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Colegio de Periodistas sobre ‘El diario de Agustín’: «La línea editorial (de El Mercurio) no es compatible con la libertad de expresión»

¿Se acuerdan del caso de Juan Pablo Vilches, crítico de cine de Artes y Letras de El Mercurio que renunció a seguir escribiendo ahí por negarle la publicación de una crítica de «El diario de Agustín»? Hoy reaccionó el Colegio de Periodistas (bien tardíamente, la verdad) y lanzó esta declaración:

DECLARACIÓN PÚBLICA
Informado de la situación que afecta al colega Juan Pablo Vilches, quien hizo pública su renuncia a continuar colaborando en el cuerpo Artes y Letras del diario El Mercurio, el Consejo Nacional del Colegio de Periodistas decidió darle su pleno respaldo.

La situación que afecta al periodista Vilches se generó cuando el tema que él propusiera (el film documental «El Diario de Agustín») para su crítica de cine, fue rechazado por el diario. Esto se debería a intereses corporativos y de imagen del periódico.

El Colegio de Periodistas, en conformidad a principios éticos fundamentales, reitera su convicción de que la línea editorial de un medio no es incompatible con la libertad de expresión.

CONSEJO NACIONAL
COLEGIO DE PERIODISTAS DE CHILE
Santiago, 26 de marzo de 2009

Por Gonzalo MAZA

7 respuestas a «Colegio de Periodistas sobre ‘El diario de Agustín’: «La línea editorial (de El Mercurio) no es compatible con la libertad de expresión»»

Bien pobre además la respuesta del Colegio de Periodistas.
Una mera constatación de la compatibilidad entre la línea editorial de un medio y la libertad de expresión no parece suficiente. Condenar explícitamente la actitud de uno de los medios de comunicación más importante del país, no hubiera estado de más, considerando que la libertad de expresión (en una sociedad que aspira a que sus medios de comunicación respondan a la democracia en la que tienen lugar y se desarrollan) no debe ser considerada una cuestión contingente, sino necesaria, y cuya compatibilidad con las lineas editoriales debe ser no solo constatada sino que exigida.

Tal vez las reuniones son semestrales. Tal vez recién se vienen enterando. Tal vez son un montón de tatas. No conozco a nadie que esté afiliado al colegio de periodistas. Y pucha que conozco periodistas.

E-e-e-e-e-e-e!!!
Eufemismos de la prensa escrita o graffitis, al fin estamos rayando por algo que nos indigna, sea como sea, que no pare esta ola de expresión civil.
Es justa y necesaria.
No por escribir esto soy bandala o frentista ni nada. Ciudadana, lectora de Analízame y comentarista.

El Diario de Agustín es quizás el mejor ejemplo para mostrar que la prensa chilena juega en contra de la libertad de expresión. No sólo porque el caso de El Mercurio potencia el orden monopólico de la propiedad de medios, lo que disminuye la garantía de el libre acceso a la información y participación, sino que principalmente por lo que se muestra en el documental, donde el diario más poderoso de Chile conspiró con sectores políticos para deformar y manejar información, entregando así una visión distorsionada y/o subjetiva de los hechos ocurridos en Chile bajo la dictadura de Pinochet.

En el documental se muestran por ejemplo casos donde El Mercurio omite o falsea información sobre los detenidos desaparecidos, o inventa historias falsas sobre personas correspondientes a este grupo, con el fin de esconder estos denigrantes hechos ante la opinión pública, lo que hace que El Mercurio logre imponer su visión subjetiva para desde ahí influir en la sociedad. Esto desemboca en que el diario, supuestamente uno de los canales que la gente tiene para lograr mantener la libertad de expresión, atenta contra varios puntos para defender la libertad de expresión según el informe anual de los derechos humanos de la sociedad chilena.

Sobran ejemplos, como el entregar información para formar una visión de realidad en la sociedad (Lo que El mercurio distorsiona), libertad de expresión contra las autoridades (lo que en la dictadura fue imposible por la censura, acción a la que El Mercurio colaboró), evitar la concentración medial (El Mercurio posee una cadena a lo largo de Chile), entre muchas más, que sólo acrecienta el hecho de que Chile sea considerado un país que atenta contra la libertad de expresión, algo paradójico para un país que está constantemente tratando de revalorizar la Democracia.

Y esta visión está fuertemente influida porque El Mercurio, el diario más poderoso de Chile no respete valores de culto a la transparencia, lo que se ve claramente reflejado en el Diario de Agustín, un reflejo del poderoso medio nacional, que más allá del contexto de dictadura en que se basa en documental, deja la impresión que El Mercurio sigue siendo un medio que atenta contra la libertad de expresión y que avanza con el estigma de no haber respetado los derecho humanos.

