Daniel Villalobos, mi partner en el podcast de este blog que colgamos todas las semanas en el sitio Podcaster.cl, hace rato que anda atravesado con ese comercial de Coca Cola sobre la crítica de cine. Así que fue cordialmente invitado a escribir de él en este blog. Bien Villalobos… Ya sabe: en su casa no más está. –Maza.
Todos hemos visto el comercial: una muchacha rubia –y sola- está viendo una película en el cine, mientras en off escuchamos la aburrida voz de un crítico despedazando la misma película. El comercial funciona en base a polos opuestos. Mientras la voz enumera sus reparos con la historia, vemos a la muchacha sonreír, vibrar, emocionarse hasta las lágrimas. Un texto final reza: “Necesitamos menos críticos. Necesitamos disfrutar más”.
Desde luego, durante su arrebato emocional, la chica disfruta no sólo el filme, también una botella de refrescante Coca-Cola.
Antes de seguir (y para evitar malos entendidos y acusaciones de sentirme atacado como alguien que escribe sobre películas) tengo que decir que la defensa gremial me importa un coco. Tengo claro que la figura del crítico de cine, entendido como un sujeto que comenta películas en medios masivos, está acabada. De aquí a diez años no habrá críticos escribiendo en diarios o revistas, al menos regularmente. Su lugar –cualquiera que sea- estará cubierto por blogs de fanáticos, posteos de Twitter y grupos de Facebook o como se llame la red social que impere en ese futuro cercano.
Todos podemos tener distintas opiniones sobre ese cambio y, de hecho, no estoy seguro que los críticos del viejo estilo no se reconviertan en ensayistas de sitios especializados o académicos. Quién sabe. De hecho, ni siquiera estoy seguro que el cambio sea enteramente negativo.
Pero el comercial me molesta por varias razones. En primer lugar, porque –como ya lo señalara Juan Pablo Vilches comentando un post anterior de este blog– el comercial equipara el disfrute con no pensar ni disentir.
En segundo lugar, porque parte de una falacia: la emoción genuina de la espectadora y la opinión del crítico no están en contradicción. De hecho, ningún crítico sensato podría negarle a la muchacha la autoridad de la experiencia personal.
¿Pero quiénes conforman el “nosotros” implícito en el texto final? ¿Los espectadores? ¿Las distribuidoras de cine? ¿Coca-Cola? ¿Todos los anteriores?
Sospecho que el mensaje alude no al público general –esa entelequia demagoga a la que apelan con tanta facilidad publicistas y “expertos”- sino a las empresas interesadas en captar el dinero de ese público general.
Podemos quejarnos de que los críticos no sirven o no cumplen su función, pero para eso tenemos que recordar cuál sería esa función. Me parece que, en buena parte, un crítico debería ser capaz de expresar una opinión clara y argumentada sobre el valor de un filme. Y esa opinión debería ser independiente de la voluntad de las productoras de cine, razonablemente interesadas en que sean sus películas las mejor evaluadas.
El comercial dice que “no los necesitamos” ya que ellos interfieren con nuestro “disfrute”. Cabría preguntarse entonces por qué otro camino llega un espectador a una película.
El viejo boca a boca es una buena opción. El amigo con quien compartes gustos te recomienda algo que vio y le haces caso y luego repites su recomendación. Con ciertas variaciones, esta opción es la base de lo que sucede en blogs y en Facebook.
Cuando una empresa disfrazada su marketing de recomendación personalizada, a eso se le llama publicidad viral y es un gran recurso, pero no es boca a boca, ya que el objetivo inicial no es compartir una buena experiencia sino ganar dinero.
La otra opción es creerle a la publicidad. Y es aquí donde tengo un gran problema.
La mayoría de los estrenos –en cines, en DVD e incluso en los torrents y ventas de cuneta- provienen de grandes estudios. En determinadas épocas del año, nuestras multisalas están dominadas casi en un 90% por dos o tres superproducciones.
