((Hola, soy AFA y aclaro que escribo esto así porque lo estaba escribiendo en un comment y para variar me quedó más largo que la xuxa, así que pensé que mejor utilizar la prerrogativa que mi amigo Maza me dió hace años pero que nunca usé hasta ahora, todo para que los que lean no tengan que darle a la ruedita del mouse como locos y quemarse los ojos con el amarillo infame de los commnets.))
Los juimos.
Lo primero es que creo que todo el lío de abajo es parte de una de las más viejas polémicas de este blog y de otros lados como Mabuse, es decir, que todo parte porque un crítico escribe algo negativo de una peli chilena, un director le responde, lo ningunea, lo acusa de ser un cineasta frustrado, de querer hundir el cine nacional, de no saber nada, de que la opinión del panadero es tan válida como la del más grande «crítico» o «experto».
Lo divertido es que basta que Piñera diga lo mismo para que todos «en el medio» estén de acuerdo en que sí hay expertos. Pero si esos «expertos» dicen algo en contra mío ya dejan de ser expertos. Es lamentable el comentario de Gaviola en su Facebook, pues se pone al mismo nivel de Piñera, ninguneando a gente que sí sabe de cine. Poner en duda lo que sabe Maza de cine, o para el caso Martínez o Soto o Morales o Pinto o yo mismo, etc. independiente de que se opine como ellos o como moi o no, me parece que ya no corresponde. El que crea que un crítico sabe tanto de cine como la señora Juanita es porque piensa igual que Piñera en materia cultural, y punto. Y yo no vi olas de artistas apoyando al empresario. Así que ya saben chiquillos, el doble estándar no es patrimonio exclusivo del Opus Dei. Hemos dicho hasta el cansancio en este blog que no hay nada más triste que un director llorón, pero cada semana parece salir uno nuevo, si no es López y su triste espectáculo con el Polo, es Gaviola o es Viereck o es cualquiera, hasta Almodóvar pisó el palito del ego herido y la emprendió contra El País, por lo mismo que acá han alegado muchos. La verdad ya me tiene chato el llantito lastimero de los «artistas». Si no se quiere ser criticado por gente injusta y mal intencionada e insensibles a la belleza pura del arte más elevado del universo, hay que puro hacer lo que recomendaba Jorge González hace casi 30 años, mandarse cambiar del país, y chau. Aunque mi recomendación sería no irse a España, que ahí también hay almas malévolas.
Segundo (chuta, me piqué parece) es el tema de que de ciertos círculos críticos más bien académicos se trata de imponer como única crítica válida aquella que no emite juicio de valor, sino que como plantea Bruno, Cubillos et al (ver Cubillos, comentario en Analízame, miércoles 24 de junio, 12.47am) pone el foco en contextualizar la obra, dotarla de dimensiones sociológicas, perfiles políticos, estrategias de aparición u ocultamiento metalinguística -entendidas como el vinculamentamiento de la donación sonora y visual no gramatical sino poética autoconsciente de la fenomenología cinematográfica- vértices al vacío de la experiencia sensorial, etc. etc. etc.
Para mí toda esta crítica «docta», ampulosa y finalmente casi siempre estéril (a mi juicio los «teóricos» del cine están tan lejos de su objeto y tan perdidos en su búsqueda como yo lo estaría en la crianza de canguros) tiene un sólo fin: conseguir pega en universidades mediante el oscurecimiento de conceptos que escritos en buen español no tienen casi nunca nada de novedoso y mucho menos de lúcido. Pero como se domina un lenguaje y unos códigos de argumentación propios, deudores de una manera para mí inexplicable de disciplinas tan lejanas al arte como la filosofía o las ciencias sociales, aprender esta técnica de acercamiento toma tiempo, tiempo que los alumnos pagan y tiempo que una universidad debe pagar a un académico para que «investigue». Lo mejor de este análisis neutro es que no es cuestionable en el tiempo, es decir, que nunca podrá ser rebatido. Si no digo que una película es buena o mala, cuando pasen los años y el valor de esa película quede asentado o bien anulado, ese análisis «neutro» seguirá intocable, y la pega, segura.
Obviamente hay veces en que un texto más «docto» arroja luces interesantes sobre una obra, pero la mayor parte del tiempo para mí es paja molida que no habla ni de cine ni de filosofía ni de nada. Ya, salten, Cubillos et al. jejeje.
Curiosamente, cuando uno ve el devenir de los críticos venidos a cineastas, uno casi siempre encuentra en sus textos juicios de valor muy tajantes (ya quisiera ver a Gaviola contra la furia de Truffaut). Tal vez sea algo indispensable el poder definir desde el propio lugar lo que debe y no debe ser, y por lo tanto el juicio tendría valor no tanto como herramienta de análisis de la realidad o el objeto en sí, sino simplemente como un mecanismo que permite elaborar una serie de principios que guíen el quehacer cinematográfico. O como decía Godard, “escribir crítica es sólo una forma más de hacer cine”, o algo así (ver cita de memoria de un texto leído hace muchos años. et al.). Considerar que ese tipo de crítica no es tan valiosa como la más docta o neutra o contextual es un poco absurdo, pues sería como decir que lo importante de la investigación y el estudio de la medicina no está en formar buenos médicos, sino en hornear buenas empanadas de queso. El cine es una profesión y es un arte, y como tal es algo eminentemente práctico, que se aprende en el hacer y en el pensar sobre ese hacer, que creo, debe ser un pensar concreto, dogmático casi, y como tal, muy alejado de esa supuesta «neutralidad». Además, déjense de joder, sinceremos las cosas. Yo he oído mil veces a gente que defiende a ultranza el neutrismo crítico, por ejemplo al fugado Iván Pinto, hablar (y a veces hasta escribir) pestes de una peli, así que el que diga que puede escribir de cine sin emitir juicios de valor, que pase adelante, please.
Y llego así al tercer punto, que es lo mismo que dice Maza, que el valor de una critica está en la crítica en sí, en el texto, en la forma en que logra hablar (o no) de algo que siendo la película, está mas allá de la película. Pero eso no implica dejar de lado el juicio de valor. Es más, yo diría que una crítica tiene casi el deber de plantear un juicio respecto de una obra. Juicio que obviamente incorpora elementos del «contexto» y aristas que van mucho más allá de la película en cuestión. Si aplicamos conceptos muy comunes en la crítica de cine a la crítica en sí y no a las películas, podemos decir que una crítica desde su origen implica un juicio y un punto de vista. Creo que hasta los más Cubillos de los Cubillos están de acuerdo en que un encuadre, por el sólo hecho de existir y ser de una forma y no de otra, implica un punto de vista. Del mismo modo, hablar «neutralmente» de una cinta sería imposible, pues hablar de ella y no de otra YA ES un juicio de valor. El que crea que por hablar de manera intencionalmente “neutra” no incluye en su texto “acrítico” o “a-valórico” juicios de valor, creo que está dejando fuera algo bastante inevitable y obvio.
Y si entendemos que no puede existir un texto que no implique un juicio de valor (pensemos, por ejemplo, en un libro de la PUC sobre Che Kopete, o uno de Deleuze sobre Mansacue ¿no serían -por el sólo hecho de existir- una especie de negación de valor cinematográfico de esas cintas? Además no olvidemos que hasta los más inmaculados de los doctos inmaculados, al final defienden algunas películas con dientes y uñas, es decir, que sí se permitiría emitir juicios de valor positivos, pero no negativos) creo que hay que volver a centrar la atención en el texto en sí, tal como dice Maza. Y si por otro lado el que escribe el texto hace cine, al momento de analizar sus películas me imagino que todos estamos de acuerdo en que sus textos no tendrían nada que ver. Es decir, me puede gustar una crítica, pero eso no valida una película, ni viceversa.
Finalmente quiero decir que aunque entiendo perfectamente a Maza, y a la luz del cariño que le tengo, lo compadezco profundamente si quiere arrojarse tan noblemente a las brasas de su defensa de la independencia y derecho de decir lo que le salga de los cojones. Esto, porque creo que hay al menos dos cosas que hacen imposible salir bien parado de esta empresa, especialmente en el Chile de hoy. Una, que tal independencia entre la crítica y la labor creativa nunca será entendida por sus pares, pues, como dice Jiménez, el hecho de ser crítico en un medio que a muchos de sus pares importa de manera superlativa (la Tercera) contamina la lectura y la llena de sospechas, que no tienen sentido, es cierto, pero que existen y existirán por siempre. Y la otra es que el ego de los cineastas es enorme y en muchos casos lleva a la ceguera más absoluta respecto de la obra propia. Esa ceguera no es sino falta de distancia, que lleva a muchos a creer que sus “obras” son ellos mismos, o apéndices de ellos mismos, y como tales no quieren que nadie las toque ni les diga nada feo de ellas porque son tan bonitas como su amo. Y por eso hablar mal de una peli será entendido siempre como hablar mal de la “persona” detrás de la peli, y esa persona dirá que el que habla lo hace porque es, precisamente, una “mala persona”.
