Bernard Black es el dueño de un local de libros usados (difícil llamarlo «librería») cerca de Russell Square en Londres que todo lo que quiere en la vida es que lo dejen en paz. Ojalá nadie le hable, o se le acerque, o quiera interactuar con él. Su día soñado es estar sentado leyendo, tomando vino (mucho vino) y fumando. El local de libros usados es la guarida perfecta para eso – solo entra gente callada como él, intentando encontrar una joya y que paga rápidamente. Por supuesto, Black vive en un departamento detrás de la librería que nadie ha limpiado en años, se viste rigurosamente de negro y tiene una pinta a medio camino entre John Cusack, Jarvis Cocker y Alvaro Henríquez (pero el Alvaro Henríquez de comienzos de los 2000, la misma fecha que esta serie salió al aire… curiosamente, la música de créditos iniciales se parece mucho a lo que Los Tres tocaban en esa época).
El mundo de Bernard lo completa Fran, su amiga con quien alguna vez se supone tuvo un romance y que tiene una tienda de regalos al lado, y Manny, un desastroso hombre niño que termina trabajando en Black Books porque Bernard le ofreció trabajo en una borrachera. Como rápidamente se arrepiente de haberlo hecho, Bernard le hace la vida imposible a Manny el primer día de trabajo, pero Manny aguanta y se queda, y entre los tres forman algo parecido a una familia: la madre superficial, el padre alcohólico y el niño necesitado de afecto pero gentil.
«Black Books» se llama la serie, tuvo tres temporadas de seis capítulos en Channel 4 entre el 2000 y el 2004 y pertenece a un tipo de comedia británica vigorosa de esa época donde personajes misántropos, vagos, inútiles y, sobre todo, beodos estaban metidos en una especie de cápsula espacial rumiando su desprecio por los demás seres humanos, pero al mismo tiempo haciendo un grito silencioso por atención. Esta fue la época de llamado hiperrealismo cómico de «The Office» (2001-2003), «Absolutely Fabulous» (1992-1996, 2001-2003), «I’m Alan Patridge» (1997-2002), «Peep Show» (2003-2015), que posteriormente calmó sus garras y tiró líneas hacia la comedia romántica («Gavin & Stacey» [2007-2008]) y o la tira cómica laboral tipo Dilbert («The IT Crowd» [2006-2010]), pero siempre desde una comedia negra deliciosamente británica.
«Black Books» de alguna manera junta todo eso: no solo es hiperrealista sino que también seinfelescamente absurda (en un capítulo Manny es confundido con un policía y participa de un interrogatorio), seinfelescamente referencial (con Bernard como un científico loco que intenta rehacer un vino carísimo que se tomó por error en la casa de una amigo) y seinfelescamente física (con tropezones, golpes en la cabeza y sobre todo, con escenas en la calle para dar cuenta del absurdo neurótico de la ciudad). Sin embargo, a pesar de que la serie es creada y está hecha para su protagonista, el comediante stand-up Dylan Moran, «Black Books» es más sucia y, de nuevo, intensamente alcohólica que «Seinfeld»: Bernard está en una interminable resaca, y todas sus aventuras se basan en cosas que no recuerda que le pasaron y que explican que casi no tenga amigos: todos han terminado por dejarlo de lado.
Es esta soledad al borde de la depresión, este caminar por el borde de la cornisa, siempre frontal y al mismo tiempo absurdo, lo que constituye las raíces de esta comedia negra pero finalmente con corazón. Háblenme de algo más británico que eso.
Si se interesan verla, recomiendo partir por el capítulo 2 de la primera temporada y luego ver el uno. Un usuario en Dailymotion subió las tres temporadas subtituladas en español.