Es la lógica del Evento. Y el Evento tiene muy poco que ver con la calidad cinematográfica y sí mucho con la cantidad de afiches, avisos y trailers que se difunden por los medios. El Caballero de la Noche y Transformers 2 son ejemplos recientes. ¿Qué importa que la primera fuera una gran película de matiné y la segunda un mamarracho impresentable? Para efectos de esta lógica, nada. Ambos son Eventos. Cientos de personas –antes que el boca a boca pudiera ponerse en marcha- estaban dispuestas a ver esos filmes porque un bombardeo publicitario ineludible les había indicado que esas eran las películas que debían ver. (*)
Ha ocurrido por décadas y seguirá ocurriendo, desde luego. Mi punto aquí es que, en ese contexto, la calidad del producto es un dato menor.
Tampoco quiero decir que el, ejem, público general sea completamente permeable a la publicidad. De ser así, el negocio sería mucho más sencillo y matemático, ningún blockbuster fracasaría y las productoras independientes y el cine de autor y todos esos pequeños accidentes habrían ya desaparecido por completo.
En el mejor de los casos, el comentario del crítico sobre una superproducción de este calibre será para el espectador un dato a considerar respecto a un filme que ya decidió ver. Pero la labor del crítico se vuelve más relevante a la hora de promover películas menos notorias que corren el riesgo de pasar desapercibidas al lado de Star Wars 7 o Harry Potter 9.
El comercial, en ese sentido, me molesta no como crítico, sino como espectador, porque es de un cinismo descarado. Okey, necesitamos menos críticos para disfrutar sin pensar. ¿Para disfrutar qué? Las películas que tengan mayor músculo publicitario, mejores campañas y afiches más grandes.
Puede sonar ingenuo o anticuado decir que los críticos ayudan a llamar la atención sobre el buen cine que carece de la promoción adecuada, pero yo no veo hoy día instancias que estén cumpliendo esa función. Ni siquiera en los blogs autodenominados “nerds” o “freaks” (con todo el respeto que me merecen), que suelen estar centrados en su gran mayoría en, bueno, superproducciones.
A propósito de internet, alguien dirá “Pero es que ese espacio de reflexión está cubierto en la red”. Tal vez, pero ojo, el comercial de Coca-Cola no es tan magnánimo: su mensaje es que todas las instancias de análisis son inútiles, se trate de una columna en El Mercurio o un posteo en un blog. Salvo que ese posteo hable desde “el corazón”, ergo la experiencia personal y, supongo, intransferible.
Lo que me lleva a mi último punto. La chica se emociona hasta las lágrimas. La voz en off, aquella a que somos llamados a despreciar, enumera motivos para desechar la cinta. En resumen, habla de que la película es cliché, que sus situaciones son repetidas y que esto ya se ha visto mil veces.
Qué importa, dice el comercial, la chica llora como si esta fuera la primera película romántica de la historia. Lo que es, en el fondo, sugerir que cualquier conciencia histórica respecto al cine –y a los productos culturales en general- es absurda, no viene a lugar y sólo interfiere con nuestra experiencia de espectadores.
No sabemos si el crítico del comercial está equivocado. Puede que la película sea un bodrio o una obra maestra. Eso es irrelevante para el discurso de la historia, porque lo esencial es que su juicio –certero o no- es innecesario.
Las pocas cosas que sé sobre cine las aprendí tanto viendo películas como leyendo sobre ellas y sospecho que no estoy solo en ese punto. Una cosa es que un espectador específico prefiera formarse su opinión sobre una cinta sin interferencias (¿pero la publicidad no es una interferencia?). Otra es que la industria nos diga no sólo qué consumir sino de qué forma tenemos que consumirlo.
El comercial de Coca-Cola es “sólo” un comercial. Sí, claro, y las películas son “sólo” películas. Es una manera de ver el asunto pero me parece que todos –espectadores regulares, críticos, gente que va al cine en general- deberíamos apuntar más alto que eso, no sólo respecto a las películas, sino respecto a nosotros mismos.