Yo, de hecho, soy gallina y no comento más películas chilenas porque siento que no hay forma de descontaminar la lectura, y que diga lo que diga y explique lo que explique nunca lograré sacarme las sospechas de encima, de que uno lo hace por picado, de fracasado, de envidioso, de… de… de hecho estoy seguro de cargar con varias de esas sospechas encima, y por ahora no tengo ni la energía ni la convicción de tener más peleas de este tipo. Mi salud me lo agradecerá, eso sí es seguro. Y con lo años, ya se sabe, uno cuida la salud.
En resumen: pienso que en 100 años o 200 años más aquel que encuentre un pendrive perdido tras el holocausto ecológico con la crítica de Maza junto con una copia de Teresa, podrá juzgar si alguna de las dos cosas, crítica o película, tienen algún valor más allá de la anécdota que hoy nos convoca. La idea es que cada uno trabaje porque así sea, ¿onofre? La crítica no lucha contra las películas. Lucha, al igual que las películas, por decir algo medianamente lúcido y bello como para que valga la pena haberlo dicho.
42 respuestas a «¿Tiene derecho Maza a criticar películas chilenas?»
Hasta donde yo sé, vivimos en democracia… por ende para mí no sería tema si los simios «artistas» de este país no fueran tan alaharacos. Pero como no le podemos pedir tanto, hay que aguantarlos.
Todo mi apoyo a ustedes! Ya me tiene cansada el mal cine chileno que todos aplauden, la horrible y pretensiosísima música chilena que algunos hacen, los libros hediondos y la intolerancia frente a las críticas. La tolerancia no es solo algo que se deba tener hacia los homosexuales o al que es «distinto», sino que tb. al que piensa distinto a nuestra propia convicción, a la persona que no siempre te va a aplaudir a pesar de la mediocridad. Creo que es absolutamente justo su defensa chicos, y creánme, algún día los escucharán más y harán todos estos directorcitos, películas como la gente y no como los simios. (Más encima uno gasta plata… argg!!)
Saludos!!! y siempre los escucho
Pongan los links a la crítica de Maza y la respuesta de Gaviola para poder seguir mejor la discución.
Me encantaría leer una (auto)crítica de Maza sobre Navidad cuando se estrene y podamos verla.
Waissbluth,
Oye que tú y Mitch les digo que se pongan las pilas, porque en el texto anterior ya hablé respecto a mi posición de hacer una crítica de las películas en las que uno está involucrado, e insisten en el tema. A AFA le digo que su texto hasta que me emocionó, en una semana que me he sentido bien solitario en esta postura, y ando medio sensible, aunque también debe ser porque vi UP que es la mejor película del mundo. Eso sí, me entere que el perla había escrito porque me llego un mail a mi casilla de un texto que estaba en mi blog y yo no había escrito. Por un momento me sentí como en una de esas películas japonesas de terror con niñas palidas con la boca abierta, pero después caché y me tranquilicé. Ya, oh. Solo quería terminar diciendo que no hay buenos ni malos: somos todos malos. Muajajá.
Maza,
Si se que ya hablaste, pero no estoy de acuerdo con que no escribas sobre navidad!
Podemos estar en desacuerdo verdad?
AH, y solo por trivia: el ‘comentario’ de AFA tiene 10 mil caracteres, 3000 caracteres más que el texto que comenta.
Ah, ahora entiendo. Por supuesto que podemos estar desacuerdo. Mi punto no es de intereses, son los puntos ciegos. Hay cierto estado histérico que se vincula al estreno de una película que medio como que desbalancea la visión que uno tiene de las cosas que hace. Por lo menos yo lo he vivido así -y no sería raro preguntarse si todo esto es parte, de alguna manera, por lo menos en su motor, de esa histeria-. Creo que yo perfectamente puedo hacer una crítica de NAVIDAD, pero me parece imprudente hacerla ahora, no por lo que diga, si no que lo que diga va medio cargado de esa ceguera de la que habla AFA. Por supuesto, la autocrítica es sana y ahi es cuando viene el típico asunto: ‘ah, asi que a vos no mas te gusta criticar, pero te carga que te critiquen’. Pero puedo asegurar que no es eso: estoy feliz de leer todas las criticas que salgan de Navidad -y recordemos, no es mi pelicula, es la de Lelio y estoy seguro que todos los elogios que reciban serán de su responsabilidad, y las criticas malas las voy a leer como mi responsabilidad, y lo digo de verdad, sin animo de victimizarme ni nada, porque a Lelio lo admiro y por eso trabaje con el- pero dudo que esté en condiciones de hacer yo una crítica. Como bien sabes, solo el tiempo te dice si lo que hiciste estuvo bien o mal, y eso no solo se aplica al cine, se aplica a toda la vida. Ese nivel de introspeccion yo todavia no lo alcanzo.
pobre maza, ahora casi me siento culpable por haber hecho la pregunta. igual se me pasa en 5 minutos! 🙂
el tema de los cutis delicados va mucho más allá de esta figura puntual. tiene que ver con buscarle la quinta pata al gato cuando una critica es mala, sin importar de dónde venga. estar abierto a que te destrocen es algo que se aprende a la fuerza desde los talleres literarios juveniles (los que estuvimos en esas cosas) o en los cortos.
concuerdo en que los juicios de valor son aceptables y hasta deseables en una crítica. pero a veces bueno y malo, es como decir lindo y feo. en fin. mejor le hago caso a maza y voy a ver UP, la primera película gringa sobre la ruta chilena al socialismo.
En general estoy de acuerdo con buena parte de tu declaración sobre los artistas llorones. Pero a mi juicio cometes un error. Tu crítica contra la «crítica docta».
La crítica «docta» no es neutral, nunca lo ha sido y nunca lo será, siempre toma partido, o parte de cierta visión de las cosas. Si bien el arte no es filosofía, ambos campos están relaciondos (especialmente en la Estética); así como también el arte está relacionado con las ciencias sociales.
Por ende es estéril criticar la crítica «académica» en sí, como fue fuese ajena al arte, porque no lo es. De cierto modo el análisis teórico reproduce el arte, le da sentido, lo situa en un contexto. Ahora que ellos hagan bien o mal su trabajo, es otro tema; pues no se excluye que muchos sean malos teóricos, escondidos tras un buen manejo de lenguaje. A mi por ejemplo, me molesta la soberbia de algunos teóricos, el barroquismo para decir cosas simples y el aire de superioridad de ciertos intelectuales y académicos.
En el mundo artístico existen diversas funciones y personajes. Como existe el «creador» (el que hace las cosas), también hay promotores (productores, facilitadores, gestores), hay «críticos», «teóricos», y muchos más. Gestores, críticos y teóricos, no deben ser buenos artistas, porque no lo son, en cambio suelen ser pésimos artistas. Pero basta que hagan bien su trabajo, «promover», «analizar» y «teorizar».
Si, ya, escribo largo, se me va la tecla no más.
Yo creo que sí hay algo de histeria en tus posteos, Maza, pero me parece que es una histeria natural, que yo llamaría algo así como la «aparición del ego», es decir, que en la medida que empiezas a ver más cercana la hora de hacer películas, más necesitas marcar diferencias de gusto respecto de otras películas. Es lo que vendría a ser algo así como la aparición del punto ciego, que más que un punto ciego es una especie de tamiz o lente a través del cual se ven las películas, tamiz que tiene que ver con la película propia, pero que curiosamente es imposible de dirigir a esa misma película.
A ver si me explico en menos de 1000 caracteres. Para hacer una película uno establece una serie de reglas en base a otras películas que ve, reglas que trata de aplicar a la película que hace. Eso sería la parte del ego, es decir, lo que marca mi individualidad. Ego que es nefasto en exceso, pero que es absolutamente necesario para poder hacer algo, así que por un lado me alegro de que se haya asomado en el caso de Maza. Pero el problema es que ese lente a través del cual se forma y consolida un gusto y un set de reglas no se puede dirigir hacia la película que uno mismo hace.
La pregunta válida es si esa eminente frustración de no poder ver lo que uno hace «desde fuera», afecta el juicio que uno podría tener respecto de otras películas. O si el lente o tamiz, al no poder ser universal (pues no juzga lo que viene de muy cerca), tiene validez o no.
Finalmente yo podria hacer una crítica de Huacho, pero no tendría nada que ver con la crítica que pudiera hacer si no hubiese hecho la película. Y eso, la verdad, es bastante frustrante. Me imagino que todos los comentantes han sentido esa frustración, la de no poder dejar de ser uno aunque sea por la hora y media que dura la peli para saber definitivamente qué chucha piensa uno de ella.
