El premio Goya para «La buena vida» es celebrada en los diarios de hoy: en El Mercurio se preguntan por qué las películas chilenas están ganando tantos premios afuera y no llevan publico a las salas, y en La Tercera (no linkeable directamente, p. 41) Daniel Villalobos analiza que la película es incómoda para las audiencias más masivas porque «desde la perspectiva de los negocios el cine es principalmente evasión y ‘La buena vida’ es más bien lo contrario: una película que sentenciaba ‘así es como vivimos, así es el Santiago que habitamos y esto es lo que nos ofrece’ ¿Estamos contentos?». Sin embargo, el análisis más particular es el de Pablo Perelman, presidente de Directores y Guionistas de Chile, ADG, quien en carta a La Tercera (p.2), dice:
«Ha llegado el momento de que los medios se pongan la camiseta del cine chileno y, juntos, reencantemos a nuestro público. Hablar de cine chileno como una marca depreciada, por ejemplo, denota un gran prejuicio. En su lugar el público se merece una crítica que ejerza con autoridad y compromiso su misión de orientar y educar, ayudando a ver los productos de una cinematografía necesariamente distinta a la de Hollywood»
La carta, que retoma un argumento que insistentemente expone Silvio Caiozzi en cuanto foro público existe -sin importar el tema del que se hable- le hace un flaco favor a las películas chilenas. El cine chileno está empezando a cosechar lo que se sembró en un largo proceso de producción e internacionalización, y estos premios recientes (y estoy seguro que vendrán más en los próximos meses) son solo el resultado de ese trabajo. Es incomprensible la petición que se deduce de la carta de Perelman: ¿qué está diciendo? ¿Que traten con más cariño a las películas chilenas para «acabar con el prejuicio de marca» que tiene «el producto»? Lamentablemente, Perelman, eso es imposible. Es como que La Piccola Italia le pidiera públicamente a los críticos gastronómicos de los diarios que atinen, y empiecen a comentar mejor sus platos, porque ya no es la chanchería insalubre de los últimos años, porque ahora mejoró mucho, y que los críticos vayan, coman y que -sin importar lo que realmente les haya parecido el restaurant- digan que está rico porque han trabajado duro y lo están haciendo bien.
La petición peca de ingenuidad. Si los chilenos le están dando la espalda a las películas chilenas (aunque yo creo que no es tanto, son solo los mismos espectadores repartidos en más películas nada más), son las mismas películas chilenas las que tienen que ganarse nuevamente su preferencia. Los críticos no somos el Estado: no damos subsidios. No deberíamos darlos, por lo menos (a diferencia del Estado, que con estos premios también se gana más legitimidad para los fondos, que año a año ha ido perfeccionando, aunque aún falte más trabajo). Lo mejor que puede hacer la crítica es ser seria: valorar el riesgo por sobre la condescendencia, encontrar la llave que conecta a una película frente a sus pares y al mundo, y sobre todo, establecer el diálogo (y de alguna manera representar al interlocutor) que la película abre con sus espectadores.
Seguir pensando que la crítica solo sirve cuando pone cinco estrellas y es mala cuando pone una, primero, es ofensivo como argumento, pero segundo, está entrampado en una retórica donde la autocrítica se ve como un país extranjero. Yo soy un fan de las películas de Perelman («Imagen latente» y «Archipiélago») y creo que -si bien representa a sus pares- con su carta está yendo por el camino viejo, el camino más feo e impresentable de las peores películas chilenas: el camino de la súplica, el compañerismo mal entendido y, de alguna manera, el ego descontrolado.
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Más en El Mostrador. Y en Cooperativa.
52 respuestas a «Perelman en la onda Caiozzi: la culpa es de los críticos»
Toda la razón. Pero a estas alturas no creo que Perelman peque de ingenuidad, creo que peca derechamente de tontera. Que cineastas experimentados sigan con lo mismo no se entiende otra manera. Por lo demás ¿no fue Cristián Galaz el que habló del «desprestigio de la marca»? Y según recuerdo, las críticas de «La buena vida» fueron bastante positivas ¿o me equivoco? Es frustrante que a estas alturas tengamos que seguir asistiendo a estas pataletas y que siga siendo necesario que un crítico tenga que aclarar en qué consiste su pega. ¿De qué le sirve viajar a esta gente?
Las películas Chilenas, americanas, asiaticas, son solo eso, películas.
Los críticos hacen su trabajo, y lo hacen bien, hablan, comentan, reflexionan y analizan comparativamente lo que ven.
El público cuando va al cine no se fija si la película proviene de tal o cual país, simplemente van a ver una buena película, eso es todo.
Estoy seguro de que el cine chileno va a aumentar en público, pero tampoco va a ser como un taquillazo americano, sólo va a tener el público que se merece nuestro cine.
No sigamos midiendo nuestro cine por la cantidad de público que lleva a salas, si hay algo porque deben ser medidas, es quizás por su nivel de compromiso con su propuesta estética y por la consecuencia de su director con su discurso. Eso esta ocurriendo con las nuevas películas chilenas, son honestas.
1) Lamentablemente la audiencia en las salas de cine este bajando, no es solo un problema en Chile. Los canales de distribución que conocemos ya no son tan rentables económicamente y eso pesa en el bolsillo de los que hacen esta industria.
2) El cine Chileno cambio de protagonistas, hay una nueva generación, es inevitable que se produzca mas, la década del 2000 vio nacer el Cine de Escuelas, ya son casi 26 escuelas de cine y TV. que hay en el país. Esto unido al Fondo audiovisual, que es la » espalda» de los productores-directores, va a generar mas películas, esas películas van a hacer un circuito Internacional de festivales. el 2008-2009 es el tiempo de los Chilenos en ese circuito,
en el 90 fue el cine Asiático, el 2000-2003 el cine Argentino etc. etc. El trabajo de los circuitos de festivales Internacionales es descubrir nuevas cinematografías, esa es su tarea, pero eso no quiere decir nada mas….
Lógicamente la relación entre el punto 1 y 2 no existe. Por que el punto 1 habla del negocio del cine en el nicho de mercado que le corresponde, el punto 2 habla del cine como plataforma cultural.
lo que queda es co producir, hacer que el nicho de mercado crezca, hacer que la lengua española sea todo un territorio, por eso Bollywood existe, su mercado es de tan grande como la población que habita.
El mercado Chileno siempre ha sido un agujero negro, no solo ahora, pregúnteles a los distribuidores…..es hora que Latinoamérica, encuentre una forma de ver sus películas y se proteja, con leyes como Europa creo para proteger su cine.
Está buenísimo tu articulo Gonzalo, sobretodo la alusión a la Piccola Italia.
Recordé una discusión pública frente a las cámaras de Canal 13, con Juan Pablo Sáez, quien esgrimía los mismos argumentos. Pero él andaba con amigos actores y, como no llegábamos a puerto, no encontraron nada mejor que ¡sacarme a rastras del estudio! Así, ni a la esquina.
Bien articulado, Gonzo.
El gran porcentaje de personas que asiste al cine, no creo que lea la critica, con cueva ve las estrellas que pone el LUN.
Lo que yo entiendo de Perelman no es una petición de una crítica más amable, sino que no se ataque a la marca cine chileno como a un todo, cosa que ha estado ocurriendo en los últimos meses con artículos de el mercurio, la segunda y la tercera (apoyados por Hector Soto, Cristián Galaz, Fuguet y otros) donde se habla tramposamente de la depreciación de dicha marca mientras en el resto del mundo, esta marca solo se aprecia cada dia mas.
Lo que señala la asociación de directores y guionistas , y a lo que me sumo es que no enlodemos la marca Cine Chileno. Criticar una película, obvio, como se la merezca. Pero no puede ser que si a una pelicula le va mal, el cine chileno es malo, si otra es grosera, el cine chileno es grosero, etc.
Es un llamado a los medios a sumarse al prestigio de nuestra marca. Es como si en el futbol, mientras la selección clasifica, los medios se las arreglen para alejar al publico del estadio, un sin sentido. Un partido podrá ser malo, pero si clasificamos al mundial, seguro que estamos mejor que antes de la llegada de Bielsa.
Si el cine chileno gana el Goya, Sundance, da que hablar en Cannes, participa con 5 películas en Rotterdam, tan malo no debe ser.
Otro ejemplo del poco apoyo de los medios (no de ser mas condecendientes en la crítica): El cine chileno lleva más público al cine que el futbol a los estadios (aunque parezca increible, es real, informado por estudio la asociación de exhibidores), pero la cantidad de paginas que se escriben en los medios, es muy superior en el futbol, de cine chileno casi ni se escribe. La carta de Perelman apunta a eso, que los medios escriban tanto de futbol como de cine chileno. Es mucho pedir?