(*) Este punto en particular es analizado en gran detalle en Las Guerras del Cine de Jonathan Rosenbaum (Uqbar Editores, 2007)
18 respuestas a «Dios, Patria y Coca Cola»
la critica no se acabará. lo que se acabará serán esos críticos que creen que pueden mandarse cualquier crítica pelotuda, desde sus propias miserias, y pasar piola. lo que se acabó es el critico sin ser criticado. ahora el critico está sujeto a criticas (quizás lo estuvo siempre), pero ahora cagó: esa crítica es visible. Y es tan lindo que sea así. Lo demás, pàra universidades. La gente decidirá entre su gente. Ah. ¡Viva la Nana!
Totalmente de acuerdo con el artículo, y ciertamente este comercial tiene demasiados mensajes cuestionables.
(en todo caso el crítico que habla en off tampoco me agrada, me suena mucho al ítalo pasalacqua que se quedó dormido viendo la película y que encuentra malo todo lo popular)
Lo que más me molesta, es que al final la publicidad no sólo moldea la expectativa de ver una película, sino que además intenta determinar qué nos parece. En otras palabras, si vamos, además TENEMOS que disfrutarla aunque sea un bodrio. Y esa aseveración llega a dar miedo.
Mucha gente «de la calle» y con «gustos normales» en materia artística, tampoco disfruta bodrios, si al final muchas veces la calidad de un producto es independiente del género y la gente sí sabe apreciarlo.
Pero no, mejor disfrutar todo, dejar el sentido ya no crítico sino común en la casa y llorar con cualquier basura que nos pongan.
Because they said so?.
Aunque el análisis es cierto, creo que el comercial de Coca-Cola es muy bueno, y pensando el porqué, me acordé de la visión general que uno tiene de los dentistas. Hay una opinión generalizada y caricaturizada de mala manera del dentista aunque todo sepamos su importancia y el bien que hacen. Y Coca- Cola le dio en el clavo al usar, no la realidad, sino la visión que todos tenemos de un crítico de cine. Aunque es una visión anticuada que parte de la ignorancia. Y tb creo que en vez de que existan menos críticos, debieran publicitar menos las malas películas, pero así es el business. No hay cultura de crítica seria pq la educación en general no es seria. Es tan grande el dilema que prefiero reirme con el comercial.
Este artículo asume que quienes van a los estrenos de los blockbuster son unos imbéciles, determinados por la todopoderosa publicidad (párrafo 16).
Nada más anticuado que creer que las audiencias son incapaces de filtrar la información (cito a Lazarsfield y Katz) y nada más soberbio de parte de un crítico que creer que su voz mesiánica es que única forma de descubrir el non plus ultra del cine contemporáneo e independiente.
Pfffffffffffft. Así que, ya sabe señor o señora del público,usted es incapaz de pensar que una película le puede tincar por la temática o por la reseña que leyó. Usted es una mera víctima indefensa (e idiota) de la publicidad. Y menos podrá hacer un juicio válido.
¿El remedio? Póngase en las manos de los críticos. Ellos le harán pensar (bien).
Amén.
Villalobos tiene mucha razón, no entiendo porque esa tirria de la industria contra la crítica, si al final la gente igual va a ir a gozar la última mugre de chico conoce chica o del heroe de acción facistoide…
Somos muy pocos los ñoños que recabamos con atención las críticas de las películas para ver si vale la pena pagar la entrada o bajarla de internet. Y aún menos somos los ñoños que percibimos mas cercanía con ciertos críticos que con otros, y por ende valoramos mas su opinión. Tons ¿pa que gastar plata en hacer estas weás?