Pero bueno, Spinetta decía que algún día le encantaría poder ir a un concierto de Spinetta como espectador a ver si le gusta la música o no.
En fin, que me he vuelto adicto a In Treatment y ahora me creo Paul, puro analizando.
siendo más pedestre que maza, puedo aportar desde la experiencia: cuando estaba editando ilusiones ópticas y me puse a invitar amigos a que la vieran, me pasó que los comentarios más útiles y que más se hacían cargo del punto de vista de la película, eran los comentarios de montajistas y críticos. mis colegas realizadores, en general, no me aportaron tanto, ya que casi siempre, su mirada era devorada por lo que ELLOS habrían hecho o harían en mi lugar. ¿el robusto ego del que habla AFA? no lo sé, pero claramente había una menor capacidad de aceptar los supuestos de la película y mirar desde ahí. tampoco sé si la critica necesita eso, pero hay una diferencia en la manera de mirar, de eso estoy seguro.
desde corral absolutamente ajeno a la labor de críticos de cine y cineastas (desde la academia, sí, ¿y qué?) leo con entuiasmo estos posts, más interesantes a lo que se podría encontrar en cualquier medio impreso en chile. y me dan ganas de meter la cuchara en la discusión, sólo por el gusto de hacerlo, como deporte, apostando como recién llegada en este juego virtual. no para defender a nadie, a ningún sujeto con nombre propio, pero para opinar sobre la crítica académica y sobre los juicios de valor. ¿tienen que existir los unos o los otros? ¿son los primeros más valiosos que los segundos, o viceversa? me late que no, que son objetos distintos, que apuntan a fines distintos. y no únicamente a la búsqueda de trabajo (la crítica de cine también es un oficio remunerado, el cineasta también es un trabajador, ¿o no?) y sí, claro que los juicios están siempre presentes, el lenguaje está cargado de juicios, no existe neutralidad en nada que sea dicho y el que lo afirme es, a mi juicio, el más ideológico de los personajes. pero una cosa es dar una lectura, interpretar, establecer conexiones y otra cosa es decir que algo (una película, un libro, una obra de cualquier tipo) es buena o mala. esto último es válido, pero no es la única opción. todo texto (de crítica a secas o de lo que aquí se ha llamado «crítica académica), como toda obra, es algo lanzado hacia afuera, hacia un observador o lector incierto: su veracidad o valor está arrojado al futuro, a la incertidumbre. y sí, tal como existe crítica de cine, películas y libros buenos o malos, también existen «críticas académicas» buenas o malas. la lucidez no es privilegio de un género, de un lenguaje o de un medio específico, sino de la manera en que se lo emplea.
Puro EGO no más de los directores, que juran que hacen una película la raja y les duele que no se opine lo mismo. Como bien dicen ustedes, hay maneras de justificar y explicar, sin necesidad de recurrir a infantilismos ni a la ira. Apoyo la crítica, sobretodo la que se hace a conciencia sin importar lo que digan los cocodrilos.
Creo que si criticas alguna obra en la cual estas involucrado, esa critica no tendra la imparcialidad necesaria para poder criticarla por sus reales valores, logros, belleza, narracion o el/los parametros que estes considerando en tu critica. Sino siempre habra algo implicito que te afecto (sea para bien o para mal) en su desarrollo que de alguna manera (de forma inconciente probablemente) afectara en tu critica, por lo tanto, superara el fin inicial que es una buena critica. Muy similar a lo que sucede en la antropologia. IMHO.
Ahora no por eso debes dejar de hacer el ejercicio de escribir criticas de todo 🙂
A mi todo esto me suena conversación de locos. La critica es vital para que la narrativa cinematográfica tenga un espejo deformante en la cual observarse, y es necesaria simplemente para que las películas puedan ser conocidas por el gran publico.
El asunto, y para mi esto es lo esencial, NO SE PUEDE SER CRITICO Y CINEASTA A LA VEZ. Se puede ser teórico y cineasta, sin lugar a dudas, pero un cineasta no puede la semana siguiente de su estreno ponerle estrellitas a otro, y con palabras escritas analizar la pobreza o genialidad del lenguaje cinematográfico de su par. Un cineasta, mi querido Maza, responde con imágenes y sonidos. Esto estâ graficado en la película “Good Morning Babilonia” de los Taviani, en la cual el personaje de Griffith ve una película magistral de un director italiano, comienza entonces a escribirle una carta y después la tira a la basura, y dice que un director de cine dialoga con sus películas.
Por otro lado, estoy de acuerdo con Andrés W, que de una forma inteligente te propuso que escribieras una autocrítica, y la verdad es que pocos entendieron la agudeza de la propuesta: una vez que entras al concierto, es con tu instrumento musical que tienes que dialogar, no puedes salirte y volver a escribir en un papel que es lo que deberían hacer todos en la pista.
En otras palabras no hay mejor oficio, pero eticamente es muuuy complicado realizar los dos.
A mi todo esto me suena conversación de locos. La critica es vital para que la narrativa cinematográfica tenga un espejo deformante en la cual observarse, y es necesaria simplemente para que las películas puedan ser conocidas por el gran publico.
El asunto, y para mi esto es lo esencial, NO SE PUEDE SER CRITICO Y CINEASTA A LA VEZ. Se puede ser teórico y cineasta, sin lugar a dudas, pero un cineasta no puede la semana siguiente de su estreno ponerle estrellitas a otro, y con palabras escritas analizar la pobreza o genialidad del lenguaje cinematográfico de su par. Un cineasta, mi querido Maza, responde con imágenes y sonidos. Esto estâ graficado en la película “Good Morning Babilonia” de los Taviani, en la cual el personaje de Griffith ve una película magistral de un director italiano, comienza entonces a escribirle una carta y después la tira a la basura, y dice que un director de cine dialoga con sus películas.
Por otro lado, estoy de acuerdo con Andrés W, que de una forma inteligente te propuso que escribieras una autocrítica, y la verdad es que pocos entendieron la agudeza de la propuesta: una vez que entras al concierto, es con tu instrumento musical que tienes que dialogar, no puedes salirte y volver a escribir en un papel que es lo que deberían hacer todos en la pista.
En otras palabras no hay mejor oficio, pero eticamente es muuuy complicado realizar los dos.
AFA,
ojalá el teorizar y emitir comentarios doctos con análisis sociológicos y filosóficos ayudara a trabajar en alguna universidad. Tu comentario sobre la lejanía entre las ciencias sociales y el arte me parece lamentable. Por otra parte veo en tu texto bastantes contradicciones, si bien parecieras defender la libertad de expresión censuras la crítica teórica, que es bien sabido que no carece de juicio. Por otra parte hace años ya que las ciencias sociales han renunciado a la meticulosa búsqueda de objetividad, reconociendo el valor de las subjetividades y el rol de la interacción del observador con su objeto de estudios. Las ciencias sociales le han asignado desde su nacimiento un gran valor a las artes, no sólo como expresión de las sociedades, sino también como asignador de significados, medio educador, creador de cultura de masas, etc. Sería lamentable que los creadores de tales obras desconozcan su valor y alcance. Te recomendaría leer a Benjamin, Bourdieu o Deleuze, pero si te parece que contextualizar una obra es «dotarla de dimensiones sociológicas, perfiles políticos, estrategias de aparición u ocultamiento metalinguística» y finalmente para ti eso no es más que «paja molida», probablemente no pases de la introducción.
Habemos algunos que si disfrutamos de reflexiones teóricas sobre el arte, y sobre obras especícias, ya que abren la posibilidad a emitir un juicio propio a la luz de los elementos que constituyen esa obra, que muchas veces sirven para dar una nueva apreciación.
Y para quienes quieran un simple bueno o malo ya hay espacios suficientes.
A mí poco me importa s¡ eres crítico y guionista y director y etc. a la vez. yo soy productor y he escrito crítica, invitado por amigos críticos. No era ese el punto.
el punto mío, afa, era que cierta crítica (de cine u otra) me parece relevante en el tiempo, y ésa es la que me interesa leer. Que tú la sindiques de ampulosa, para luego aseverar que en el futuro el pendrive post-holocausto con la crítica de Maza será irrelevante (tan irrelevante como el film criticado) es justamente mi punto.
Bazin me resulta todavía interesante, a pesar de lo ampuloso, porque su crítica resiste al tiempo, al igual que el film criticado. Lo mismo Adrian Martin o Jonathan Rosenbaum, gente que conocí a través de los amigos críticos, de prosa bastante poco «ampulosa».
Em cambio, gran parte de la crítica chilena es intrascendente, actitudinal o connotativa, performista, banal, impublicable en tapa dura. Eso se nota sobre todo en juicios de valor tales como «esta película es mala» o «esta película es buena.» Y se puede ser subjetivo y relevante a la vez.