Lamentablemente si lo que se pide es no criticar negativamente LA MARCA Cine Chileno, tampoco se puede pedir que se la apoye y lo único que queda es eliminarla y tratar a las películas producidas en nuestro país como lo que siempre han debido ser tratadas: películas y nada más. Evidentemente estas películas realizadas en nuestro país están en desventaja (sobretodo en presupuesto) con la mayoría de las películas realizadas en el extranjero, pero la única forma de equilibrar esa balanza no es a través de los favores de los críticos (incluso mucha gente lee ciertas críticas y hace exactamente lo opuesto porque saben que muchas veces los gustos de los críticos son distintos), si no a través de políticas culturales y, por sobretodo, de las películas mismas. Concedo que muchas veces una película realizada en nuestro país que resulta mediocre (como millones no realizadas en nuestro país) se le da como bombo en fiesta, pero también es cierto que cuando una es buena, se le alza como si fuera una joya del séptimo arte cuando muchas veces tampoco es así. Aunque sé que lo que diré a continuación es algo odioso, creo que consolidar nuestro cine a nivel público pasa necesariamente por pensar en la gente que podría verla: Mal que mal, la mayoría de las películas están financiadas por subsidios provenientes de impuestos que salen de sus bolsillos. ¿Por qué los espectadores tendrían que tener consideración por nuestras películas cuando sus autores no los consideran en absoluto?
En el fútbol pasa algo similar: muchas veces leemos cómo los futbolistas, entrenadores y dirigentes se quejan de la prensa, que no los retrata con justicia, que no apoyan el fútbol chileno, que reman para el otro lado y así. Muchas veces nos enteramos de montones de futbolistas que simplemente no hablan con periodistas, o el mismo Bielsa que no habla más que en las conferencias de prensa después de los partidos. Ellos tampoco están contentos con los medios locales, pero el único tapaboca hasta el más fiero de los críticos de la selección son los partidos que ganan, y no simplemente que hayan mejorado en los entrenamientos, que los jugadores jueguen más rápido, más bonito o lo que sea.
El cine, por cierto, es una actividad completamente distinta del fútbol, porque no hay un marcador tan rotundo como el que se produce al final de un partido. Pero sí hay otros indicadores más o menos objetivos: las audiencias y los premios en festivales. Y ese es el debate actual en la prensa: ¿por qué algunas películas chilenas que ganan premios o quedan seleccionadas en festivales afuera no concitan cifras abultadas de público?
Yo discrepo de las bases de ese análisis: el cine chileno sigue llevando gente a los cines, solo que repartido en más películas. Pero el cine chileno el año pasado cortó más de 939 mil tickets, número superior a los 914 mil del año 2007, y es el tercer mejor año de la última década (después del 2003 [1.710.565] y 2004 [1.213.534], los años de «Sexo con amor» y «Machuca», respectivamente). El 2008, en esos términos, ¡fue un año mejor que el año de «El chacotero sentimental» (total de espectadores cine chileno 1999, 836.734)!
Hay que recordar además que el año pasado los precios de las entradas subieron, y aún así el cine chileno no se vio afectado por esta alza.
Es poco probable, sin embargo que el cine chileno pase del 10% del total de tickets cortados, porque de acuerdo a un especial de Cahiers du cinema del año pasado, en todos los países que hacen cine (fuera de EEUU, Francia, India y Corea del ur) el cine nacional se mueve entre el 6 y el 10% del total. Los porcentajes de cine chileno del 2007 y 2008 estuvieron en 7,9%. Al igual que en Argentina el 2008, se necesita un estreno local que pase el millón de espectadores para que esa cifra pase el 10% (algo poco frecuente, y que en Chile pasó el 2003 con «Sexo con amor», que se llegó al 14,95%).
Es decir, las cifras indican que el 2008 fue un buen año y no un mal año. Si a eso sumamos la presencia en festivales internaciones y premios (las más destacadas del 2008, «Tony Manero», «El cielo, la tierra y la lluvia», «La buena vida»), se confirma nuevamente que el 2008 fue un estupendo año para las películas locales.
Para volver al fútbol, ha mejorado el rendimiento. Sin embargo, es otra ingenuidad pedir que se equipare la cobertura de los medios a los deportes: eso no ocurre ni aquí ni en ningún lado. Los deportes son un elemento constitutivo del consumo de medios en todo el mundo, muy por encima del cine, local o internacional.
Las marcas, en tanto, se constituyen y ganan prestigio por razones diversas, y si se pretende entrar a ese tema, bien la asociacion de productores y directores podría encargar un estudio de marca para dilucidar de manera técnica que percepción se tiene de la marca «Cine chileno», cuáles son sus fortalezas y debilidades entre sus consumidores, y se puede enfrentar el tema con alguna campaña adecuada. Pero me parece que los cineastas (por polémicas internas del gremio) están externalizando cierto temor sin analizar mucho lo que hacen. Porque para mejorar tu marca no le pides a los medios que digan que tu marca es buena: los seduces y a partir de esa seducción llegas a tus espectadores.
Estimado Rodrigo Maza:
Hay que ser francamente muy obtuso para leer mi llamado a La Crítica como una solicitud de «condescendencia» por las películas chilenas, como una pataleta de regalones necesitados de «cariño». Mi respetuosa solicitud apunta exactamente en sentido contrario.
Quiero pensar que en la edición que le propinó La Tercera a mi carta algo sutil pero fundamental de su sentido se perdió.
La frase original decía: «Ha llegado el momento de que la prensa y los medios masivos se pongan la camiseta del cine chileno y, juntos, reencantemos a nuestro público. Hablar de cine chileno como una “marca depreciada” o una producción en decadencia, como leímos hace poco en La Tercera y El Mercurio, denota un prejuicio del tamaño de una viga. En su lugar, el público se merece una crítica
que ejerza con autoridad y compromiso su misión de orientar, recomendar y educar, ayudando a leer los productos de una cinematografía necesariamente distinta a la de Hollywood.»
Por ejercer «con autoridad y compromiso su misión de orientar, recomendar y educar» quiero decir que opine «sin paternalismo» y permita «discernir», separar la paja del trigo, «contextualizar» de manera que no se produzca el efecto nefasto de meter todas las obras en el mismo saco. Las películas chilenas obviamente son muy distintas entre si, apuntan a públicos diversos y provienen de sensibilidades, experiencias y proyectos expresivos idem. Ayudarle al público a elegir según sus intereses es tarea de la crítica ya que la escasa publicidad disponible apenas alcanza para instalar un par de imágenes y un título en la retina del respetable, si es que.
Con respecto al llamado a ponerse la camiseta, obviamente va dirigido a los medios masivos, a quienes la existencia de un cine crítico e independiente los pone incómodos. No a ti.
Pablo Perelman
Yo leo otra cosa en la carta de Pablo Perelman. No coincide con Silvio ni alude a «la crítica de cine» sino a la necesidad general de una campaña de medios que haga que las personas vuelvan al cine, porque como han posteado algunos, la baja en asistencia es general en el mundo, y por otro lado los indicadores dicen que la gente sigue yendo a ver películas chilenas; tenemos un millón de boletos anuales cautivos.
La situación es más bien de estancamiento doméstico, pero la marca de cine chileno crece en valor en festivales extranjeros, al parecer en forma sostenida. Esto era esperable: hace 10 años se decía que hacíamos muy pocas películas como para constituir «oferta exportable.» Por ello, no me parece se deba responsabilizar al volumen producido (gracias a «la espalda» del FFA) por el estancamiento de la taquilla total.
Falta que las películas chilenas que se han ido destacando dialoguen más entre sí y ahí los críticos tienen un rol relevante, más allá de esa ramplonería de andar juzgando si está o no «lograda». Esa crítica se puede dar en cualquier parte (blogs, festivales, convenciones, etc.), de hecho los diarios no sirven de mucho porque el espacio que dan es muy chico. Esa crítica le da cuerpo a la «marca», como también la existencia de autores y disponibilidad de sus repertorios.
La campaña que creo vislumbrar en la carta de Pablo, en cambio, es la campaña para «volver al cine», que sea un panorama vigente, además de una experiencia única e incomparable con otras. Creo que tal campaña incluso reviste interés público y por tanto el Estado debiera colaborar en parte con ella. Los canales de TV también podrían poner su grano de arena en esto, si tuvieran generosidad.
El triunfo en Locarno de Alicia en el País es otro triunfo de «la marca» este año. Cuantas páginas de prensa logró tamaño resultado? (en términos futbolísticos es comparable al tercer lugar del mundial del 62)
Bueno, Pablo, está claro que tu carta va dirigida a Héctor Soto, y lo traigo a colación porque todo esto no se entiende sin haber leído una columna de Soto en una de las últimas ediciones del suplemento Cultura de La Tercera (pag. 26). Soto es particularmente pesimista en esa columna: se titula «Marca depreciada» y establece que el desarrollo del cine chileno de los últimos años estaría «en entredicho», puesto que «el público nacional huyó de las películas nacionales como del ajo los vampiros», en atención a que ninguna película pasó los 250.000 espectadores. Según Soto, esa falta de público es «problemática» porque «un cine que no es capaz de conectarse con su gente queda muy expuesto al autismo» y lo que se ha producido en los últimos 20 años «no responde a la expectativas de relevancia y desarrollo cultural que la década del 90 alentó cuando se estrenaron ‘La frontera’ y ‘Johnny Cien Pesos'». Y agrega, temerario, «el cine chileno ya no tiene esos niveles de pertenencia (…) El recuento de lo más reciente de los desarrollos de nuestro cine deja ver gran entusiasmo, mucho palo de ciego, extremada dispersión y crecientes niveles de irrelevancia. Es un mix peligroso».