También me resulta bien abusivo el comercial en ese sentido, porque manipula a la chusma facilistamente… Me recuerda al turrón (ex-cómico de Millenium Show) puteando en Festival de Viña a Pasalaqua delante de todo el público…
Ah… y la voz del crítico del comercial me recuerda mas a Héctor Soto que Pasalaqua…
Daniel:
Partiendo por la finalidad que tiene la industria del cine que aunque a todos se nos olvide es un negocio,que como cualquier negocio debe dar ganancias, y la de los criticos que es la de orientar en cuanto al cine como arte audiovisual, es que estamos ante una relacion cine-critica dependiente y medio perversa, donde el espectador queda en medio, es ahi donde se mete el concepto del comercial, y lo hace muy bien. Ahora, el comercial esta hecho por una bebida que jamas ha promovido en sus esloganes la calidad de su producto, mas bien apela a «la felicidad» que tendras al consumirla, a lo subjetivo , a la pasion del momento, ya que si te empezara a plantear preguntas, muchos se darian cuenta de que la coca cola no es tan buena como creian.
Espero como tu que las personas siempre vean mas alla y que el gozar de algo no tiene que ver con apagar tu cabeza y ponerla en piloto automatico.
Pues el comercial de coca cola cumplió su cometido,pero le faltó su pop corn eso sí, nada mejor que el cine comercial con harta comida chatarra al tono, pero cuando lo ví me dió risa,seguirán existiendo críticos de cine ,o anticriticos de cine como parafraseando a Nicanor parra, los críticos bajaron del olimpo, y cualquier hijo de vecino o vecina será critico, los criticos -ya que hay muy pocas mujeres críticas de cine- también están amparados en medios escritos o de comunicación que tienen una línea editorial clara, nada de hacerse los santos acá, eso sí coincido con el boca en boca v/s lo de los eventos, el cine es una industria ahora mayoritariamente,y pobre artista tiene que hacer maromas para que no se coman su idea..y sí parece la voz de Hector Soto.
Creo que, lamentablemente, el comercial es mucho más simple y apela a la creencia popular de que si no le gustó al crítico probablemente sí le gustará a usted, lo cual habla mal de la conexión existente entre crítica y público.
A mi como me gusta el cine, es normal que ademas también me guste leer comentarios o artículos sobre películas. Si alguien considera malvada a la critica (como si fuera una), es porque le afecto que una opinión diferente a la suya y porque no tiene argumentos para debatirla (a mi me parecen generalmente nerds con sus eternos debates morales sobre sobre si Batman con Stallone vencen Superman con chuacheneger). Me parece tonto ademas porque después de todo siempre han habido críticos que ofrecen distintas opiniones y SIEMPRE han habido buenos como malas. Cierto que he leído comentarios que no me han agradado y/o que me han parecido tonteras pero como también muchos otros que si me han aportado a lo que me gusta y/o interesa. Yo sigo varias revistas por Internet y no siempre estaré de acuerdo con sus textos pero si son interesantes las tendré en cuenta como referencia… Así que paso de esa porquería de «publico contra los malvados críticos que quieren arruinar nuestros placeres»… Y por lo demás preferiría lejos hasta la opinión de Nerdorama antes que la Coca-cola, eso desde luego….
Me pregunto si bajó la lectura de crítica después de este comercial. Yo creo que no. Los que no leen crítica sonríen y los que leen también. O sea, al final, casi todos sonreímos la primera vez que lo vimos (excepto, probablemente, Villalobos). Está claro que los atributos del comercial no son éticos sino empáticos. Y ahí está el punto, el comercial es bueno también para nosotros (los “informados”) porque finalmente lo que hace es astutamente transformar al crítico (cuya función es loable y ha sido bien explicada por Villalobos) en todo lo contrario, o sea, la Academia (ojo que la voz es la de un señor algo mayor) el Status Quo. Aquel que se interpone entre nosotros y la espontaneidad. Astutamente, hace al espectador cómplice de un sentimiento de rebeldía, no de complacencia. No creo que el mensaje sea tanto “veamos sólo Blockbusters y dejemos de pensar” como “se tu mismo y no te tragues todo lo que te dicen los tecnócratas”. O “déjate llorar viendo una película”, etc. Por supuesto, todos sabemos la cantidad de cosas que hay dentro de una botella de coca cola y este comercial no se sale de eso que siempre han vendido.