Hola, consideré de interés este post, redacté una respuesta «contra el neutrismo» en otro lado, dejo el link:
http://culturacanibal.blogspot.com/2009/06/contra-el-neutrismo.html
Para responder la pregunta inicial: claro que Maza tiene derecho a criticar películas chilenas.
Que oficio más ingrato ser crítico en Chile, tengo la convicción de que sueñan con entregar aquellas esquivas 5 estrellitas al cine nacional, pero se encuentran irremediablemente de frente ante aquello que más duele: el no poder establecer diálogos frente a lo que quisieran fuese la película que ven.
Peor aún, deberán lidiar con aquellos coyotes sedientos de sangre que esperarán con ansias los estrenos de sus futuros-supuestos filmes para destrozarlos incluso antes de haberlos visto. Ya sucedió con Polo Muñoz, suerte de mártir en vida de la crítica nacional, el cual es vapuleado constantemente por su mesiánica columna en LUN y por su malogrado filme Diario de Vida. Lo mismo reza con Fuguet y sucederá con Maza, con Cubillos y cualesquiera que se adentre en la realización fílmica.
No sucederá lo mismo con Jimenez, Scherson, Torres Leiva, AFA y otros, quienes tienen poder de texto pero se plantan desde la realización, desde el oficio.
Que crítica la vida de un crítico…
¿En vez de preguntarse si Maza debiese o no escribir crítica sobre cine chileno, no debiese preguntar si deben hacer películas aquellos cineastas que una y otra vez nos entregan filmes lamentables, y que sólo sirven como factor económico, pues dan empleo a trabajadores del cine y a los pobres críticos que deben hacer tripas corazón para hablar de ellos?
Que Maza critique la peli de AFA y vice versa.
Muy buen día. Estuve toda la semana muy interesado siguiendo esta conversación. Y no emití opinión porque mi posición es algo delicada, sobretodo cuando la película que pone a Maza en tan desafiante dilema es justamente Navidad. Estoy demasiado cerca del problema, es complicado ser juez y parte. Pero hoy salió el sol y anoche me acordé de Rataouille…
Creo que Gonzalo tiene todo el derecho a hacer lo que considere correcto.
El trabajo crítico de Gonzalo ha sido un verdadero aporte al cine Chileno, abriendo espacios, publicando libros, generando debate. ¡Sería una gran pérdida que no siguiera!
¿Cuál es el límite que le impediría poder seguir criticando? ¿El ser coguionista, el ser director, el ser guionista-director?. Yo creo que ninguno. Pero depende de él decidir desde dónde hacer un aporte. ¿no?.
Pero como decía, anoche me acordé de Ratatouille. Y a propósito de este dabete existencial, cito al temido crítico culinario ANTON EGO, de Ratatouille. A mi modo de ver, su discurso resume perfectamente lo chimuchínica que es la crítica la mayoría de las veces, y su verdadera y capital importancia también, cuando es realmente valiosa.
Esto es lo que EGO dice cuando le confiesan que el cocinero es en verdad un pequeño ratón:
Al principio, Ego pensó que era una broma, pero a medida que Lingüini le explicaba, la sonrisa de Ego desapareció.
No reaccionó sino para hacer alguna pregunta ocasional. Y cuando la historia terminó, Ego se laventó, agradeció la comida y salió…
sin agregar palabra. Al día siguiente, su crítica apareció:
«En cierta forma, el trabajo de un crítico es fácil… arriesgamos muy poco. Gozamos de una posición superior a la de aquellos que nos ofrecen su trabajo y a sí mismos
para que los juzguemos. Vibramos con las críticas negativas, que son divertidas de escribir y de leer.
Pero hay una amarga verdad que los críticos debemos enfrentar… Y es que en el gran esquema de las cosas, el más simple pedazo de basura, es probablemente
más importante y significativo que todas nuestras críticas juntas.
Sólo hay un momento en que el crítico realmente arriezga algo y es cuando descubre y defiende algo nuevo. El mundo es casi siempre injusto con el talento nuevo,
con la creación nueva y lo nuevo necesita amigos.
Anoche experimenté algo nuevo, una comida extraordinaria, de una fuente singular e inesperada. Decir que tanto la comida como el cocinero desafiaron mis preconceptos acerca de lo que es la buena cocina sería decir poco; me llevaron hasta la médula…»
¡Abrazos Gonzo!
está bueno el post de pinto en cultura caníbal. hay tantas hebras abiertas en esta discusión, que yo no me había metido en esa parte del post, pero es cierto que no tiene mucho sentido defender unas experticias (de artistas y periodistas) para ningunear luego de esa manera a la crítica académica. me recuerda un poco al populismo anti-intelectual de fuguet contra el cine hubert bals. ¿era en serio AFA? ¿o fue una diátriba al voleo? ¿de verdad crees que los intelectuales son unas alimañas que encarnan el cliché del pícaro que pasa gato por liebre?
donde discrepo con pinto es cuando insinúa que la idea del mundo como construcción social es patrimonio del pensamiento de izquierda. o sea, lo es, pero no exclusivo. que la derecha chilena no se de por enterada ya es otra historia.
Por supuesto que los intelectuales son unas alimanias despreciables, y claro que todo lo hacen en post de un puesto y los licores que beben en sus oscuras madrigueras…
Lo que digo no es que el analisis del cine no se pueda agarrar del lado de las ciencias sociales, la filosofia, etc. Lo que cuestiono es que el lenguaje del discurso academico sobre el cine derive del lenguaje de las ciencias sociales, en circunstancias que creo que deberia tener algo mas propio del cine, que deberia hablar de cosas que esten un poco mas cerca del cine en si y menos de una elucubracion respecto de lo que el cine representa en un contexto mas amplio. A lo que voy es que seria extrano hablar de musica en los mismos terminos, y que la gente que se refiriera a la musica lo hiciera en terminos exclusivamente sociologicos, filosoficos, etc. saltandose consideracion propias como, no se, armonia, melodia, ritmo, modulaciones, cadencias, etc.
Creo que ese conocimiento intimo sobre el cine, sobre los mecanismos mediante los cuales se vuelve un lenguage, solo pueden provenir de quienes estan lo suficientemente cerca de el como para entenderlo en ese funcionamiento. Es decir, muchas veces me ha pasado que alguien me dice algo de una pelicula, que tal escena es tal y tal cosa, pero que no saben bien porque o que identifican los elementos de manera equivocada. Por ejemplo, «tal escena me provoco mucha tension o miedo por la cara del personaje», y creen que el miedo proviene de la trama o de la actuacion, sin darse cuenta de que el sonido los ha estado manipulando de manera secreta, algo que creo (mas alla de lo burdo del ejemplo) que solo se sabe una vez que se ha tenido que hacer el sonido de una pelicula. Es como si yo escuchara una pieza de musica y dijera «que triste», a lo que un musico entrenado me diria, «si, es que los acordes menores con septima son muy tristes», o como diria Dickinson de Iron Maiden sobre Run to the hills «las modulaciones en sexta son muy epicas» (y no es broma).
Entonces la pregunta que surge es que tan valida es una critica, por sesuda y hasta interesante que sea, si los puntos formales que identifica para comenzar a hablar de esa obra estan equivocados o son malinterpretados o se trata de elementos superficiales (siguiendo el ejemplo malo, si todo se basa en el rostro de los personajes o la trama) y no son capaces de descifrar el mecanismo mediante el cual una pelicula funciona y se articula?
A veces siento en la critica mas academica que pasa eso, que al hablar de una pelicula se empieza de cualquier lado, de cosas que en el entramado de una pelicula no tienen real trascendencia, de cosas que de verdad no tienen ninguna importancia y que sin embargo se le dedican paginas y paginas, por ejemplo, el bendito encuadre o el fuera de campo, o etc etc. es decir, bien, es una via posible, pero me parece que son caminos muy acotados y sobre los que se construyen teorias demasiado grandes, que terminan por alejarse demasiado de lo que es el cine en si. Es como hacer una tremenda elaboracion respecto del timbre del clarinete, algo que si, es importante, pero que cualquier musico sabe que es mas bien secundario. A lo que voy es que he ledido miles de articulos mas bien academicos (y algunos no tanto) en que se habla del encuadre una y otra vez, como si fuera lo fundamental del cine, y por contraste no he leido a ni un solo cineasta decir que eso es lo mas importante en su cine.
me explico?
Creo que por eso es fundamental que exista un tipo de critica que venga del cineasta, porque es el unico que al fin sabe con que material esta trabajando, y que mientras el cine siga siendo un lenguage relativamente nuevo, es importante ir definiendo sus caracteristicas propias.
De ahi que lo mio tambien iba por el lado de equiparar la discusion y de cuestionar el que exista un «buen criticar», que era el que proponia Cubillos, Bruno, et al, es decir, una critica «contextualizadora» y que privilegia el analisis a-valorico de la obra.