Así como sigo en desacuerdo con la petición de «ponerse la camiseta con el cine chileno» (sobre todo… porque ¿qué clase de camiseta es esa? es una entelequia imposible de reducir… yo apenas podría ponerme una camiseta de Cassavetes), también estoy en desacuerdo con Soto. Primero, porque las cifras que maneja están erradas (como dije más arriba, las cifras totales -las que conforman la totalidad de «el cine chileno»- están lejos de ser malas, por lo menos son estables), pero por sobre todo porque habla de cierta promesa de cine conectado con su público hecha por «Johnny Cien Pesos» y «La frontera».
Por cierto se han hecho muchas películas «conectadas con su publico» desde esas dos, pero más preocupante es cierta noltalgia suya por un cine tropezado por las circunstancias y altamente mimético de modelos extranjeros.
Ojalá no volvamos a hacer películas como esas, digo yo. No porque sean buenas o malas películas, sino porque no establecen búsquedas propias, sino que quieren ser algo que no son. Por cierto, corresponden a un periodo historico (la transición democrática) donde la sociedad entera estaba buscando modelos extranjeros que pudieran aplicarse en Chile.
Pero en los últimos años esa búsqueda de patrones colectivos ya no existe, y lo mejor que podemos hacer es incentivar el talento existente, con distancia crítica, y ver qué sale de eso: a mi me alegra mucho más haber visto «Mirageman», «El pejesapo», «Tony Manero» o «El cielo…» no porque sean películas magníficas, sino que porque veo en ellas fuerza y exploración, desacato y convicción, y mucha pertenencia, por cierto.
El texto de Soto se contradice unos parrafos más adelante cuando habla de Argentina (Trapero, Martel, Rejtman) y México (Reygadas) como ejemplos exitosos, siendo que sus películas tiene muy bajos niveles de taquilla (y mucha resistencia incluso en la crítica de medios tradicionales en sus propios países), pero encontraron aceptación en el circuito internacional de festivales.
Eso se conecta con la idea primera: Soto parece echar de menos que en el cine chileno no se esté aplicando un modelo foráneo, si no ya no norteamericano, por lo menos, argentino o mexicano.
Yo celebro que pase exactamente lo contrario. Y ojalá no se construya algo tan nefasto como una marca de cine chileno: hay algo maquiavélico que las películas se parezcan demasiado entre ellas.
Por eso mi crítica a tu carta, Perelman. Si hay una tarea que pueden hacer los críticos es argumentar (ojalá con cierta coherencia) qué es lo más destacable de una cinematografía, y generar debate en las audiencias sobre eso, y si hay algo que pueden hacer directores es hacer películas que den para ese debate. Entiendo el tono conciliador y constructivo de tu invitación, pero sinceramente me parece que lo mejor para todos (espectadores, directores, productores y medios) es no hacerle caso.
No solo es Soto. En el merculo salió un artículo que decía que el cine chileno perdió no se cuantos millones de espectadores (la verdad el articulo se referia al cine en Chile, pero tramposamente hablaba del cine chileno), la segunda se aprovecha de una entrevista a Galaz para decir que el cine chileno es «vulgar, grosero y fome». Etc.
Maza tiene razón: la cifras de este año no son malas, y los triunfos internacionales varios. Lo que uno esperaría es que en vez de titulares que hablen de marca depreciada o de distancia con el publico, salieran titulares del tipo: «gran año para el cine chileno, logra tercera mejor audiencia de la década y conquista festivales internacionales».
Una última cosa sobre la crítica, o una pregunta, ¿Como se explica que a las peores críticas de nuestras películas firmadas por críticos chilenos podamos acompañar excelentes críticas de expertos internacionales?
Tal vez me equivoco, pero si es sistemático, es raro. Apoyo a Perelman. No pidió crítica condescendiente, pide crítica de calidad, comprometida y con autoridad. Nuestros críticos son bastante heterogéneos y no todos logran dichos atributos.
Waissbluth… Lo que los directores pueden exigir es que los periodistas hagan mejor su trabajo, y eso no es «ponerse la camiseta»: es la exigencia de un mínimo estandar de calidad… La nota a la que haces referencia en El Mercurio efectivamente es mañosa: da a entender que hay una crisis de espectadores en el cine chileno (su título es «El cine chileno perdió 60 millones de espectadores en 40 años») cuando lo que verdaderamente dice el informe de los exhibidores (que todos los interesados pueden bajar acá) es que «los cines chilenos» o bien «las salas de cine en Chile» han perdido 40 millones de espectadores. O sea, nada que ver. O sea, titular engañoso. O sea, mentira. O sea, daño a «la imagen». Eso se arregla con denuncia directa: este artículo miente, y se manda carta al director al día siguiente, y si no pesca, se hace más ruido por caminos externos. Pero esos periodistas y/o editores no tienen que ponerse «la camiseta del cine chileno» para hacer bien su trabajo; solo les basta con ponerse «la camiseta de periodismo profesional» y estamos. Otro caso es la crítica: el caso de Soto es tema de debate; si están en desacuerdo con él, tampoco lo van a convencer con esos pedidos. Y ni a él ni a mí ni a ningún crítico. Podemos hablar del estado de la crítica en Chile, pero ese es otro tema, y de nuevo, se hace impresentable que hablen de «buena crítica» cuando se habla bien de sus películas y «mala» cuando es al revés. Me parece que la comparación que haces entre crítica extranjera y local merecería una mirada más exhaustiva… ¿puedes dar ejemplos?
Ah, bueno, y se me pasó lo de Cristián Galaz… En la entrevista del 11 de noviembre de 2008 en La Segunda (p. 41) dice:
«(Las películas chilenas) son percibidas últimamente como mal hechas, groseras y sobre todo fomes».
Agrega que «una oleada de malas cintas nacionales afectó la credibilidad de la marca ‘película chilena'».
Y Andrea Ugalde agrega: «Nosotros salimos a las calles con Cristián, a entregar publicidad de la película, y cuando decíamos que era chilena, mucha gente decía «¡ah, no!». A mí me llegaron a tirar por la cabeza el volante. Había una súper mala onda».
Ojo, entonces, que lo de «mal hechas, groseras y fomes» lo dice Galaz, no La Segunda (que no es santo de mi corte, pero que este caso es inocente).
Lo traigo acá solo para tener todas las cartas arriba en la conversación. Porque, ¿qué hace un medio que tiene «la camiseta puesta» por el cine chileno? ¿No lo entrevista a Galaz? ¿Corta esa parte de la entrevista?
¿Ven lo incomprensible que es el pedido?
Haciendo un análisis de las cifras que me mandó mi amigo Maza (que se pegó el trabajo de juntarlas de distintas fuentes) me encuentro con un hecho notable.
En términos brutos, los 939.835 espectadores del 2008 no sólo son la tercera mejor cifra en lo que va de la década, sino que si descontamos cada año la película más taquillera (el 2003 Sexo con amor, y el 2004 Machuca), es el año que más gente ha ido a ver películas nacionales (722.713 espectadores si descontamos los 217.122 de 31 Minutos).
A mí esa es una cifra que me parece buenísima, pues indica que el cine chileno no está dependiendo de un solo gran taquillazo para llevar gente al cine, sino de un grupo de películas.
Ahora bien, eso a mí me parece que se debe a que la tan alabada diversidad de oferta del cine chileno (si hay algo que todos destacan del cine nacional es que hay de todo, desde comedias televisivas tipo Masacue a caminos archipersonales y rigurosos tipo El Cielo…) viene también acompañada de una diversificación del público.
Es decir, así como es absurdo hablar de un tipo de película como «cine chileno», igualmente absurdo es hablar de un espectador tipo como el «espectador de cine chileno».
A mí, por ejemplo, este año me pasó que no fui a ver todas las películas chilenas, como sí hacía en años anteriores. Eso, porque de alguna manera la oferta se hizo lo suficientemente grande como para volverme selectivo, y me imagino que a mucha gente le pasó lo mismo; que ese millón de espectadores pudo escoger qué ver, si Mansacue o El Cielo o Tony Manero o El Regalo.
En algún punto tendrá que venir un taquillazo, y como siempre, se hablará entonces del definitivo despegue del cine chileno, un despegue que para mí ya ocurrió este año, con muchas películas para gustos distintos. Algo que yo creo que es muy bueno para los espectadores y que es precisamente por lo que muchos alegamos durante mucho tiempo (que el Fondart, Corfo, FFA, etc. apoyaran a películas distintas, a que abrieran el abanico de cines posibles)
Ahora bien, eso que por un lado es tan bueno, por otro obliga a los cineastas y productores a adecuar los egos y las expectativas comerciales, porque en un escenario así ya no es sano esperar los 100.000 espectadores como algo seguro, ni mucho menos apostar al medio millón para las películas de vocación más popular. Tampoco hay que esperar que la película que uno hace vaya a cambiarle la cara al país ni a redefinir la forma en que nos vemos a nosotros mismos. Cada día son más los cineastas y productores que comen de la misma torta (tanto económica como artísticamente hablando), y eso implica necesariamente acostumbrarse a pedazos más chicos.
