siempre confié en él y creo que llenó mis expectativas con creces.
No Country for Old Men es lo mismo. Lo que uno quiere ver es la capacidad del los Cohen de desarrollar una historia ya exitosa a su estilo.
Aaah… y ahora estoy leyendo El Amor en Tiempos de Cólera, porque a Marquez no se le puede faltar el respeto. Su estilo literario da como para leerlo y después tomar la desición de ver la película o quedarte con la imaginación.
como bien dices al ver la pelicula le colocas la cara a los personajes y el ambiente es dificil despues sacarlo de lo que ya viste, en cambio con la lectura el mundo es tuyo los personajes son los creados o relacionados por ti, el proceso imaginativo se va armando parrafo a parrafo, y lo mejor es que siempre es una incognita al pasar una pagina, con la pelicula la incognita siempre se va desvelando como un cronometro en el tiempo que dura una pelicula que siempre es un lapsus de tu vida muy pequeño … un libro … lo puedes ir masticando lentamente o deborarlo en seguida para despues saborearlo leyendo la edicion la fecha de impresion releyendo algunos parrafos hasta me he visto haciendole cariño algunas hojas despues de disfrutar de una experiencia de un tiempo… con amor e tiempos del colera lo lei con hepatitis en cama la segunda semana de los 45 dias que estuve en cama … y vaya que me acompaño …. cuando vi la pelicula fue todo tan rapido que no disfrute los detalles de lo mundos que crea garcia marques… pero ¿que es mejor? … creo que para un fanatico lector y que ha encontrado mundos unicos en la lectura … no hay nada como deborar un buen libro para despues destrozar la pelicula con toda razon…. para un cinefilo creo que da el mismo placer y seguridad este orden… 🙂 bueno saludos y buen blog
A mí me pasó algo raro: de niño leí el libro Los cazadores del arca perdida, escrito por un tal Campbell Black (en esa colección de Oveja Negra) y cuando vi la película me decepcionó.
Me gustó más el libro. Tenía escenas de sexo, tenía un mejor final y había varias cosas sobre la infancia de Indiana, que eran rechoras.
Obviamente era una novelización por encargo. Pero a mí al menos me sigue pareciendo mejor que la película, y eso que la película es bastante buena.
Pero tengo que decir que mi top one de estos casos es From Hell, el cómic de Alan Moore. La adaptación que se hizo de esa joya con Johnny Depp es una infamia.
En mi temprana infancia en Curepto, donde todos los niños pertenecíamos a los scouts o a los acólitos (los dos grupos dependientes de la parroquia), se solía dar la discusión de quien era el Jesús más parecido a las postales religiosas. No era de extrañar ya en ese entonces, que una buena parte nos veíamos influenciados por la película de Zefirelli, refrito fijo de Semana Santa. A pesar de que el actor, Robert Powell, de judío o arameo nada tenía. Aún así, mérito aparte para Max Von Sydow, Tedd Neeley o Williem Dafoe que también las hicieron de profetas,pero no han quedado en el imaginario colectivo…he visto las películas, de la biblia no he leído mucho.
Lo mismo que imaginar un Sherlock Holmes al leer los libros de Conan Doyle, sin evocar inmediatamente la figura de Peter Cushing. Es más, la apariencia y vestimenta del famoso detective fue forjada en los estudios de cine y no precisamente en el libro. Me gustaron más los libros.
Para terminar, hace poco ví en el cable una nueva versión para la TV de «Moby Dick»(Dir: Franc Roddam, 1998). Creo que la versión de Houston sigue siendo mi preferida, y además una excelente adaptación del gran libro de Melville, que dicho sea de paso, el screenplay fue escrito por un jovencísimo Ray Bradbury. Al releer Moby Dick cuesta no imaginarse al Capitán Ahab caracterizado por Gregory Peck, aunque Patrick Stewart también haya logrado una buena actuación en la versión enchulada. La sorpresa reservada de esta versión para TV es el cameo de Gregory Peck como el Padre Mapple sermoneando desde el púlpito con forma de barco. Libro y película son muy buenos por sí solos.
Con John Huston suele ocurrir que sus películas adaptadas de obras literarias no dan vergüenza (con la excepción de La Biblia), sea tomando libros menores como Fat City o meganovelas a lo Moby Dick. El guión de Ray Bradbury para esta última, mencionado en el comentario de más arriba, debe ser uno de los más bonitos que recuerde). Algo parecido ocurre con Los muertos: tengo el recuerdo del cuento de Joyce y de la película (que aca se llamó Desde ahora y para siempre) unidos de manera indeleble.
Y qué me dicen de Cronenberg. Es mi adaptador de libros favorito. La Zona Muerta es una adaptación más interesante que el libro en el que se basa (Stephen King) y El almuerzo desnudo deja de ser un diccionario de drogas -que es el libro original de Burroughs- para transformarse en una obra intensa y asqueante y alucinógena en sus manos. ¿Y Crash? (gran película nunca lei el libro de Ballard) Porque si lo pensamos bien, Cronenberg es también un escritor acabado: cuando no está metido en sus adaptaciones escribe sus guiones originales. Y sin duda está entre mis cineastas favoritos.
Esto tiene que ver oblicuamente con el post de Maza, pero sigo sin entender la fiebre por Petróleo sangriento y Sin lugar para los débiles.
Sin duda las dos tienen detalles muy valiosos y merecen el vistazo en cine, pero ninguna le llega a los talones a El Valle de Elah, que yo encontré increíble, aunque nadie la cotizó ni le dio bola alguna. Misterios del hype.