Por lo menos a mi el comercial me molestó, no porque hablara mal de los críticos de cine – cuestión que me pareció irrisoria – sino más bien, porque a lo que hace referencia es a esa tonta idea de que ser crítico con lo que el mundo nos ofrece es malo. Me parece que lo que subyace en la idea de base del spot no sólo debiese ser restringido a la esfera de la crítica de cine y al del consumo de coca cola, más aún tomando en cuenta bajo que lógica funciona la captación de consumidores de ella (que en todo los aspectos de la vida, la coca cola esté presente). Más aún, según esuché por ahí, para la C-C company, todo lo que sea suceptible de vender es competencia (aunque me suena más una exageración).
Volviendo al post – y resumiendo – pareciera que nos plantea (¿y a lo que nos induce a pensar?)es ¿para qué usar la cabeza y amargarse con lo feo de la vida, si haciéndonos los tontos podemos ser felices? Además, si leyeron el commment referido por Villalobos, uno entiende bastante bien a qué apunta este post.
Sugiero que vean este corto de Kiarostami, hecho en 2007, en el que muestra el rostro de diversas mujeres durante una representación de Romeo y Julieta (dura sólo tres minutos).
http://www.youtube.com/watch?v=zSsMA97_Bt4&feature=PlayList&p=1103ED3082392789&playnext=1&playnext_from=PL&index=9
Creo que el comercial salió de aquí, y no quiero ni pensar en el proceso «creativo» para llegar al resultado final.
a mí el comercial me parece bastante odioso por su parada populista, la caricatura que hace de la crítica y su defensa de la emoción pura.
hay críticas con las que uno puede disentir, pero ahora ese disenso tiene múltiples espacios, como este blog mismo. meter a todos los críticos en el mismo saco y declararlos innecesarios a mí al menos me irrita porque es operar desde el prejuicio y suponer que el crítico es un enemigo de los gustos populares, lo que es falso. algo como ese prejuicio que dice que en las películas chilenas hay mucho sexo, muchas garabatos y mucha política, prejuicio que hasta algunos directores se encargan de repetir majaderamente. estoy con villalobos.
El error del comercial, bajo mi punto de vista, es sentenciar con el: «necesitamos menos críticos». La disonancia entre que la chica pueda disfrutar lo que un crítico considera un bodrio es perfectamente plausible, no digamos usual.
Pueden haber muchas definiciones del rol y el ejercicio del crítico. Para mí todos son críticos, desde el momento en que tienen una opinión sobre una película. Yo prefiero leer de aquellos que tienen una opinión con argumentos que considero mejores, es por eso que sigo la crítica de cinéfilos como Maza y no los de la chica rubia del spot.
Simplemente porque la chica rubia del spot ve una película y disfruta algo que yo probablemente no. ¿Por qué la chica rubia es capaz de hacerlo y no el crítico del comercial? No se trata en realidad que la mujer sea más tonta, y el crítico avezado más inteligente. Es sólo que el crítico ha visto trescientas mil veces el mismo argumento, la misma trama, el mismo desenlace… el crítico, al ser un cinéfilo consagrado, obviamente se va aburrir ante la predictibilidad.