Finalmente, los medios también harían bien en adecuar sus expectativas, o la vara de taquilla con que miden las películas nacionales, a este nuevo escenario, porque hoy en día si una película no lleva más de 100.000 personas es un fracaso, y para ser un éxito siguen esperando que supere el medio millón. O si no no se explica que El Mostrador diga, en tono de reproche, que a Tony Manero la vieron «sólo» 88 mil espectadores.
Maza… si te parece que es casualidad que en los principales medios de comunicación se publiquen artículos mañosos o no, donde el resultado es atacar la imagen del conjunto del cine chileno, me parece ingenuo. No se porque te sientes atacado en tu independecia ante el llamado que hace el presidente de los directores a los medios a no enlodar gratuitamente, ya que como tu mismo señalas, los hechos (público y festivales) hablan de un excelente momento. No es ni siquiera ponerse la camiseta del cine chileno, es sacarse la camiseta del chaqueteo. No encuentro explicación al desprestigio sistemático en momentos de éxito. Nadie pide criticas piadosas.
Sobre lo de Galaz, en este link puedes ver como este último señala que lo que quedó en el diario publicado no fue lo que él dijo y que hubo responsabilidad del periodista en lo publicado.
http://www.chileindependiente.cl/marcacinechileno_actualidad.php?PHPSESSID=d7dfca7ecd3b9c9f4216aeaf601d02a7
Sobre críticas internacionales vs. chilenas, se me ocurren varios casos, como Play, destrozada por Afa en su momento o Tony Manero y la Buena Vida recientemente por Muñoz en LUN, también puedo hablar de mi propio caso donde mis dos películas solo han tenido en Chile entre 1 y 3 estrellas, pero fuera han logrado de todo, desde 1 hasta 5. No es que la “buena crítica” solo sea cuando se habla bien de nuestras películas y “mala” cuando es al revés, pero no te parece un poco raro que las mejores críticas para los ejemplos anteriores vengan de afuera?. Igual tienes razon en que no tengo datos científicos, solo la experiencia de de mis películas y lo que he visto que ocurre con otras películas chilenas cada vez que viajo. Es solo una intuición, inquietante, de que los críticos chilenos se dan el gusto de hacer «statements» en su crítica al cine chileno, cosa que no hacen con la crítica al cine extranjero. Les entra a pesar el Ego.
uf!
ya empezó de nuevo el llanterío por las críticas, el relincho por el «chaqueteo» nacional, los «en Italia me tratan como rey, me ponen 100 trillones de estrellas, ahí sí que valoran la cultura»…
al final todo se reduce a eso. si los tratan mal los críticos son chaqueteros, tiran para atrás, etc… si los tratan bien, son grandes críticos, serios, etc… si eso no es ego herido, no sé qué es… ommm
recordemos hermanos estas sabias palabras
http://www.telon.cl/Cartas2004.htm
nada ha cambiado, el ego reina soberano, ommmm
… sobre el «chaqueteo» hay algo que escribió Gumucio que encuentro muy lúcido….
«El chaqueteo
Me da rabia cuando critican el chaqueteo del chileno. Los españoles, los franceses o los ugandeses también aseguran que la envidia es suya y sólo suya. El chaqueteo es universal porque no es el amor sino su opuesto, la envidia, lo que hace girar el mundo.
Los que se quejan del chaqueteo del chileno dejan entrever que son tan exitosos, tan por encima de la media, que tenemos que envidiarlos. Hablar del chaqueteo chileno es querer pertenecer al exclusivo y muy chileno grupo de los mediocres que le echan la culpa de todo al empedrado. En realidad, el que se queja de la envidia ajena suele ser un envidioso de primera. Los que no padecen esa enfermedad por lo general son insensibles a los dardos. Sólo ven la envidia los que la sienten.»
De verdad que me agota el tema. Además ya me acostumbré.
Reygadas me escribió para decirme que era un chaquetero…
http://www.mabuse.cl/1448/printer-74009.html
y Ghobadi también
http://www.mabuse.cl/1448/article-72644.html
Pero yo les respondí: «Oye, si yo sólo escribo mal de películas chilenas porque no me «pongo la camiseta», porque soy un chaquetero envidioso y porque estoy lleno de ego»
El ego… el ego.
Uf… Waiss, nada que ver. Primero, no actúo a la defensiva. ¿Por que me sentiría atacado? Trato de ser explícito al momento de decirle a un gremio que la están embarrando, que así las cosas no se hacen, que pueden provocar el efecto contrario de lo que buscan. Tengo experiencia en medios y sé como funcionan por dentro y te puedo decir que esa carta no sirve para nada porque parte de un supuesto paranoico («nos quieren hacer daño») e ingenuo («ponganse la camiseta, pos cabros»). Puedes decir lo que quieras de los periodistas de espectáculos y en muchos de esos prejuicios le vas a achuntar: que son flojos, mala onda, barreros, pero te puedo asegurar que tienen una nula capacidad para coordinarse en una causa como «atacar la marca del cine chileno».
Es más, podría asegurar que ninguno de ellos tiene el más mínimo interés en atacar «la marca» del cine chileno. La razón principal: porque no les importa. Ven pocas películas chilenas: algunas les gustan, otras les cargan, pero no tienen una particular animosidad contra el cine local.
Ahora, respecto a la crítica y la columna de Soto, el debate partió por ustedes mismos, y una vez instalado no es raro que un crítico como Soto quiera plantear su parecer. Considerar que eso es parte de una mala onda general de los medios hacia los directores locales, bueno, de nuevo me suena un poquitin saltón.
Es bueno que los directores, todos los directores, como gremio y como individuos, manejen su ego. Cuando a alguien no le gusta tu película no quiere decir que te odie, y cuando a alguien no le gustan varias películas del cine chileno, no significa que lo odie como un todo. Es esa base, la amplificación que hacen los realizadores de lo que se dice de ellos, lo que nos ha llevado a este debate. Y ese «saltonismo» les impide ver el bosque completo: porque te aseguro que en el desarrollo de la industria del cine chileno hay problemas muchos más importantes que «la marca» (si 939 mil tickets se cortaron, divididos en 22 peliculas, ¡es porque los chilenos le creen a «la marca»!).
El público es diverso y si hiciera un estudio yo me la jugaría por una hipótesis: que al chileno le gusta tener para elegir. No odia el cine chileno: más bien le carga tener que ver UNA película chilena al año, o solo películas iguales. Si hay algo en que se puede competir con el cine norteamericano está en ofrecer películas que rompen la homogeneidad de la oferta gringa (que cada día hace películas más iguales unas con otras), porque ahí sí que ofreces algo todo el rato diferente.
Pero la verdad, el gremio de directores tiene severos problemas comunicacionales: más bien deberían estar diciendo cómo el cine chileno aportó el 2008 con 800.000 dolares al Fisco por concepto de IVA de las entradas de sus películas (calculado a un valor promedio de $2800 por entrada y 630 el dolar). O sea, las películas de ficción chilenas le devuelvieron al FISCO el 60% de la plata que el Estado otorgó para la producción de largometrajes de ficción en el 2008.
Para mí, esa es noticia. Y los medios estarían felices de publicarla. Pero hay que saber comunicarla.
para empezar, definitivamente no creo que la crítica sea factor a la hora de la decisión de los espectadores para ir a ver una película. la mayoría de las películas estadounidenses que llevan el máximo -o cifras cercanas al máximo- de público que lleva una película en Chile (otro factor a considerar) no han sido o no son precisamente fenómenos de crítica, siendo muchas de ellas grandes bodrios. Si bien el prejuicio existe, debido a los criterios (o descriterios) de calidad o de contenido con que funcionaron muchas producciones chilenas en una época en que hacer cine en Chile era muy difícil, y que en algunos casos se convirtió en un lujo o gusto arbitrario para los que «podían» hacerlo y no un trabajo para los que podían hacerlo, debemos preguntarnos, primero, por qué no existe ese prejuicio contra los bodrios yankis y siguen siendo exitosos (hay películas para entretener que ni siquiera cumplen esa función). Luego hay que entender qué es lo que quiere ver la gente -independientemente del tema educación o cultura cinematográfica- hay que analizar las películas chilenas más vistas y las extranjeras más vistas, hay que analizar la relación entre las más vistas dentro del promedio, y los fenómenos que se salen del promedio. Si bien la publicidad puede ser un factor importante, yo no creo que la distribución en las salas tenga que ver; si una película chilena está en cinco salas y la van a ver 20 mil personas, estando en veinte salas, la irían a ver las mismas 20 mil personas, sólo aumentaría la cantidad de butacas vacías. También podemos analizarlo desde fuera, por ejemplo, hace un tiempo en el teatro ocurría lo mismo (y aquí no es posible el factor de la distribución y la cantidad de salas) y en los últimos años eso ha cambiado definitivamente, además vemos el fenómeno del Santiago a mil, fenómeno social que repleta cada función presentada, incluso en las poblaciones más humildes. Entonces, dónde está la clave para el cine Chileno, no en términos de calidad (eso se gana con mucha pega, no por decreto o compasión) sino en términos de público, si consideramos que lo preocupante de todo esto, creo, es que -sin necesidad de la crítica- es el público el que ha pensado desde siempre lo mismo que dice Perelman.