La libertad de expresión cada vez se ha convertido en un tema más sensible y relevante, y cómo no, si en un país con ya cuatro gobiernos concertacionistas y después de haber vivido una dictadura que dejó grande secuelas históricas en la memoria colectiva, nuestra libertad de expresión y de acceso a la información sigue igual que en el siglo XIX.
Si bien se habla de un país democrático, los medios de prensa carecen de este concepto, ya que el duopolio que existe en Chile es muy competitivo y con un público objetivo muy determinado. Además de incluir temáticas muy cerradas. En el reciente estrenado documental “El Diario de Agustín”, se retrató como un periódico puede llegar a tener tanto poder no sólo informativo, sino también político y económico.
La gran influencia histórica que ha tenido El Mercurio es impresionante, porque en un minuto no tan sólo ayudó a guardar información relevante para la ciudadanía en un momento muy delicado para el país, sino que también la manipuló para beneficiar a un sector de la sociedad. Esto demuestra el poder que tienen los medios de prensa y lo que pasa cuando se utilizan por intereses personales. Eso es lo malo de este país, que lamentablemente los medios se rigen por interés personales, están teñidos con colores políticos y tiene la intencionalidad de influir en la mente de los lectores.
Es una pena que hoy en día la libertad siga siendo atentada, porque expresarse es inherente al ser humano, es lo que nos diferencia con los animales, y que ya en esta era se siga permitiendo y mirando algunos medios como dioses castigadores me parece degradante, pues como ciudadanos y los que ejercemos periodismo debemos luchar con más ahínco por abrirnos espacios que contrarresten los medios tradicionales que con sus líneas editoriales e ideologías merman la libertad de información y con ello la libertad de expresión.
Con respecto al caso del periodista Juan Pablo Vilches, admiro su determinación y coraje, eso es lo que debemos hacer, no tolerar que nos coarten nuestras mentes.

Libertad de Expresión es un término que diferentes actores sociales, políticos, mediales no se cansan de utilizar. Cada vez que concluye una manifestación o protesta salen dirigentes criticando la poca libertad de expresión que hay en el país y otros advirtiendo que nada puede pasar por encima del orden público, ni siquiera la libertad de expresión.

Pero el nulo espacio para expresar este derecho lo encontramos de manera mucho más cotidiana de lo que creemos. La concentración de los medios de comunicación en manos de unos pocos (que además tienen ideologías muy similares), esta produciendo que la diversidad de fuentes de opinión sea muy limitada. Si bien lo medios no nos dicen cómo pensar, nos dicen sobre qué hacerlo.

Al momento de vernos limitados sobre qué pensar nuestras opiniones quedan inmediatamente reducidas a opinar sobre lo que los grupos dominantes quieren. Hoy el poder de las personas ya no está en lo económico, político o militar, es el poder simbólico el que está instalado y que la mejor manera de difundir es a través de los medios.

El abuso que algunos hacen del poder que tienen los medios de comunicación tiene un precedente. Agustín Edwards a través de El Mercurio fue parte no de un montaje comunicacional, si no que de varios. Inculpar a personas de desmanes en los cuales ellos no estuvieron o asegurar que más de treinta miristas fueron asesinados en Argentina, cuando los crímenes en realidad se cometieron en nuestro país, son algunos de los ejemplos del mal uso que se le puede dar a un medio.

Un ejemplo claro de concentración de medios es la empresa El Mercurio, que posee no sólo aquel diario. También maneja Las Últimas Noticias, La Segunda y 18 diarios regionales con presencia en 14 ciudades del país. Esto se traduce que a gran parte de nuestro país está llegando el pensamiento de un conglomerado que se caracteriza por su conservadurismo en lo político y también en lo moral.

¿Cómo se puede cambiar esta situación? Si bien es una obligación del Estado garantizar el derecho a la Libre Expresión, las leyes del mercado aún son las que se imponen por encima del bien común que debiera perseguir el Estado. Las críticas que surgen cada vez que las fuerzas de la economía quieren ser controladas surgen de diferentes sectores, pero es en este caso en particular cuando comprobamos que el mercado no garantiza el óptimo en todas las esferas de la sociedad.

No todos los negocios son rentables y es ahí donde el Estado debe intervenir para garantizar en este caso el derecho a la libre expresión. Pero la ciudadanía debe exigir sus derechos, para que esto haga eco en la clase política para así buscar una solución pronta y real. Sin embargo no es fácil quitarle una porción de poder a un Agustín Edwards, que para derrocar el gobierno de Salvador Allende fue capaz de llegar a las más altas esferas de la Casa Blanca en Estados Unidos.

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