Ver primero el film involucra aceptar que otro me diga cual es la manera màs interesante de imaginar la historia, es aceptar una propuesta de como pueden ser la cosas. El tema no es indiferente por que nuestra mente piensa en concreto, es decir solo conoce por estímulos dados por nuestros sentidos, en consecuencia cuando leamos el libro inmediatamente nuestra mente estará atada al recuerdo y el protagonista ya no será creado por nuestra imaginación sino que por lo dado en el film. Sin perjuicio de lo anterior, creo que el hecho de que una película y un libro compartan una misma trama no tiene mayor importancia,toda obra se compone de materia y forma,y entre ellas existe un tercer elemento accidental, la relación entre ambas,una película y un libro pueden compartir en algo la materia pero la forma de la obra
siempre serà distinta y por ende generarán relaciones distintas con la materia. La experiencia de leer es un fenómeno diamtralmente distinto a la multisensorial propuesta de una película.
Muy bueno el ejemplo de «El Almuerzo Desnudo», película y libro son bien distintos y logran adecuarse muy logradamente en sus respectivos recipientes formales. Otro ejemplo que me gusta es el de «Las Horas», el libro, no lo recuerdo muy bien, creo que no disponía de diálogos y la adaptación resultó ser bastante fiel.
«El Resplandor» libro lo leí después de haber visto la película, y me pareció excesivo, demasiado explicativo, cosa que no ocurría con la obra de Kubrick, quien juega con uno de los principales asuntos del horror, la incertidumbre.
Pero también hay adaptaciones nefastas y tristes, como lo que le hicieron a «El Pasado» de Alan Pauls. La novela es notable, imaginativa y muy corrosiva, pero el trabajo de Héctor Babenco lo simplifica y arruina todo.
De todas maneras prefiero leer el libro antes. Primero porque es el origen de la inspiración… por lo mismo que el director quiso hacer esa película a mi me gustará el libro…o eso supongo, de hecho no existe el fenómeno contrario: hacer un libro después de una película ¿o si?.
Segundo, puedo ver una película mil veces y sabiendo el final, con los libros no, prefiero no saber el final y así leo con más concentración.
Películas que me han gustado más que el libro:
Las horas y El cartero llama dos veces.
¿Y el caso de Adaptation?. No pudo haber resultado más genial la solución de Charlie Kaufman a «Ladrón de Orquideas», el libro imposible de Susan Orlean. Aquí si que no se puede comparar. Ni siquiera estoy seguro de una metatextualidad afianzada. Hay demasiado de Kaufman y muy, muy poquito de Orlean. Las preguntas de Adaptation son más parecidas a lo que hacen Shari Springer Berman y Robert Pulcini en Esplendor Americano, pero ahí si que se torna difuso…
…Ya me perdí.
Para no repetir los ejemplos anteriores, creo que hay 2 casos en que la película sale bien parada: cuando propone una lectura distinta, tan válida como la literaria y cuando es mejor (mejor construida, mejores personajes, enmienda de errores, etc.) que el libro.
En el primer caso se encuentran los ejemplos de Cronenberg, Blade Runner, está Alta Fidelidad, está Wonder Boys, la Lolita de Kubrick (muy distinta a la de Nabokov), la Palomita Blanca de Ruiz (ibid) y por poner cosas más cercanas, Tinta Roja.
En el segundo caso, me acaba de pasar con un best seller de John Grisham, que dió origen a la pelicula El Jurado, mucho mejor que el libro en ritmo, estructura y argumento. Y además reune a Dustin Hoffman con Gene Hackman. Otras películas mejores que el libro son Stalker, de Tarkovski (o no Cristian Ramírez?), Entrevista con el vampiro, y, ciertamente, El Padrino.
Acabo de ver la de los Coen y la verdad es que es mucho mejor de lo que me temía. De no ser por un par de tonterías como el guardia fronterizo y la caricatura ya imperdonablemente ridícula de Mexico (con mariachis y policía dormido incluidos) sería un ejemplo notable de contención (ni siquiera tiene musica) para la industria de Hollywood.
Sin embargo, al compararla con la novela no creo que nadie pueda ponerlas al mismo nivel. Ni de lejos. Hay algo en el poner en imágenes lo que se ha escrito con maestría que siempre juega en contra. Bardem, por más maquillaje blanco que se ponga y por más cara de palo que tenga, sigue siendo una caricatura del mal. En la novela (al no verlo sino imaginarlo) Chigurh se vuelve real y su maldad se transforma en una maldad metafísica o más bien antropológica que hiela la sangre (Quintín contaba que la novela era la primera en mucho tiempo en darle verdadero miedo), tal como la destrucción total de The Road o el personaje del juez en Blood Meridian.
Para mi gusto McCarthy es el más grande novelista gringo vivo y su prosa y construcción dramáticas son perfectas, y de ahi que traspasar eso al cine de manera equivalente sea casi imposible.
Por ejemplo, el caso del tanque de oxígeno y la pistola para matar vacas. En la pantalla es un elemento omnipresente (de hecho la metralleta de Chigurh es una especie de tanque de oxígeno que tira balas) que al cabo de un rato se vuelve algo ridículo por lo exagerado, dificil de cargar y ocultar, etc. Al leer la novela nunca lo «vemos», pues McCarthy nunca se detiene en ello, no le da mayor importancia.
En fin, el punto es que creo que cuando un libro alcanza un punto de perfección tal como el que alcanza la obra de McCarthy, el traspaso a imágenes siempre será inferior. Distinto, claro, pero inferior siempre. O sea, la mejor adaptación al cine que he visto de un libro es la de El Quijote de Albert Serra y aún así prefiero mil millones de veces el libro.
saludos
Al contrario de «afa», no creo que haya que esperar de los Coen contención programática. Para eso estamos nosotros, los latinos europeizados.