Para mi esa es solo una critica posible. Pero la que realiza el que hace cine, el que conoce el tema desde sus mecanismos, el que por lo mismo va cerrando y cerrando su vision y hablando desde un punto determinado o que ve todo a traves de un prisma especifico, me parece tanto o mas valiosa incluso.
Y por eso… mueran los criticos academicos, que se vayan a comer sus libros en sus sucios subterraneos!! jejeje
(no tengo acentos ni enies, asi que tienen que imaginarlas)
en esto estoy de acuerdo con AFA y se agradece su contextualizacion de su primer post. la verdad si bien la critica «academica» me parece inerte y carente de verdadero interes, hay quienes se ganan el pan con eso y otros que gustan de leerla. Pero la verdad me parece que muchas veces la cosa sirve para solo ocupar fuentes doctas y citar autores reputados de otras areas sin mayor excusa. se ha convertido en una mala mania citar a Benjamin, Barthes, Deleuze o Adorno a pito de nada, empezamos hablando de cine y terminamos hablando de la escuela de Frankfurt! de teoria feminista y pueblos originarios!No que eso sea malo en si, pero AFA tiene razon en cuanto esas herramientas de la ciencias sociales no sirven de nada a la hora de la realizacion. No se habla desde el cine sino que desde el hermetismo de la Teoria del Arte. Ahoar el arte no habla por si solo, sino que debe traer en lo posible un catalogo mamotretrico que lo explique. Y eso me latea tanto como las instalaciones de gente como Alfredo Jaar. puro marco teorico, cero sensualidad. En USA los Scholars, viven de esta paja teorica. Y aveces su criterio cinematografico esta en opuesta relacion a su capacidad de oscurecer hsta la mas transparente de las ideas. Hacen comprensible o mas disfrutable al cineasta de turno? lo dudo. el verdadero critico ilumina, los otros solo complican innecesariamente algo que se explican por si solo. Quiere decir que no debe haber critica desde la teoria filmica? no, claro que no, la duda va en que aporta a los que hacen cine, dudo que scorsese o bresson o quien sea se hallan puesto a pensar sus peliculas desde esa plataforma y no de la creacion misma. Aparte,los espectadores de a pie no se molestan en leer tales mamotretos, y probablemente esta tipo de critica solo les sirva a los academicos de las distintas ramas de las c. Sociales. bien por eso. Yo prefiero un critico como hector soto, con todos sus defectos, que a los que hablan del cine desde la inercia facil de lo abstracto. leer libros de teoria filmica de los 60 o 70’s es para morirse de la risa, El «especifico filmico» por ejemplo es de las teorias mas descabelladas que se han leido. Gente jugando a radical desde la comodidad de la Academia. creo que existe un promedio posible. No todo tiene que ser una critica magazinesca e intrascendente, ni todo debe tener el peso teorico de G. Bataille. Hay varios ejemplos al respecto (la fuga, Mabuse) y creo que es posible ser serio y metodico en el estudio del cine sin ser hermetico, catacumbico e igualmente intrascendente. en fin… Que existan todas las criticas posibles, finalmente uno mismo actua como filtro de lo que realmente vale la pena.
Para sazonar la sopita vean:
http://emoltv.emol.com/
El periodista de Wikén comenta que T2 es propaganda militar de EEUU (en desmedro de la construcción de personajes) y que el director es un «publicista.»
Políticamente me gustó el comentario (y me sorprende positivamente que venga de El Mercurio.)
Pero al final, «para no sonar amargados» el periodista comenta que está de acuerdo con el Times de Londres, que dice que la película está «bien…ok», siempre que hablemos de espectadores de 8 años.
Nota: Seguimos con el «bueno» y «malo» para rematar el comentario de un film. Eso le quita amargura? Por qué debiera ser tan relevante la connotación (o sea el estado de ánimo del periodista) si se trata de «crítica»?
Coda: está «bien» dar propaganda armamentista a menores de edad? No hemos aprendido nada con «Bowling for Columbine»?
A mí me gustaría definir las cuestiones en el ámbito de las prácticas y su lugar en la producción general. Curiosamente, AFA que se declara «anti intelectual», es un sujeto que ocupa su lugar de artista, financiando su producción personal en circuitos muy específicos- «intelectuales»- de ese ámbito de la producción de cine. La noción de «práctica», por otro lado, nos permite situar en el ámbito general de la producción (y sus subcampos, específicos) y su inscripción, singular, en ellos. En ese sentido, hay que preguntarse si lo que está en juego son «los campos» (crítica, crítica académica, arte, artistas), o las prácticas, es decir nuestras relaciones específicas con las instituciones, las ideologías, el mundo concreto. Son recortes más amplios, pero a su vez transversales, que creo ayudan a salir de las soluciones simplistas (uds allá, yo acá)
saludos
Chuta, ya bajamos el nivel de la discusión y entramos de lleno en el ataque personal. En fin, si nos ponemos personales, digamos que creo que con esto volvemos a lo mismo que hemos discutido en este blog desde hace milenios: el oscurecimiento (intencional o no) del lenguaje, que creo juega en contra de gran parte de la escritura «académica» y de cualquier tipo de dialogo productivo.
Me explico. Iván, te juro que no entiendo frases del tipo: «La noción de “práctica”, por otro lado, nos permite situar en el ámbito general de la producción (y sus subcampos, específicos) y su inscripción, singular, en ellos.»
Gramaticalmente le falta algo, por ejemplo, juguemos a quitar el paréntesis y las comillas. La frase quedaría así: «La noción de práctica, por otro lado, nos permite situar en el ámbito general de la producción y su inscripción, singular, en ellos.»… la frase me queda trunca… ¿nos permite situar qué?… según la frase, nos permitiría situar «singular, en ellos»… la dura, no entiendo.
¿De verdad se puede dialogar con frases tan mal escritas? ¿Porqué debería pensar que soy yo el que no estoy entendiendo algo, cuando claramente la frase carece de sentido? Eso es precisamente lo que me pasa con mucha de la escritura académica. Está sencillamente mal escrita, mal redactada. Y al no haber un lenguaje común, el diálogo es inútil, pues depende no de la comprensión de las ideas, sino de la comprensión del lenguaje, de lo que “tal vez” alguien quiso decir.
Muchas de las traducciones (pésimas) de Barthes o Deleuze tienen el mismo problema. Miles de neologismos inútiles que se entienden no porque estén en castellano, sino porque se han pasado años tratando de entenderlos. A mi juicio tiempo perdido no en pensar la idea, sino sencillamente en entenderla.
En fin, más allá de las consideraciones lingüísticas, que creo son fundamentales en todo diálogo, me gustaría referirme a algo que planteas en tu post. Dices que yo, personalmente, estaría supuestamente relacionado con la «intelectualización» de parte de la producción cinematográfica y que estaría por consiguiente supuestamente respondiendo a los principios de esa «intelectualización» del cine y ocupando un espacio en él, no como consecuencia de otra cosa (por ejemplo, una obra) sino como una intención primigenia.
Es triste, pero creo que eso deja claro que hasta la crítica más docta y pura e inmaculada no puede resistir las malas artes y el ataque personal, y que el supuestamente puro “cronista del contexto”, llegado el caso, no puede dejar pasar la ocasión del ataque y la mención personal. Lo que hace Iván en su pésimo castellano y su prosa tartamuda (si ofendo a Pinto es porque la cosa ya se puso personal, así que aprovechemos, toma, Iván… pum!, pow! cataplum!) no es sino tratar de desacreditar un argumento en función de las cualidades personales o actividades diarias o formas de producción de quien la emite. Es decir, en buen chileno de pelea de curaos, “que te hacís el antiintelectual gil chuchetumadre, si al final te ganai todos los fondos de los hueones intelectuales”.
En fin, es triste, pero bueno, me parece que es un proceso natural que el que entiende el mundo como una serie de preceptos intelectuales y académicos vea en todo una reafirmación de sus convicciones intelectuales y que a cada propuesta de tratar de ver las cosas desde otro lugar busque defender su sitial hegemónico a toda costa.
En fin, sería tutix por mi lado, pues prefiero ir a frecuentar los círculos intelectuales que se supone me pagan la vida y de los cuales profito. Me piqué y chauchera no más.
(Este post debería llamarse: los límites del blog como ente «democrático»)
No pos Afa, ahí andamos mal.
No es para nada una cuestión personal y que asuma intencionalidades.
Pero intento otorgar un lenguaje (por cierto, con dificultad) para cosas que me preocupan y que intentan- denuevo, con dificultad- ver procesos más complejos.
