Ayer falleció el querido Pedro Chaskel a los 91 años tras una larga carrera que le permitió ser mentor y compañero de aventuras de al menos cuatro generaciones de cineastas y documentalistas chilenos. Las redes se han llenado de recuerdos sobre su figura, en particular de su generosidad y calidad humana.
Voy a copiar aquí lo que publicó Francisco Gedda, director de la serie «Al Sur del Mundo», que colaboró largamente con Pedro:
A PEDRO CHASKEL, MAESTRO DEL SUR DEL MUNDO
1984, sala de montaje en Canal 13 y un nuevo segmento montado de “Aysén, la trapananda”. Pedro apaga la luz y echa a andar la editora… El zodiac baja por el Río Baker, avutardas que vuelan, árboles que se inclinan sobre el río, el primer rápido turbulento, se llena de agua el lente, una mano con papel seca el lente y la imagen sigue sin corte… Casi me atraganté, al filmar no había parado la cámara para no perder el rápido pero no “debía” ser parte del documental. No dije nada y seguí viendo,… funcionaba, le otorgaba “verdad” al relato. Conocí así a Peter Chaskel Benko.
Pedro había regresado hace poco de Cuba y trabajaba en montaje publicitario para sobrevivir. Tengo el privilegio de haber iniciado entonces, en la serie Al Sur del Mundo y luego en la Universidad de Chile la más larga asociación de trabajo cinematográfico que tuvo Pedro en Chile. La verdad-veracidad fue nuestro pacto documental. Montó durante ese tiempo 30 documentales y dirigió o codirigió 18. Hicimos en codirección “La Minga que movió la vieja iglesia de Tey”, que obtuvo en 1999 el Gran Premio Santiaguillo en el Festival Internacional de Cine Documental de Valparaíso. Al Sur del Mundo terminó en el 2000. C13 no pudo seguir cofinanciando la serie. Cinco años después volvimos a trabajar juntos muchas horas preparando los programas de la Carrera de Cine de la Universidad de Chile que refundamos juntos.
Hablar de Pedro es fácil y difícil a la vez. Es un hombre que cultivaba el rigor en el trabajo con el silencio y la economía de las palabras. Era temible para los realizadores cuando preguntaba por la razón de un encuadre o movimiento de cámara sin sentido. Era fantásticamente abierto a cualquier contenido expresado inteligentemente con la cámara. Siempre estaba buscando llegar al fondo de un personaje o historia. Siempre trataba que el espectador se diera cuenta de que era un relato documental, que no se trataba de ficción. Amaba ser veraz. Otra de sus grandes claves era la humildad. Nunca fue arrogante ante un material filmado. Estaba siempre abierto, -sin recetas- a lo que el material documental ofrecía, a su riqueza oculta, a sus lógicas, a sus relaciones, intuidas o no por el realizador que puso la mirada, el lente y disparó. Creo que pusimos las bases, durante esos años y con esa forma de trabajo, de lo que hoy se llama “antropología visual” -o audiovisual-. Y sin estridencias. Jamás escuché a Pedro hablar de este gran logro. Tal vez para él se trataba simplemente de trabajo “bien hecho”. Y tenía razón si así era. Es el mayor logro de los grandes artesanos, y el cine documental de Pedro es una artesanía mayor, donde la horas de trabajo se acumulan sin cuenta hasta que el relato aparecía y quedaba “imperfectamente perfecto”. Surgieron de su montaje secuencias de antología como la libélula que nace, en “Cautín, paisaje en movimiento” y las señoras de los garbanzos en “El campo de Chile central, un mundo oculto en el tiempo” y de su dirección documentales como “El Oro de Andacollo”,“Los arrieros del Cajón del Maipo”, “Viva Huasquiña”, “Volantineros de Septiembre”, “Organilleros”, “Colono en Tierra del Fuego”, etc… Todos tuvieron más de un millón de espectadores en su primera emisión y acumularonn más de 100 emisiones cada uno en el cable. Y los espectadores los siguen viendo y reviendo en el canal de Youtube @alsurdelmundo
Compartí con Pedro Chaskel más de veinte años de trabajo y destaco su mayor virtud: Era riguroso en sus juicios sobre la coherencia documental, pero nunca, ¡nunca!… le escuché emitir un concepto descalificador respecto a otra persona y menos sobre un colega. Pedro fue un personaje raro, -raro en el sentido de maravilloso- en un país generalmente chaquetero. Ello lo convierte en una joya que brilla y seguirá brillando en el presente y el futuro del cine chileno con una luz que fluye por su fuerza, por su humildad y por su enorme generosidad.
Francisco Gedda
Nalcahue, Febrero 2024
Quiero dejar acá mi texto recopilatorio de su carrera que escribí para la desaparecida revista Mabuse en el 2005, a partir de la retrospectiva que se hizo en Fidocs en noviembre de ese año. Buena parte de los datos que aparecen ahí son parte de conversaciones largas que tuve con él en esa época.
Y también este corto homenaje que hizo Carmen Luz Parot para cuando ganó el Pedro Sienna a la trayectoria en el 2009. Nuestro querido Eduardo Baeza, colaborador habitual de Carmen Luz, hizo el montaje. En su infinita humildad, la entrevista fue en el patio de nuestra casa. Yo aproveché que Raúl Ruiz andaba en Chile y lo llamé para que participara y lo hizo encantado. Lo mismo Pablo Salas, Francisco Gedda, Patricio Guzmán… Era imposible no admirarlo.