como participo de ADG, creo que lo que tiene a todo el mundo más inquieto no es la crítica de cine sino las notas periodísticas que aluden al cine chileno en su conjunto. hace menos de un año leímos titulares que decían: fondos del cine financian terrorismo (falso, pero igual quedó instalado en la opinión pública y las respuestas desde las asociaciones fueron ignoradas). luego leímos a fuguet diciendo: por favor no vean películas con logo hubert bals (es decir huacho, el cielo la tierra y la lluvia, tony manero, turistas, play, sagrada familia, circuito de román, etc.) luego leímos: el cine chileno perdió 40 millones de espectadores (falso, la carta al director de perelman enviada al día siguiente no fue publicada en ningún medio). luego wood o galaz dan entrevistas sobre variados temas, pero la cuña elegida dice: el cine chileno está poco menos que en crisis terminal. lo de soto en la tercera también genera ese feeling como de que 15 años de apoyo al cine no sirvieron de nada, que estamos peor que a principios de los 90. lo que a mi modo de ver es absolutamente ridículo, creo que estamos mejor que nunca en términos artísticos (salvo quizá peor que a fines de los 60, pero eso es imposible saberlo ahora). no hace falta ser semiólogo para comprender hacia donde apuntan todos estos dardos desde la prensa hacia el cine chileno en su conjunto, sobre todo en un contexto en que la derecha tiene posibilidades serias de gobernar. en todas estas notas subyace un ataque al sistema de apoyos gubernamentales al cine: son apoyos peligrosos, irrelevantes, que generan películas que en el mejor de los casos le importan a 4 snobs europeos. puede ser que la carta de perelman sea poco efectiva en la medida que dispara contra demasiados blancos a la vez y mete esto de ponerse la camiseta, que es obvio que sólo logra irritar a los periodistas. pero el diagnóstico lo comparto. es un tema más político que comercial, por eso es correcto que responda ADG. y si uno no puede mandar una carta al diario cuando está en desacuerdo con lo que se publica. ¿qué queda por hacer? ¿lamentarse con los amigos?
Maza, de acuerdo en todo con tu ultimo comentario, solamente por última vez repetir que nadie le pide a la crítica mano blanda.
Me cuesta pensar que es casual que se instale en la prensa que el cine chileno esta en un mal momneto o con su marca depreciada en momentos que ocurre lo contrario. Que casualidad más rara, mientras mejoran los resultados, la percepción empeora. Existen editores, jefes de editores, etc. No todo es culpa de unos periodistas que se salen con temas propios.
Es como suponer que es casual que en el Mercurio de ayer, pagina c10, aparezca el diario de agustín con solo 372 espectadores (solo contaron los espectadores del 2008).
No es solo una nota, son varios artículos sumados en menos de dos meses que terminan por instalar lugares comunes y opiniones aceptadas por todos. Estoy de acuerdo que las teorías conspirativas solo confunden, pero por eso habría que dejar pasar esa seguidilla de ataques?
Estoy de acuerdo con Maza y con el hecho de que la «marca» está bien. Lo que me temo es que se trate de una «marca» distinta a la que el gremio de directores quiere promover, y eso podría explicar porqué es un director el primero en hablar de marca depreciada y porqué en vez de tratar de entregar un mensaje más positivo, el gremio siga callendo en la insoportable letanía de «los críticos no me quieren, los medios me persiguen (aunque el Nacho Agüero sí podría decir eso, jeje), los chilenos me chaquetean, en mi país nadie me entende y en Europa sí, pónganse la camiseta!, no sean vendepatrias!».
No entiendo porqué si esta estrategia nunca le ha servido al cine chileno, se usa una y otra vez…
El cine chileno hoy no es una marca única, homogénea, con pocas películas reventando la taquilla; sino una marca diversa, heterogénea, con muchas películas sumando cada una su poco de público, compartiendo fecha de estreno y espacio en los medios (el mismo Waissbluth hablaba en una entrevista -creo que en la Ya- de que hoy en día era más difícil tener la misma atención de los medios que hace algunos años ¿o no?, Andrés).
Si la carta a La Tercera hubiese hablado del éxito del cine chileno el 2008, del nuevo escenario, de la diversidad de oferta y demanda, de la recaudación fiscal, etc; y no sólo de las quejas contra los medios y sacar en cara los premios (en el contexto de la carta, los premios más que ser algo positivo se vuelven parte de la queja, pues suanan igula que decir «en tal lado nos quieren, pero aquí no», «el chileno no valora lo suyo», «nadie es profeta en su tierra», «el chileno es chaquetero»), … es decir, de cosas positivas y no de quejas rancias, seguro que aparece en las páginas de espectáculos como noticia y no en las cartas como una queja contra los mismos medios y contra el mismo público que se trata de «conquistar».
O sea, yo creo que queda claro que incluso si es cierta la paranoia conspirativa de los medios (cosas peores se han visto) orientar el discurso de un gremio sólo a eso y repetir la queja de siempre no lleva a ninguna parte… aburre no más
Ah… nada que ver con el tema, pero aprovecho el vuelo… en estos días han de aparecer los resultados de los proyectos de formación del FFA. Es decir, otra versión de esta gran lotería, donde se reparten 50 millones entre todos los postulantes, cuando un postulante que requiere ir a Europa por un año necesita un alto porcentaje de esa cantidad para hacerlo, luego, aquí no se evalúa mucha creatividad, sino que se evalúa qué formación es mejor que otra. Claro, hay criterios, como la coherencia entre la carrera y estudios del postulante con los estudios que pretende hacer, pero lo que sí es un descriterio es comparar qué formación es mejor qe otra… eso sólo se puede definir cuando se trata de dos o más formaciones de la misma especialidad u objetivo, pero no en la diversidad que existe cuando no hay segmentación, alguien puede decirme si se puede comparar un magister en sociología del cine y un taller de Guión… es imposible. cuál le sirve más al país, si el criterio es cultural-social… pues ambos son importantes sólo que operan de distinta forma… Todo esto lleva a la conclusión de que ganarán los que salgan de la lotería, o los «elegidos», o los que presentan carpetas más lindas. Ojalá comenten este fragmento.
Afa,
Si, recuerdo haber dicho algo parecido.
Si la calidad de la estrategia es buena o mala, es otro tema. Suenan buenas tus ideas de que comunicar.
En todo caso, los críticos no tienen para que ponerse un parche sobre una herida que nadie les ha abierto, pero parece ser la única parte de la carta de Perelman que se lee.
…Y lo de marca depreciada… lo dijo Soto en la tercera, que entiendo no es director.
Sacar a relucir premios a sido algo majaderamente escrito en estas paginas incluso por ti mismo.
Saludos
A
No quería entrar en esta trifulca añeja y repetitiva pero como salí al baile no puedo dejar de subir el volumen.
artículos mañosos? prensa chaquetera? Por favor, acaso el Wiken no hizo una campaña panegírica de Larraín y Wood, acaso no fueron portada con sus peliculas, además de entrevistas y diálogos autocomplacientes entre ambos y publicados en letras de molde? Acaso el Decano no le creyó a cada uno de los dichos de López hasta que la deblacle fue indesmentible? ¿No fue Fuguet desde el mismo Wikén quien salió en fiera defensa de La Buena vida y Tony Manero por la crítica que les hice? (tan ridículo y torpe como que 24 horas de TVN denoste las notas de Meganoticias).O definitivamente tenemos que pensar todos de la misma forma?
No esperen que los críticos de cine seamos una caja de resonancia para las aspiraciones de directores y productores, sean chilenos o hollywoodenses. Esa no es mi pega, y si lo fuera obviamente no la haría gratis como parece pretenderse. ¿Qué significa mejores críticas como mencionas? ¿Más estrellitas o mayor vuelo y originalidad en el análisis? Si una película gana un festival foráneo o es alabada en el extranjero indefectiblemente la crítica en su país de origen tiene que ser favorable? Acaso no se puede contradecir a Cannes o Sundance? Me cuesta creer que los jurados de festivales entreguen una verdad divina y definitiva. He sido jurado y en mi experiencia los premios no se entregan a las mejores obras sino las que alcanzan consenso en la deliberación final, vale decir las segundas opciones que no molestan a la mayoría. No nos engañemos, el arte (si lo que aquí se discute es la calidad artística) no es una carrera de caballos como alguna vez me dijo Miguel Arteche. Me parece fantástico que las películas chilenas obtengan premios y difusión en el exterior, sin duda ese debería ser el destino para los filmes nacionales pues con apenas 0,7 entradas per capita al año no resulta muy auspicioso nuestro mercado interno.
Hasta cuándo el lloriqueo, si pierden plata con la producción de películas -porque al final «money talks» a pesar de los alardes de artista- realicen filmes más baratos y menos riesgosos. No hay que ser genio para darse cuenta, de hecho Galaz se dio cuenta y le fue bien en los números aunque genere envidia entre sus colegas.