– Básicamente insertar al cine en un ámbito más amplio de la producción
-Intentar situar campos de la producción, y dentro de ella la producción cultural (la crítica, festivales), y junto con ella, sus circuitos específicos de financiamiento (es decir la producción intelectual como parte de la producción, no afuera de ella)
– A partir de ellos, sus prácticas que ayudan a situar sus especificidades (esto para situar que lo que hay son prácticas específicas que me interesan por sobre otras)
Lo que encuentro contradictorio de tu opinión es que intentas salirte de la producción cultural de circulación específica, cuando por un hecho concreto de financiamiento, circulación, etc, estás dentro de ella.
Esto de fondo tiene consecuencias políticas, que son las que más me interesan (por ejemplo ¿desde donde hablamos? ¿han sido, históricamente, los discursos del arte o de la crítica nada más que discursos dentro de una clase social? ¿han habido históricamente formas de romper con ese círculo? ¿cuáles han sido?),
Se trata de ordenar, dar nombres, definir niveles de un proceso, para, a partir de ello, definirnos en nuestras prácticas. No se trata de apelar a la demanda del «yo» o el «tu», pero sí asumirnos, por un lado dentro de los discursos (quien lo dice, desde donde), y por otro, asumir que nuestras palabras y nuestras ideas no nos pertenecen del todo (espacio público).
Como «no revisarás», envío al mail, y ojalá siga esta discusión.
saludos
Primero: no encuentro para nada inentendibles los posts de Iván.
Segundo: no leeré más este blog. Hasta hace una semana era un entusiasta de analizame, pero con los comentarios de Alejandro, se transfromó en otra cosa: llegó a un nivel de ataque muy bajo y mediocre. Que a uno lo citen tan en mala porque decidió ir a la universidad a estudiar, a salir del ombligo del mundo como nos creemos en Chile, me parece increíble. Si pareciera que para AFA soy un delicuente!
Lo más triste de todo es que estoy seguro que tanto AFA como la «crítca académica chilena» que él ataca están del mismo lado…de hecho, tengo muchas ganas de ver «Huacho».
Pero con juicios como ese, que escribo teoría inentendible y que con ella sólo ando buscando pegas en las universidades, uf! Qué equivocado Alejandro…si ni me conoces personalmente.
Bueno, chao entonces, igual nos veremos pal estreno de tu película.
Creo que se fueron por la tangente. Maza y cualquier otro, puede ser crítico/guionista, crítico/autor, crítico/babysitter o crítico/rellenarconcualquier cosa, si hay alguien interesado en publicar sus críticas. Todos podemos tener puntos de vista distintos del asunto, pero vivimos en un mundo dominado por la oferta/demanda y no por las consideraciones éticas con respecto a los trabajos que hacemos. Yo tengo mi opinión, pero al igual que la opinión de un crítico sobre una peli, es sólo eso y el hecho de discutir al respecto no sirve de nada.
PD: Insisto en que, en orden de probar sus posiciones, Maza crtique la peli de AFA y viceversa.
A ver, a ver… No se piquen. Este blog tiene una intención de diálogo y reflexión, y lo promueve, pero si se alejan porque no les gustan los terminos de la discusión, bueno, se anula todo dialogo y mejor nos vamos todos a la casa y seguimos como si nada.
Me da la impresión que estamos ante un problema de comunicación que se produce a partir de ciertas imágenes mentales que tenemos de ciertas disciplinas. Me parece que AFA tiene en mente la peor crítica académica cuando la critica, así como hay quienes tienen la peor imagen de los críticos, los cineastas chilenos, los fondos, las ‘películas gringas’ cuando escriben. Hay una tendencia a ‘extremar el ejemplo’ para hacer más claro el argumento, lo que tiene cierta efectividad en el corto plazo, pero termina por agregar ruido al canal.
En cuanto al tema de fondo, yo no estoy contra la ‘crítica académica’ en sí, porque me parece tan inútil como estar contra las sillas o los lápices. Sí me parece que muchas páginas se han escrito en vano desde la academia, pero supongo que eso no me califica como ‘antiacadémico’. De hecho, el mejor ejemplo de un académico que sabe construir puentes entre ambas disciplinas es Adrian Martin, de quien publicamos un libro en Valdivia el año pasado. Me parece que la academia muchas veces (y no solo en el cine, sino que es un defecto propio de la labor académica) conversa consigo misma, y es poco sensible a lenguajes distintos al propio. Me gusta Martin y Jonathan Rosenbaum porque sus textos tienen la espesura de quienes han leído textos intelectualmente desafiantes, pero no sustentan sus argumentos en la cita a pie de pagina, sino que los expanden con ella. De hecho, invitan a su lectura. La academia debe entender esto: debe hacer un uso del lenguaje menos críptico si su desea es establecer comunicación con otros ámbitos (en sus papers que hablen como se les de la gana, digo yo).
Me parece que nuevamente quizás estamos discutiendo muchos temas a la vez (como hace Iván, que plantea un decálogo de sus intereses), y creo que de todas maneras debemos hacer un esfuerzo por mantener el dialogo abierto, porque de otra manera solo terminaremos hablando entre unos pocos. Y la gracia del blog como medio es que todos pueden leerlo. Ahora y en el futuro.
Excelente Gonzalo, establecer puentes, de eso se trata.
saludos
Bueno, creo que hicieron de esto la discusion entre 2 tipos de criticas, lo que puede interesar a algunos, pero creo que el debate era otro.
Maza puede hacer lo que se le de la gana, pero estamos hablando de etica, y creo que es dañino para el cine chileno este tipo de ejemplos: se puede ser simultaneamente director de festival de cine, cineasta, critico, y curador de otro festival(nuevamente va a decir cual pelicula vale la pena y cual no, siempre que no sea la suya…). Todo esto hace que se fundan todos los oficios y eso es muy malo, preguntenle a los curadores del Moma si son pintores en actividad y presentan sus cuadros en el Metropolitan postulando a fondos nacionales, y si paralelamente son directores de otro museo, y si al mismo tiempo escriben textos sobre los nuevos movimientos de la pintura en la costa este.
Esto dice mucho sobre lo pequeño que quiere ser el medio del cine en Chile. Para Bruno todo esto no es problema porque el mismo ya mezcla todo, lo que debe ser bueno para el, porque es entretenido, pero dudo mucho que esto sea bueno para el cine nacional.Los criticos no tienen nada mas que decir sobre esto?
¡Francamente! Algún tiempo fuera y queda la grande y casi ni me doy cuenta. Me sumo feliz a la discusión. ¡No estoy de acuerdo con nadie! Tanto simplismo me abisma (con excepciones, claro está – por ser polite, digo). Reconozco que frecuentemente la llamada aquí «crítica académica» parece un laberinto sin fin… (de hecho lo es muy a diario, pero yo no me detengo ante eso… confieso que a Deleuze me cuesta entenderlo, y para qué decir otros como Lacan o Kristeva, y que Metz me resultó prístino luego de que tuve que hacer clases de semiología del cine… ¿cómo explicarlo?). Al final, ¿por qué mezclar las cosas? La academia tiene un espacio y la crítica periodística otro. Si los sitios web tienen una gracia es que permiten cualquier pertinencia. ¿Quién le prohíbe escribir cualquier cosa a quien sea? Estará en la inteligencia de cada uno tratar de entender lo que lee y juzgarlo algo instructivo o valioso o un arranque de pasión o promoción encubierta o simple palabrería. El último recurso: si no entiendo o no me interesa paso a otra cosa. A cada cual lo suyo (aunque soy ateo, como decía Godard: «Dios reconocerá a los suyos»). Si no, a homogeneizar y estandarizar, como muchos pretenden actualmente. Y esto independientemente del valor o lo correcto de lo que se escriba (coincido, en todo caso, en que cada uno busca su público… le llaman segmentación). No creo que ésto dé más o menos créditos para situarse en la academia (que no sólo vive de «teóricos difíciles» sino también de reputados cineastas y técnicos y otros y que además los que deciden actualmente no necesariamente están de lo más calificados y que fecuentemente piensan más en sus amigos que en los méritos, sean cuales sean). Además, me parece que idealizan la academia. A pesar de que se gana más que en otros medios no es la panacea, y lo digo con conocimiento de causa. ¿O se trata de un tema de prestigio? Sinceramente, a veces estas polémicas me parece que radicalizan tanto (cosa que me encanta, por otro lado) que finalmente terminamos en trincheras sin entender nada, puesto que las cosas son más heterogéneas que lo que el sistema dicta (preferiría tomar partido por otras cosas más relevantes). Comprendo las desconfianzas de un lado y otro, pero ¿no será que finalmente cada cual trata de defender ciertas posiciones? (ciertas digo porque no sé realmente qué está defendiendo aquí cada cual y para qué). En lo personal, preferiría exasperarme con el exceso de felaciones y golpes en el cine de los últimos tiempos (¿actuar significa ser y hacer tal cual?)-y eso que no me considero moralista-, o con los manejos políticos del ahorro y los intereses en crisis económica o el manejo de la de salud, si lo ponemos en otros temas o las políticas de educación (de las que obviamente somos víctimas hace tantos años – me incluyo). Además, se han vuelto demasiado corriente por estos lados los berrinches (que no escribo más, que esta es mi última palabra, etc.) Esto no es una pichanga… De que hay niveles de lectura y de que hay despropósitos y de que hay intereses, sean del tenor que sean, no es ninguna novedad. Hablemos de aquello que entendemos o creemos y denunciemos con nombre y apellido lo que nos parece falaz, pero no metamos a todos en el mismo saco de una.
