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FESTIVALES DE CINE

Se acaba FICCO

El rumor corría desde hace varios días en internet hasta ayer que se confirmó: suspendieron la edición de este año del Festival Internacional de Cine Contemporáneo (FICCO), algo así como el BAFICI de ciudad de México. El texto que vino a confirmar los rumores apareció en el mismo sitio del festival:

Adios a las armas

Aunque se habla de una suspensión temporal del festival, la nota de Variety parece un obituario (la traducción es mía): «A pesar de su cercanía con el público, el festival tenía un impacto en la industria cinematográfica muy liviano, tanto que en el último tiempo había sido incapaz de atraer compradores o generar negocios grandes a pesar de los esfuerzos de consolidarse como el escenario más propicio para cine independiente mexicano». El fin del festival fue tan comentado en México que ayer se transformó en trending topic de Twitter en ese país.

La verdad es que a pesar de ya tener seis ediciones en el cuerpo, los problemas de FICCO venían desde el despido en el 2008 de su creadora e impulsora, Paula Astorga quien partió (junto con buena parte del equipo de programación del festival) por diferencias con los dueños del festival, la gigante de la exhibición Cinemex, quienes estaban más interesados en hacer un festival con estrellas de cine que un festival de cine independiente. El año pasado, FICCO bajó drásticamente el número de películas invitadas (de 263 a 180), y retiró los premios en dinero para las competencias, lo que sumado a los problemas que tenía, le quitó atractivo al festival.

Como bien anota Variety, con el fin de FICCO, solo quedan dos festivales de importancia internacional en México (y ninguno de ellos en la capital): Guadalajara (cada día más criticado por su programación y premios carentes de sentido) y Morelia.

El fin de FICCO, de todas maneras, hace preguntarse sobre dos asuntos atingentes al financiamiento de los festivales de cine: O tienes mayoritariamente público (como BAFICI), o mayoritariamente privado (de una fundación que depende de una empresa, como SANFIC), o una mezcla de ambos (como VALDIVIA, aunque en este caso con cierta preponderancia al financiamiento privado) [Disclaimer: soy parte del equipo de programación de Valdivia].

Lo que sí queda claro es que la dependencia directa de una sola empresa, como fue en el caso de FICCO, hasta el momento resulta ser el camino más complejo para un festival de cine independiente.

Por Gonzalo MAZA

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