Nadie quiere, hablo por mi, que le vaya mal a los cineastas chilenos pero decir que la «crítica chilena» (generalizando una vez más) se da el gusto de hacer «statements» sobre cine criollo y no así con las películas extranjeras al menos resulta una gratuita mala leche. Acaso Larraín y Wood no realizaron «statements» sobre el pasado y presente de Chile? Es más, precisamente esos discursos son los que le han valido elogios afuera. ¿o no?
Andres… «en el contexto de la carta, los premios más que ser algo positivo se vuelven parte de la queja…»
Eso mismo, digo que en el contexto de la carta es parte de la queja, de echar la caballería encima a un público y a unos medios a los que les molesta que les echen la caballería encima. Y si hemos echado la caballería encima (yo la he echado, y que jué) ha sido en temas como el FFA, que sí responden y han respondido históricamente a las caballerías, pues su función es distinta. Al FFA sí podemos exigirle objetividad al analizar un premio que sabemos que es importante, pero a un diario o al «respetable público» no, porque no es su trabajo (del medio debería ser pero lamentablemente no lo es)…
Y lo del director… más allá de los descargos, lo cierto es que lo dijo Galaz en La Segunda, más allá de que lo hayan malinterpretado o que haya dicho que no quería decir eso así tal cual, en dos o tres frases deja claro que a su juciio la gente percibía al cine chileno de cierta mala manera…
Y Crisis… Huacho no tiene Hubert Bals, jejeje
Yo opino que los críticos hacen bien su trabajo y no se les puede reprochar en el sentido de que ellos analizan las películas y dan una serie de argumentos del por qué el de su postura. En ese sentido no se les puede decir nada, ya que al momento de dar argumentos su postura pasa a ser válida.
Aunque sea así, a mi en lo personal me gustaría que los críticos no fuesen tan amargados, o sea el listado de películas que no le gustan es demasiado largo, pero ese no es le problema, el problema es que muchos alegan, exagerando un poco, por todo, hasta lo más mínimo le desagrada.
Creo que el punto está, y teoricamente es así pero al parecer al momento de la práctica no lo es, en que los críticos no pueden decir «Está película es mala» (lo que es prácticamente… imposible) pero si pueden decir «Esta película no me gustó» o «Yo (des)valoro esto, sin embargo (no/si)me gustó». Al final el poner estrellas a una película no debería ser decir que tan buena o mala es, sino que decir que tanto la recomienda o no la recomienda el crítico. Por eso el significado de las estrellas no puede ser por ejemplo una estrella es igual a «no puede o no debe ser vista» sino que una estrella es «Le recomiendo que vea otra». El problema es que es lo que quieren decir las estrellas y lo que realmente quiere decir el crítico, porque la estrella fácilmente puede decir que no se recomiendo verla, pero el crítico insiste que es MALA cuando debería decir a mi no me gustó.
Bueno, yo creo que en el fondo hay muchos críticos amargados, y en el fondo pedirles que dejen de serlo es pedirles que no sean tan mano dura, pero en el fondo… es mejor disfrutar las cosas que pasar un mal rato, y a veces parece que los críticos van con la idea de pasar un mal rato.
Saludos.
La crítica no se basa en el gusto aunque si influye la subjetividad obviamente. En el cine existen cánones (los cuáles se pueden romper), un lenguaje fílmico con elementos propios que lo distinguen de otras formas de expresión. Hasta cuando el «me gustó» o «no me gustó» como explicación para entender la crítica.
Polo,
Calma… Sergei todavía no sale del colegio… Se coló en la conversación… ¡Suerte, Sergei!
Tengo más que agregar pero ahora corro. SLDS
GM
Entonces debo entender o puedo deducir que la crítica se basa, para decir que hace tan «buena» o tan «mala» a una pelícua, en que tan rupturista es o no es esta, o que tan singular es respecto al resto. Si bien ese es un gran aspecto al momento de valorar una película, en ese sentido, no hay razón para que la crítica aparesca en un diario, ya que este es un medio de comunicación masivo y hay un montón de gente que no presta toda su atención en el rupturismo, e incluso puede llegar a no valorarlo. Por lo tanto, la crítica se reduce a una opinión que debería hacerce en tertulias, reuniones, etc. de intelectualoides y/o revistas especializadas.
Incluso analizar al cine desde ese punto de vista puede resultar ser dañino, ya que este desde sus orígenes COMO ARTE, asistía arta gente porque sí, cierto, era algo nuevo, pero tambien se iba o se siguió llendo porque era… entretenido. Méliès invitaba a la gente, incluso a las parejas de novios les hacía ofertas, para que fueran partícipes de un ¡entretenimiento de feria! y que a pesar de eso era arte. Y el título de arte tuvo que ganárselo, de parte de los intelectualoides, este «entretenimiento para papanatas» de tanto imitar al teatro (que ya era un arte), y ahora son los intelectualoides los están en contra de que el cine sea sólo entretenimiento.
Si es por el rupturismo, entonces Bollywood y el cine de Japón pasaron a ser arto tiempo una basura y que por la única razón por la que gustan en Chile sus película, por lo menos las de Japón, no es porque sean rupturistas sino porque son distintas a lo que acostumbra a ver el gran público, cine estadounidense.
Puede llegar a ser tan dañino ver el cine de esa manera, que se podría llegar a decir que el público no va al cine, o si es que va no va a ver películas, va a ver otras cosas, probablemente basura.
Colegas, hace rato quedó claro que el tema no se reduce a «que los críticos nos traten mejor.» Siento que la tribuna se está convirtiendo ahora en una chance para defender el oficio de crítico! No es el tema, podríamos progresar. De hecho esto parte por una lectura desacertada de Maza de la carta de Perelman (eso creo yo y eso dijo Perelman ya en este mismo post).
Aprovecho de comentar una reflexión: para EL CIELO hicimos una campaña de prensa bastante intensa, con mucha cobertura y mucho comentario crítico positivo, durante exactamente 10 meses antes del estreno. Resultado: menos de mil personas (no sé por qué el Mercurio dice sobre 3000… sabrán algo que no sé?)
Conclusión: cuando la crítica es mala, podrían huír los espectadores, pero cuando es buena, produce poco efecto. Quizás esto refuerza la tesis del chaquetismo como un rasgo característicamente chileno?
uf, espero que lo del chaquetismo del público sea una ironía de mal gusto… lo único que nos falta ahora es decirle al público que tratamos de «reencantar» que es chaquetero y que si la crítica le dice que una película es buena no va a ir a verla de puro tira pa abajo que son…
Tampoco creo que Maza haga una lectura errada de la carta de Perelman. Obvio que nadie diría «oye, socito, trátame bien la peli», sino que se recurre a eufemismos del tipo «con autoridad y compromiso su misión de orientar, recomendar y educar”… y por favor convengamos en que el puso el tema de que las pelis chilenas son percibidas como «mal hechas, groseras y sobre todo fomes», fue Galaz tratando de marcar distancia de una enfermedad que no quería que lo tocara. Está bien defender al gremio, pero no hay que hacerse el tonto tampoco.
Finalmente, que yo recuerde en cada una de sus entrevistas y en casi toda reseña se destacaba que CTYLL no era una película para las masas, en vista de lo cual que tenga casi tantos espectadores como Santos no deja de ser un mérito.
En este caso, me quedo con el bando de los críticos, al menos hasta que los peliculastas dejen el lloriqueo y de menospreciar al respetable
Bruno,
En el mercurio se incluía la cifra del dia del cine chileno, las entradas licitadas por el CAIA.
A
Esto nunca fue peliculastas vs. críticos.
Esto era y es peliculastas vs. editores y dueños de medios atacando la globalidad del cine chileno. Curioso que los críticos, segun divide los bandos afa, se pongan del lado del mercurio, la segunda y la tercera. Nadie esta pidiendo una buena crítica para determinada película ni con eufemismos. Lo que se esta pidiendo es artículos (no críticas) acordes a la realidad actual de nuestro cine, que no es ni de fracaso artístico, ni de desconexón con el público. Todo lo contrario.
Hay una cancion del grupo Los Prisioneros que habla de este tema…el que «nuestros artistas no sean reconocidos por sus pares»…y bien dicen que lo mejor que pueden hacer es irse del pais. Son todos unos llorones…se creen ilumminados…de otro planeta…agarren sus maletas aqui cerca del barrio a Argentina o Brasil y traten de ser «cineastas» a ver como les va…al mes estan de vuelta. Hagan CINE de verdad y dejense de pedir fondos al estado!!!…
Lo que nosotros, autores y productores de cine chileno, vislumbramos en el momento actual de nuestro quehacer es la oportunidad de progresar, de dar un salto adelante en la calidad y la pertinencia de las películas. Para eso y como pasó en Argentina y probablemente en Irán, Corea, Taiwan y México, también en Brasil y Cuba hace tiempo, necesitamos de un ambiente que genere ciertas sinergias, ciertos círculos virtuosos.
Recursos-calidad-público es uno de ellos. Hoy existen recursos disponibles, el volumen de producción es alto y la calidad no es mala pero el público está estancado. El imaginario colectivo no se nutre, ni a la hora de los postres, del cine chileno.
La imagen que el público tiene de nuestro cine y la que los cineastas tienen de nuestro público es otro.