Uf, se me salió el indio, parece. En todo caso, no es de picado. Ojalá por fin alguien diga algo después de mi respuesta… parece que siempre quedo al final.
Jaja…es que llegaste tarde! Pero al final de la noche, siempre queda alguno en el bar…
Yo creo que no hubo nunca mucha claridad de posiciones que pudiesen ser defendidas. Lo que si al ppio Afa tiró una «puteada» general contra la crítica académica a la que considera en gran parte «neutrista», y dentro de mi parecer, aún por pluralistas que seamos, es que la crítica especializada es el único lugar de debate sobre perspectivas y estrategias de lectura, y sencillamente la crítica periodística no. Eso como punto de partida sobre cuestiones que permiten los formatos.
Segundo.Había una atmósfera «anti intelectual» (se hablaba de gente que espera pegas en la academia y de lo de siempre: improductividad, impostura, lenguaje raro, etc), lo que intenté rebatir diciendo que,son meramente ámbitos de la producción (campos) y que por lo que hay que preguntarse es por las prácticas y las intervenciones, y si hay que hacer algunos subgrupos (intelectuales y no intelectuales, cineastas y criticos, etc), iba más bien por el lado de prácticas específicas, ámbitos de circulación.
Por supuesto que cualquier reduccionismo es malo…pero también el pluralismo absoluto es imposible: estamos mediados por la (s) ideología (s).
Por último, me quedo con lo que dijo Maza también: puentes. Pero multipliquemos esos puentes. No se trata solo de Rosenbaum o Martin (a quienes respeto, etc) si no de producir cruces, entre saberes, disciplinas, ámbitos, que nos sean productivos para enriquecer y nutrir el cine.
abrazo
Algunas preguntas y comentarios sobre intervenciones de AFA y MAZA (y algunos más):
AFA: ¿Qué sería eso que llamas «el cine en sí»? La respuesta a esta pregunta es esencial para saber lo que según tú está más cercano a él. Luego mencionas ejemplos, como el sonido y el encuadre (pero luego descartas esta última opción, porque también te parece alejada del «cine en sí»). ¿Es el cine un hecho puramente estético? ¿No es, acaso también un fenómeno social, sicológico, filosófico, histórico, político, económico y un largo etc.?
¿Sólo el cineasta tiene la capacidad, o más bien la legitimdad para hablar de cine? ¿Es el autor la única fuente de sentido? Esta hipótesis huele a un conservadurismo de lo más recalcitrante. La opinión del autor es válida como cualquier otra, pero también la interpretación de un director puede ser obscura, hermética e incluso ciega. No por ser el autor está dotado de una lectura privilegiada.
Si bien es cierto que una crítica incapaz de dar cuenta de la materialidad de su objeto (lo que tiendo a entender con tu referencia al «cine en sí») es una mala crítica, del mismo modo que una crítica que utiliza la teoría sin entenderla, citando mal (lo que algunos «scholars» -citando a MAZA- llaman el «name dropping») también lo es. Por lo demás, nadie está obligado a leer crítica académica (de hecho, no creo que tenga muchos lectores). Sin embargo, creo que comentarios generalistas en contra de la crítica que en este debate se ha llamado «académica» son injustos, pues replican el lugar común de que este tipo de crítica «es difícil» o «está alejada de su objeto de estudio». Estos comentarios equivalen a cierta crítica periodística que desestima una película u otra por difícil, lenta o aburrida. En definitiva, puro prejuicio. Discutamos mejor con ejemplos específicos: tal crítica, tal película, pero no «la crítica académica» o «las películas chilenas» (hay crítica y crítica, películas chilenas y películas chilenas). Concuerdo con que no hay que meter todo en un mismo saco.
valeria
que AFA se haya asado porque Iván mencionó que su película se financió en parte gracias a fondos vinculados a circuitos «intelectuales» es homologable al enojo de Gaviola frente a una crítica (negativa a su película) de parte de Maza. Tal como muchos han recalcado aquí, la crítica a una obra no debe entenderse como una ataque personal. La alusión de Iván Pinto tampoco es un ataque personal, sino que debe leerse como una argumentación en favor de su punto de vista: que así como los productos culturales (sea cine, literatura, baile del perrito, mural en el Diego Portales) dialogan con su entorno social/político/etc., una obra en particular -en este caso una película- no es sólo un resultado final con título que vemos a oscuras en una sala de cine, sino que es también todos los procesos asociados a sus condiciones de producción. No sé por qué se lo tomó como un golpe bajo. Era todo lo contrario. No es ningún pecado ser parte del mundo material.
Saludos!
Había que llegar a tiempo a este diálogo, de lo contrario da paja sumarse. Leí sin embargo algunas de las intervenciones, pero no todo, por lo tanto no me da para opinar al respecto, pero si para bifurcar del tema inicial y del ya no tan inicial y hacer(me) una simple pregunta (mentira, ya se verá que no es tan simple la pregunta) . ¿Qué hace que este diálogo se establezca así como se establece ? Pero para que se vuelva menos retórica la pregunta porque no era la intención: ¿Por qué si el tema inicial y los subyacentesses (las varias eses al final son intencionales) me interesan, tengo que mamarme largas medias horas de ataques o de defensas personales o defensas al No ataque personal o defensas al atacado, pero por sobre todo, tener que perder todo lo que se pierde a causa de los efectos (no tan) secundarios de todo aquello ?. Pasa que esto, por supuesto, hace que los egos se pongan en guardia, y conste, esta intervención no es una ingenuo “cuidado chiquillos con dañar los egos y las sensibilidades de cada uno” .
SUCEDE QUE si hay algo que es capaz de desplazar el discurso, o la pulsión inicial y la real intención del discurso y hacer errar la propia postura, es el ego ( y para esto ni siquiera hace falta uno tan grande, o herido o picado, o sea, que decir de un ego grande, herido y picado al mismo tiempo ). La pregunta no es tan simple entonces, porque cuestiona algo (que quizás si es simple a su vez): el mecanismo.
Cuando converso o discuto con alguien en vivo, logro remediar, si soy lo suficientemente honesto con mis ideas y si logro mantener lo suficientemente tensas las riendas de mi ego, logro remediar -como decía- mis errores, mis salidas atolondradas, volver atrás, incluso decir, “chuchas, ahi este weon tiene razón» en medio de mi razonamiento. Logro remediar ANTES de que esas salidas atolondradas, o las compresiones atolondradas (porque si bien es cierto que hay frases mal construidas, hay también frases e intenciones mal comprendidas), se vuelvan un aliciente más, y no uno menor por lo demás, al diálogo dominado por los egos (No me vayan a decir, “pero si el ego siempre está ahi” ). En el fondo, aliciente para perder más ( y no El) tiempo en «lo personal». No es que en el diálogo en vivo se resuelva este tema, pero al menos no ocupa tanto espacio ( y no sólo por cuestiones de pudor).
Esto no es una apelación a juntarnos todos en un café a discutir más bien en directo ( ni por melancolía intelectual ni por ánimo de amigarnos todos y darnos palmaditas en las espaldas a la salida del café). Sucede que, en este medio (medio “mediatizador”, no medio “mundillo”), me sorprende encontrarme confrontado a estos diálogos tan a menudo sobre-intervenidos por «Lo personal» (eso de los ataques y aquello) , y por ende (aun más) Erráticos. Lo escrito tiene por supuesto el valor del registro y otros tantos más, no es necesaria una explicación acerca del por qué de este mecanismo de diálogo. Ya decía: no es una invitación a la contertulia. La invitación es a SITUAR EL DIALOGO EN SU MECANISMO: si aquí el espacio a lo errático es muy amplio (aunque parezca paradójico en vista de que lo escrito goza de una comodidad temporal: me puedo demorar en pensar y repensar antes de escribir) quizás sea útil establecer : u otra relación con la sensibilidad propia, o estar más consciente de los parámetros de este mecanismo de diálogo. No en el fondo, pero de alguna manera : que lata la afectación weon.