La chica rubia no, porque posiblemente no ve películas regularmente -cuando lo hace es en el cine, con el pololo, o un viernes por la tarde, en una «junta» con las amigas, una mera excusa para un divertimento fraternal-, y aunque probablemente ya haya visto varias películas del estilo, lo que está buscando es justamente eso, repetir la fórmula; no quiere cabecearse ni correr riesgos, va a la segura y con su ingenuidad será capaz de deslumbrarse ante la trilla del experto, porque todo lo anterior no es más que la definición de eso -¿es mala la ingenuidad en sí misma, no es acaso «neutralmente ingenuidad» y punto?-. Por otro lado, es probable que la chica del spot no haya visto otras películas que al crítico sí que le han movido el piso -y que quizás nunca vaya a poder ver, porque no va a los festivales que va el crítico, ni tampoco va a dedicarse a bajar extrañas filmografías de cineastas vietnamitas, por poner un ejemplo. La chica, por lo tanto, no tiene el mismo criterio comparativo del crítico. El crítico, en cambio, tiene años de cine en el cuerpo, y hermosas películas que le han socavado completamente -¿qué otra motivación va a tener el crítico más que amar completamente el cine? ¿más que buscar repetir el sacudón que recibió la última vez que vio una obra maestra absoluta, que redujo su vida en poco más de dos horas?. No pues, publicistas, el crítico no es el enemigo del cine. El crítico es en realidad quien más ama el cine. Me atrevería a decir que más que la chica rubia, porque la chica rubia sólo le interesa un aspecto particular, y quizás el lagrimeo que esboza al final de la propaganda no es tan estertórico como las ensoñaciones del crítico ante algún clásico incuestionable -que la chica no vería, por desinterés-.
Como dije en un principio, todo esto no representa nada nuevo, y es el gancho que ocupa Coca-Cola. El gran error viene con el populismo de la frase final, por grosero, por subjetivo, por folclórico, pero eso ya es harina de otro costal y responde a estrategias publicitarias con objetivos que todos conocemos. Coca-Cola hace patente algo que es evidente para todos, aún cuando no verbalizado, no explicitado, y lo muestra con un mensaje que no deja pie a críticas, una chica rubia mirando el comercial dirá: Es cierto, yo lloré con The Notebook y el crítico del diario dijo que era un bodrio (y el ejecutivo de Coca-Cola está riéndose detrás, esperando que la próxima ves que vea la película, al mismo tiempo que la mire sin culpa, asocie casi por condicionamiento clásico que el placer sólo es tal con una Coca-Cola en su mano; ¿qué más va a ser sino la felicidad?).
Creo que Villalobos se lo tomó muy a paecho. Los críticos no deberían tomarse tan en serio. Por lo demás, ellos han canonizado a tantos directores (incluyendo algunos bastante herméticos y lateros), lo mismo que los consumidores (entre los cuales debe haber muchos críticos) hemos canonizado (es un decir, por cierto) a la Coca Cola.
El comercial es super especifico.
Hagan la prueba y pongan a 10 mujeres al azar, a ver la pelicula «The Notebook» (AKA Diario de una Pasion). Creanme que de esas 10, un porcentaje que me atrevo a decir sera mayoritoria, llorará hacia el final del film.
Preguntenle despues a un grupo de criticos que le parecio la pelicula del hijo de Casavettes.
Los adjetivos que se repetiran será «lleno de lugares comunes», «lacrimogena», «facilista», etc.
Creo que el publicista detras de ese comercial, debe haber visto esa pelicula con su novia, y tambien, debe haber leido la critica del mismo film.
Saludos y no se tomen tan gravemente un comercial que creo lleva nombre y apellido.
Lo bueno es que a Maza no se sintió atacado…se nota por lo corto del posteo.
1) «La crítica ocupa el escalón más bajo en la jerarquía literaria: formalmente, así lo es casi siempre; moralmente lo es sin asomo de duda. Es aún más baja que jugar a rimar y a los acrósticos, que al menos demandan un resto de inventiva».
2) «Críticos: mediocridad eterna que vive a expensas del genio, denigrándolo y explotándolo. Estirpe de escarabajos, dedicada a hacer pedazos las mejores páginas del arte».
3) «Asqueados del viejo estilo de la crítica (B y P), se propusieron aprender algo del nuevo, y mandaron pedir reseñas teatrales de los diarios. ¡Qué agallas! ¡Qué obstinación! ¡Qué falta de integridad! ¡Insultos para obras maestras y reverencia ante lugares comunes!».
Elabore antes de enojarse.