Con respecto al primero, hay que decir que los recursos tanto estatales como privados no permiten que los cineastas exitosos se desarrollen. Apenas pueden marcar el paso, no existe la política de consolidar la propuesta de un autor ni de ayudarlo a crecer.
El segundo implica una o varias mediaciones para potenciarse. La televisión (con sus auspiciadores) que sin duda ganaría mostrando y apoyando las buenas películas, y la prensa de espectáculos, es una de ellas. La crítica especializada es la otra.
MAZA. no te conozco, pero leí lo que dices de sergei en una entrada y me parece que decir «aún no sale del colegio» no es argumento, creo que si es así -tú debes saber que es así- te pones a la altura de alguien que no ha salido del colegio al rechazarlo así, sin argumentos, y sé que siempre tienes la última palabra y siempre tienes alguna respuesta que parece definitiva… y me ha caído más cuando dices «se coló en la conversación», entonces no invites a opinar -menos con la libertad que jactas para hacerlo- si sólo hay «conversaciones» entre tú y un círculo y «opiniones autorizadas»… mejor haz un blog privado… y me da lo mismo, pero es una total lata… no es nada personal… chao.
José… Disculpas a Sergei entonces, aunque él no las haya pedido. Solo quería poner en contexto una opinión del debate que estaba llevando la discusión para otro lado (Polo se estaba calentando por un argumento infantil, ¡pero era un niño el que lo estaba diciendo!). Por cierto, hay cierta etiqueta en internet en la que se pide a los comentaristas que se mantengan en el tema de discusión inicial y no se vayan para otro lado, y Sergei estaba haciendo eso. Pero bueno, aún así encuentro que tienes razón y que por escribir ese comentario apurado pequé de sectario.
Respecto al debate, podemos empezar a hacer un resumen:
LA CARTA DE PERELMAN: Yo encuentro que como está redactada, y por lo que dice, enviar esa carta y mantener ese discurso es una mala estrategia comunicacional de parte de los directores (y creo que AFA me apoya en esto), pero Crisis, Waissbluth y Perelman tienen la sensación de que deben defenderse públicamente del ataque sistemático que se hace desde los medios de comunicación al cine chileno. Su argumento se basa en la publicación de una serie de temas, en especial: Entrevista a Galaz (noviembre), columna de Héctor Soto (diciembre), artículo de El Mercurio (enero). Bruno hace una lectura distinta: dice que «lo que quiso decir Perelman» es parte de una campaña más amplia de hacer volver a la gente al cine, en la que deberían más actores involucrados (entre ellos la prensa) pero yo leo y leo la carta y no dice eso por ningún lado.
LA MARCA DEL CINE CHILENO: Está bastante documentado que es Galaz, y nadie más que Galaz, quien pone el «concepto» arriba de la mesa, lo retoma Soto y lo vuelve a mencionar la carta de Perelman. O sea, dos de los tres son cineastas. Curiosamente, cuando Waissbluth encara a Galaz por su fracesita en LA SEGUNDA éste le dice que es tergiversado por la periodista, pero si leemos bien ese intercambio epistolar, Galaz básicamente mantiene sus términos. (Esa precisión de que las películas que «hacen daño a la marca del cine chileno» son «las películas malas que llevan público» me parece un malabarismo retórico impresionante, y por cierto, una excusa digna de Plan Z… «son las otras películas malas son las que hacen daño, pero no la tuya»… Además, tampoco esty de acuerdo, pero no viene al caso ponerlo acá). Lo mismo pasa con Perelman: cuando planteo este tema, resulta que la carta fue editada, o según Bruno, no dice lo que yo digo que dice, o no sé leerla. Pero seamos claros: la carta, en sus dos versiones, hace un llamado explícito a que los medios de comunicación «se pongan la camiseta con el cine chileno». Y sigue: «Y que juntos reencantemos a nuestro público». Como he dicho, los medios no tienen por qué hacer que vaya más gente al cine (no es su labor, así como tampoco es su labor que crezca ningún sector productivo, porque en pos de ese argumento podrían disminuirse su rol activo como fiscalizador) y por cierto, si bien los medios puede sumarse a campañas, primero esas campañas deben existir y luego esas invitaciones no se hacen por cartas al diario: se puede conseguir el apoyo como muchas otras campañas de bien público desde las jefaturas de los medios. Por tanto, no vistamos la carta de algo que no es (una campaña de bien público) cuando en realidad viene a manifestar un malestar de los cineastas y productores por la manera en que los tratan en los medios, por los artículos que se publican, y sí, también por la crítica. Es perfectamente legítimo hacer ese comentario… Lo unico que yo he dicho es que de nula utilidad práctica: es muy poco probable que logre lo que busca de esa manera.
SOBRE LA CRITICA: Se ha dicho que Perelman no «estaba hablando de la crítica», pero de nuevo, el texto es inequívoco (e incluso su corrección) pide por una crítica «que ejerza con autoridad y compromiso su misión de orientar, recomendar y educar, ayudando a leer los productos de una cinematografía necesariamente distinta a la de Hollywood». Ahora, yo creo que el que junta peras con manzanas (o sea crítica con artículos periodísticos) es Perelman, porque ese párrafo viene justo después del que habla de «los artículos mala onda». Y por tanto, da a entender que la crítica también es mala onda. Yo no creo que la crítica deba ser buena o mala onda. Lo único que podemos pedirle es que sea intelegible: que se entienda lo que quiere decir, lo que -sin ofender a nadie- es un debe en mucha de las críticas que leemos a diario en la prensa y en internet. Pero, por supuesto, ese también es otro tema.
Ahora, lo único que yo le pido al «gremio» es un poquito más de autocrítica, y si les parece que son maltratados por los medios, como sabran, eso se resuelve con un mejor trabajo de prensa. Informar sistemáticamente a la prensa de sus logros, darles el contexto necesario, alimentar ese lado de la maquina, y las cosas cambiaran. Todos sabemos que existen excelentes periodistas en los medios (como Rodrigo González, en La Tercera, que siempre es serio y profesional) que no tiene que ponerse ninguna «camiseta» para hacer un buen trabajo que deje conforme a sus lectores.
Creo, humildemente, que por ahí va la cosa.
Llegué medio tarde a la conversa, pero creo que hay un punto que se está olvidando o pasando o pasando por alto. Tanto en Chile, como en USA o en Europa, se hacen distintos tipos de películas. Y lo que se le pide a un blockbuster es distinto de lo que se le pide a una película independiente. Que la prensa o sus mismos productores se sorprendan o interpreten como fracaso el poco público de, por ejemplo, «El Cielo, La Tierra…» es vivir en otro planeta. Nadie tiene la «culpa» de que una película preciosa, pero absolutamente poco masiva como la de Torres Leiva tenga poco público. No es conspiración, no es chaqueteo, no es la crítica. Es la dura realidad. A la inversa, sería un despropósito que Galaz se quejara de que «El Regalo» no quede en Cannes o no figure en las listas de lo mejor del año. Los análisis basados en «cine Chileno» versus «cine Hollywoodense» suelen ser reduccionistas hasta la tontera, para bien y para mal. Comparar en términos de calidad o éxito de público «Tony Manero» con «Viaje al Centro de La Tierra» para mi no lleva a ningún lado.
Hay cifras que ignoro, pero que me gustaría saber. ¿Cuánto público recauda en Chile una película como «Petróleo Sangriento» o «4 meses, 3 semanas, 2 días»? ¿Cómo serán las cifras de público de éstas pelis comparadas con Manero o La Buena Vida? ¿Cómo le irá a «El Regalo» comparada con una comedia promedio gringa? ¿Deberá el cine Rumano o PT Anderson acusar de chaqueteo a los medios o preocuparse de «reencantar» al público chileno?
En resumen, hay que comparar manzanas con manzanas y peras con peras. Y, sobretodo, no pedírselas al olmo.
Andrés, ok, tal vez no se pide mejores críticas sino una mejor «mediación» de parte de los medios, o como tú dices, notas que den cuenta del momento real del cine chileno, es decir, no hay fracaso ni desconexión con el público.
Lo que yo digo (y ahí estamos de acuerdo con Maza) es que si ese es el mensaje que se quiere proyectar hay que hacerlo de la mejor manera posible, la más práctica, que es entregar cifras, datos concretos, mandar una carta a los medios y aprovechar cada entrevista para explicar que si existe la idea de que el 2008 fue un año malo es porque muchas películas, de forma individual, no cumplieron sus expectativas de público, pero colectivamente, no sólo las cumplieron sino que las superaron. En resumen, dar el mensaje: «el 2008 fue un año no tan bueno para nosotros los cineastas a nivel individual, pero colectivamente y en especial para el público, fue un año fantástico, pues se pudo elegir entre la oferta más diversa de cine chileno en la historia»… ponte tú, algo así; pero por favor no más la lata de andar quejándose porque nos tratan mal, porque mienten, porque no podemos desarrollarnos en nuestro trabajo, etc. etc. Todo eso puede ser verdad, y pucha, que lata, pero hay que ser más pillo y comunicar lo que se quiere comunicar y no enredarse en si los medios tal cosa y los medios tal otra. Tal como queda desmotrado en esta discusión, hasta gente ligada al mundillo audiovisual (los que leen esto) encuentran que eso es una llorantina latera… y si eso piensan los que leen este blog, imagínate lo que piensa el «chaquetero» público nacional.
uy… ahora caché la nota de la 3ra «Sólo cuatro películas chilenas figuran entre las 100 mejores de iberoamérica»… la verdad es que estoy equivocado y tienen toda la razón cabros, los medios son como las pelotas… ¿para qué publicar eso si se nota a la legua que es una encuesta mulísima, hecha en España a tres críticos igualmente mulas y seguro a un montón de cibernautas tan perdidos como para poner el laberinto del fauno en segundo lugar y tener al Crimen del Padre Amaro como una de las joyas del septimo arte mexicano?