Y así partió todo, por lo afectación de un director, si bien entiendo, no ? (ni leí esa parte, pero la sensación de déjà vu la debemos haber tenido todos respecto al tema, así que hasta me siento disculpado de antemano por esa omisión)
Pero no me mal interpreten, no es sólo lata por leer frases de “weons en sus momentos afectados”, me repito, sino que intuyo (no por percepción ultra sensorial, sino que por simple empirismo), una gran parte de discurso desviado, dilatado, postergado y a aveces ininteligible (no en su gramática ni sintaxis, sino que en su sentido) … e incluso, de tan postergado, meloso, porque para volver al diálogo después de tanta defensa y ataques a los atacadores, y tanto asumir las picas, para poder volver a dialogar de nuevo de aquello que valía la pena el diálogo, había que ser melosos.
Por otro lado, y de verdad por otro lado, pues no porque se trate de las sensibilidades la cosa va por el mismo lado: criticar a alguien por su modelo de producción, o criticarle a alguien de donde saco las platas pa su peli, o como elabora sus frases cuando habla de cine, o criticarle de donde se sitúa para decir lo que dice cuando habla de una peli, etc, etc ( y aquí un desacuerdo textual con uno de los contertulios) , no es más un “ataque personal” que criticarle a alguien su película. Como lo va a ser, si hacer una película es una manera de combinar todo o una parte de eso otro ? . Puede incluso ser una critica absolutamente necia, pero no necesariamente un ataque personal.
Ego y discurso, wea que a mi me parece de lo más cercana a abordar práctica y teoría al mismo tiempo, mismo mismo mismo tiempo, por eso la pregunta, por eso el berrinche este. A riesgo de que nadie pesque : no hay suficientes “ataques personales” ( aunque esto ultimo justamente pudo ser entendido como un atque (multi)personal, pero yo insitiría, no es mas personal que hablar de la peli de alguien).
Es RECONTRA interesante lo que acaba de decir Eric, y se mete de lleno en un tema lateral (que yo sé que le interesa mucho a Ivan) sobre si acaso podemos generar dialogo y reflexión a partir del blog. Yo sé que es pajero, y que ya perdimos rating hace rato con esta discusión, pero no importa, acá voy, porque al final de los tiempos tengo la esperanza de que habrá alguien tan pajero como nosotros y llegue incansable hasta esta parte de la discusion y le encuentre sentido.
Primero, acá el ego juega un papel preponderante: ya lo decía AFA en su texto, muchas veces los directores se sienten atacados por la critica cuando hablan mal de sus películas porque sienten que hablan de ellos mismos. Ni idea de donde viene este procedimiento, pero sí he sido testigo de él muchas veces, y es penoso, porque también la crítica a veces se da trompezones feos, como cierto artículo en Mabuse que hablaba de Fuguet y que siempre me pareció detestable, porque pisaba el palito de transformar el comentario crítico (de una obra) en ataque personal. Lo que luego no hace más que darle cabida y sentido a las quejas de los directores contra la crítica. Me parece que ese artículo significó un retroceso en lo que por lo menos yo siento que debe ser la crítica, y aportó un ladrillo más a esa muralla de incomprensión entre críticos y directores.
Y sí, al mismo tiempo, creo que son los egos los que luchan día a día entre críticos y directores, como si se disputaran cierto trono de lucidez o sensibilidad. Y algo de eso hay, porque los críticos se valen (nos valemos) de un lenguaje directo que a veces pasa por violento, y a veces es violento a secas. Pero muchas veces esa violencia es respuesta a la violencia de un discurso que puede estar en una película (y esta muchas veces en películas chilenas) que nos parece aprovechador, o sordo, o estafador, o simplemente inepto.
Y ese ataque no es personal (porque no atacamos a la persona, ni a sus hijos, ni su familia) pero al mismo tiempo lo es, como dice Eric, en terminos que atacamos una ‘vision de mundo’, si lo queremos ver así. Y esa visión del mundo es una respuesta, me imagino, del actuar de esa persona.
De ahi que, por ejemplo, a mí se me haga imposible votar por Marco Enriquez-Ominami después de haber visto «Mansacue». La vision miserable que transmite esa película del Chile actual, y sobre todo, de las personas más pobres, me molesta como cinéfilo y crítico, pero me indigna como ciudadano aún más, porque es la película hecha por un diputado de la República, un tipo que vota por leyes y que se supone es ‘sensible’ a los problemas del país. Su película es absolutamente insensible, y para mí dice más que cualquier discurso o visita a universidad que haga o aparicion en television que tenga.
Lo de citar a MEO no es irme por las ramas: es solo decir que tal como creo que dice Eric, los ‘ataques’ que se hacen en la crítica no son personales, pero sí pueden llegar a lo más intimo de un director, y creo que ahí es cuando el ego cae herido y surge la ira.
Finalmente, supongo que habrá que poner una advertencia en la cajita en que los lectores de este blog ponen sus comentarios, y que ese sea: ‘Maneja tu ego antes de escribir’. Pero eso quizás sea malinterpretado, sea leido como un ataque, o peor, como una manifestación más del ego de quien mantiene este blog.
🙂 «maneje su ego antes de escribir», jaja, apenas nos la podemos, en verdad. Tiene que ver con el hecho de la afirmación («hablar clarito») y no asumir una cierta errancia errática del discurso, de las palabras, aunque ellas sean a veces más densas, dispares, y sobre todo posibles de malinterpretar. Como por ej. lo que dijo Afa que dije y que no dije, o al menos no de esa manera ni con «esa» intención (una cierta histeria del discurso, que se basa en que voy a decir una gran verdad oculta, «una denuncia»). Me gustaría, como dice Eric, situar las cosas mediante mecanismos, agenciamientos, pero para volver a algo que dijimos: prácticas. Del discurso, los haceres. ¡Ojalá fuesen nítidas! (Es como esa típica frase: mi discurso me habla, intentamos controlarlo, apenas tenemos las ideas para definir ciertas zonas, pero nada de eso hace que las cosas sean nítidas).
Sobre lo último. Creo que ya no sé si llamarlo «el peligro», pero si el tema con el blog, es el asumir sus condiciones, limitaciones, qué cosas permite y de qué forma. No «todo», pero tpoco «nada», más bien «algo». A veces, en sus mejores momentos. El rating bajó pero al menos me siento menos exigido y ya conversando, intentando dialogar.
Rosellini decía que la televisión tenía todo para ser un medio que produjera cambios sociales. Hoy todos hablan del fin de la tv y el auge de la convergencia digital. La TV murió siendo un «mal objeto» (lo dijo Eco, Verón, etc), pero quizás Internet, las redes sociales, ayuden a generar otros «mecanismos», otros cruces, otras formas de producir saber, que aún no podemos figurarnos. Así que con el blog me manejo tb con histeria, le doy vueltas, intento pensar sus cosas buenas y cosas malas. Cuanto posibilita y cuanto limita. Cuanto de crítica, cuanto de ideología, etc… como todo podríamos decir (el cine, los diarios… ).
Por ahora esto, y propongo que los lectores de analizame apaguen la compu y vayan a darse una vuelta por cine b, los filipinos, perrone, etc…
Un detalle mi estimado Gonzalo: creo que no hay que tener la esperanza de que habrá alguien tan pajero como nosotros (un nosotros en el que yo no me puedo incluir esta vez, justamente porque ademas de la paja del tema en si, había que mamarse la pajera afectacion de los dialogantes y a mi no me dio el animo ). Como decia, creo que situar al lector como un potencial pajero más pajero aun que un «posteador» que se entusiasma escribiendo por sobre el comentario N°30, es pedirle mucho, pues cada uno tienes sus propias pajas a las cuales dedicarle tiempo …
Yoi no dejaría de hablar sólo porque la idiosincracia chilensis es tan poco auto-crítica, especialmente en los círculos más «sistematizados». Pero es una gran verdad que Chile no está preparado para la verdad. Por eso existen estos caballeros que creen en la neutralidad como forma de no mojarse el *****. Ya no vivimos en un sistema político que nos obligue a codificar todos los mensajes so pena de desaparición, tortura o muerte. Sin embargo, en esta DEMOcracia parece haber un sensible rechazo a las cosas por su nombre. Claro, yo no me concentraría en la parte obvia: el por qué al establishment no le gusta la verdadera crítica. Pongo más mi atención en el otro lado de esa moneda: el por qué nos callamos o desistimos de seguir hablando. En psicologia de la comunicación diríamos que el temor al rechazo del grupo provoca un ostracismo. De esta suerte, dejamos de entregar información que podría ser valiosa, aunque no sepamos en qué momento ni para quién. Yo recomiendo seguir adelante, seguir hablando, seguir escribiendo, seguir diciendo la «verdad» que, en este caso, es lo que realmente sentimos respecto al arte. Talvez no podamos autenticar la interpretación personal de hecho artístico, pero habremos sembrado la semilla de la libertad para pensar, sentir y escojer.