Y además poner de titular «sólo cuatro películas»… imagínense lo que dirán los argentinos, que cada año sacan como 70 películas y que «sólo tienen trece»… en fin… que igual es triste que Villalobos busque excusas del tipo «eso se explica por lo precaria de nuestra filmografía» y no diga de frente «eso se debe a que la encuesta es como el lolly y no tiene ningún valor»… al punto que no sale ni Martel, ni Alonso, ni Trapero, ni Caetano (o sea «¿qué es el nuevo cine argentino?»)… las películas más votadas son las españolas, las mexicanas y la mejor evaluada es de Cuba, pero adivinen de donde votaron más… España, México y Cuba…
En fin, la tercera tiene serios problemas con los rankings, no puede ver uno que no lo pone… las diez mejores escenas de besos entre animales herbívoros y alienígenas de la historia del cine turco… las diez mejores persecusiones en bicicleta… ya poh, Serpico, atina!
Entonces yo pido disculpas por desviarme de la conversación. Pensé que no lo estaba haciendo. Pero es que si no sé cuál es el trabajo de los críticos se me hace imposible entender qué defensas tienen a su favor.
Así que voy a aportar con lo que pueda. En cuanto a la etiqueta de cine chileno de la que tanto hablan, esta si existe, está muy presente en el mundoc del espectador común. Por lo menos, en mi comuna y en varias otras partes está la etiqueta de cine chileno, lo ven como demasiado de «cine arte» o como una imitación «flaite» del cine extranjero, por lo tanto no les atrae tanto verlo a menos que sean comedias subidas de tono o películas infantiles (pero que originalmente sean de la TV, como 31 minutos, si son temas originales no las ven ni por si acaso creo yo). Es cosa también de revisar los foros de internet, ahí está más que claro la evidencia de una etiqueta, está presente casi siempre el topic «¿Qué opinas del cine chileno?».
No encuentro que falte difusión a la situación actual del cine chileno, información hay a cada rato y en muchos lugares, es la gente a la que no le importa enterarse del asunto, ya que prefiere por ejemplo comprarse una revista de farándula o de música que una de cine. O bien, cambia el canal cuando se ponen a hablar de cine en la TV.
Sin embargo, aunque muchos no lo crean, la crítica a veces ayuda a tomar una decisión sobre qué película ver. Y puede ocurrir que muchas veces se genere tanto debate, que se termine escogiendo la película de la que la crítica no ha hablado tanto y se ve interesante para ver.
Aunque esta ayuda a tomar una decisión, a la primera el espectador se deja llevar por él mismo y no por la crítica. Por ejemplo, el día del cine fuimos con unos compañeros a ver una película, la fila era larga y estaba casi todas las entradas agotadas. Y yo propuse ver «Tony Manero» a lo que me respondieron «¡NO!» bajo la simple excusa de que no les interesaba, que cuando escuchaban hablar de ella era el típico «no sé, pero no me «tinca»». Ahí dió lo mismo lo que dijo la crítica y lo ocurrido en Cannes, mis compañeros simplemente no vieron ni en el poster ni en el spot de TV o el trailer una película atrayente. Después, como había estaba casi todo agotado yo propuse ir a ver una película a mi casa, me preguntaron que que DVDs tenía y entre los que nombré dije «Chile Puede», al mencionarla me miraron con una cara de combinación entre duda y asco, pregunté que que tenía y me dijeron de nuevo el «no sé» pero ahora agregaron otra excusa «pero es que se ve un poquito «flaite» por el trailer, entonces es como no sé», la conclusión: para ellos era riesgoso ver «Chile Puede». Yo creo que eso es lo que siente el público en Chile, que al ver «cine chileno» se está corriendo un riesgo.
En este tema se ha hablado de que los medios tienen que hablar más de cine chileno, y se discutido sobre si los críticos dejen o no dejen de hacer su trabajo como ellos deben o quieren hacerlo. Yo encuentro que tanto medios como críticos están bien. Lo que hay que hacer es incentivar a ver cine chileno, pero olvídense de hacer eso por medio de la crítica porque los críticos se estarían mintiendo a sí mismos. Hay otras formas, creo, como dejar establecido por ley un tiempo mínino que es el que deben estar las películas chilenas en carteleras, campañas de marketing que no sólo acerquen al público sino que involucren al público, que lo hagan partícipe de la experiencia de la película, o simplemente, aunque no se gane dinero y sea arriesgado, regalar montones y montones de entradas para ver la películas, esto obviamente sería una primera instancia para acercar al público al cine nacional, después se ve el cobrar dinero, cuando la gente ya quiera ver «cine chileno»
Espero esta vez no haberme desviado del tema y que mis comentarios no hayan sido muy infantiles, y ser un aporte al tema. Saludos.
Afa,
Estamos de acuerdo en todo entonces.
Yo no he defendido en este blog la estrategian de la carta, demás que es mala, y tal vez hay miles de otras formas de «hacer campaña», pero ese no era el tema.
Lo que me preocupa y eso me motivó a participar tan airadamente en este debate es el fondo del asunto, y que algunos personajes importantes en sus opiniones (para mi) como tu o Maza, estuvieran apoyando al Mercurio y la Tercera, además de andar insultando o mofándose del gremio de directores, e iniciar una defensa corporativa de los críticos que no venía a cuento, ya que nadie les cuestionó ni pidió nada. (Donde se podría cuestionar a un crítico o ponerle estrellitas??)
Que estemos de acuerdo en el fondo del asunto, me deja feliz. Sobre la forma, es harina de otro costal.
Sobre el ranking de la tercera de hoy, es otra prueba mas, y no han sido solo 3 notas, son varios ataques diversificados al cine chileno en el último año, especialmente en el último semestre, donde destacan por ejemplo, como decía crisis, el rollo de Elena Varela y los artículos mencionados anteriormente.
Por último, creo que no hay director que no este contándole a los medios sus logros, el rollo, y me consta en forma personal, es que no les interesa mayormente destacar lo bueno. El rollo de la devolución de dinero en impuestos se ha dicho varias veces y nunca ha sido publicado.
MAZA… no te preocupes, quizá sergei se haya ido para otro lado, pero el comentario con toques sectarios no le llega sólo a él, sino a otros que leen también, y da la sensación de que no pescan los comentarios (pues además ustedes cuando comentan se dirigen hacia ustedes -me da un poco de risa que a veces critiquen ciertos sectarismos y a la vez practiquen uno, eso va para todos)… pero no te preocupes… además considera que ciertas desviaciones a temas na´ que ver es porque no hay muchos espacios de expresión… alguien que escribe de un tema se puede ir en la volada de otro tema… yo mismo hice un comentario que no correspondía al tema porque me gustaría que le pusieran atención… pero da lo mismo… es como lo que dice Perelman… da lo mismo.
Muchos desvíos y equivocaciones en esta genial discusión!
COLÉGAS: JUNTEMONOS TODOS CON PANCARTAS Y UN ROLLO DE 35mm GIGANTE que lo haremos rodar desde Baquedano hasta LA MONEDA! JAJA. Cada uno lleve sus copias del Chacal y las juntamos con las de EL REGALO para hacer comunión…
Mi sentencia: Tendremos porfin «Cine Chileno» cuando dejemos de hablar de cine chileno.
Gonzalo, estimado:
Yo creo que se pueden pedir más cosas a la crítica que sea legible: se le puede pedir que intente profundizar en aspectos temáticos y estilísticos, que vincule la obra a su contexto político y sociocultural, que intente indagar en los sentidos implícitos, que asuma su trabajo como una investigación permanente, y que tenga un compromiso con la escritura y su intervención en un campo cultural. Sí creo que la crítica de medios y espectáculos en general es mediocre (habría que ir caso a caso), y que los conceptos, preceptos e ideas en torno al cine propuestos muchas veces son reduccionistas. Hace mucho rato que creo que los medios masivos no son el espacio de intervención para una crítica interesada en expandir los referentes, y el cine como objeto artístico y social, y que es necesario creer y apoyar el trabajo de una crítica especializada. Frente a todo esto, el carácter legible- o no- son cosas de segundo plano: el canon de lo legible lo establece el sentido común educado por las políticas educacionales de turno y el lenguaje «transparente» de los medios periodísticos.
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Responde el mail, que necesito eso que te pedí. Saludos
… ¿legible?…
Saludos a «Rodrigo» Maza!