Esta tarde, en «Libre acceso» de Cooperativa escuché decir a Marcelo Ferrari, productor de «Rojo, la película» (que se estrena este jueves) que esperaban por lo menos 300 mil espectadores. Aunque eso en lo conservador, porque «si me apretas, pueden ser 500 mil», le decía a Carlos Costas. Esas sí que son buenas expectativas. En la tarde, luego vi Daniel Fernández, en «Rojo» entrevistado por una rubia, creo que Maura Rivera, dando sus parabienes papales, y luego en el noticiario, a una periodista que insistía desde el preestreno que era «nuestro deber apoyar» la película.
Ya conocen sus deberes. Es la orden del día desde TVN. Hay que ver «Rojo».
Bueno… ¿alguien ya la vio?
12 respuestas a «Rojo: la orden del día»
Igual la quiero ver, Gonzalo, aunque te rías. La tradición de musicales a partir de buenas ventas discográficas es de las pocas citas clásicas que recuerde en la industria chilena. Piensa en «La pérgola de las flores» y derivados, y cómo alguna vez fue «lo más» para un cantante ser seleccionado en uno de esos papeles. Veremos el viernes si algún crítico cae en la trampa de ningunear a la película por «ingenua». Un musical debe serlo. Que no significa que haya visto Moonwalking ni Spiceworld. Tengo mi ética, amigo.
para mi, los musicales de bob fosse son los mejores. y de ingenuos no tienen nada.
ojala le vaya bien a ferrari, pero me da la idea que, desde ahora, queda totalmente desautorizado para hablar pelar cualquier apuesta de cine comercial.
A mí me gustan los musicales. No creo, eso sí, que DEBAN ser ingenuo. Quiero decir, un gran musical puede ser absolutamente ingenuo, precisamente porque es el género donde se puede expresar la más absoluta felicidad (claro, de qué otra forma se podría «cantar bajo la lluvia»). Por supuesto, están los de Bob Fosse, que trastocan «la felicidad» con los «logros personales», los achievements, si se quiere. Pero aun así, la musica está conectada en el cine con la satisfacción personal (y con la falta de ella, en las escenas tristes). De ahí que un musical de una escuela de talentos, como Rojo, hace sentido. Tengo mucha curiosidad por escuchar esas canciones y ver esas coreografías. Quiero ver si salen del esquema televisivo, y si son «apropiadas» cinematográficamente. Ese es su examen, si me preguntan. Eso, y lograr emocionar, no reality-mente, sino que con armas dramáticas. Si logra eso, que no es poco, bueno, pueden quedarse muy conformes con lo hecho… sin importar el número de espectadores.
Ayer la vi en el estreno!, y no se puede decir que es una mala película, al contrario. Las actuaciones de todos sorprenden, sobretodo de MJ Quintanilla. La Película tiene buena realización, producción, guión, montaje, actuaciones, tiene momentos de notable humor y otros que amenazan con caer en un cebollón, pero que no alcanzan a hacerlo. Lo que sí… es que se hace bastante eteeerna y solo dura como 1 hora y media. Y hay algunos momentos casi ridículos, pero pasables y que te hacen reir y pasarlo bien igual. Era difícil el desafío y creo que es un logro de Nico Acuña y del equipo técnico.
Hay que pensar tb que es una película acerca de «Rojo» y me alegra haberla visto porque tenía millones de prejuicios y si no me hubieran invitado ayer creo que me habría resistido hasta el último antes que verla, y continuaría con mis prejuicios. Más que un musical se trata de historias personales y de la evolución del programa. esop…
cabaret tiene que ver con «logros personales»??
rara esa definicion de fosse (mas bien, relaciono sus musicales con el fracaso).
por favor gonzalo, elabora.
que bueno saber que rojo es buena, si bien dura una hora y media y se hace eterna (WTF?!)
La película de South Park es un musical. Y no es precisamente ingenua.
Bueno, para decirlo mejor: el motor dramático de los musicales es «alcanzar lo inalcanzable», y por cómo lo veo yo, estar en esa lucha es la que hace un personaje pueda cantar mientras mira por la ventana, o que baile en la calle con el barrendero. Visto así, la quintaesencia del musical es, para mi gusto, «El mago de Oz», donde la tierra de Oz es lo inalcanzable que termina siendo recorrido, y luego, desmitificado.
En los musicales de los 50s ese objetivo, ese «inalcanzable», era la absoluta felicidad; con los años, ese objetivo se volvió ingenuo, pero eso no significó que se terminaran los musicales; solo se empezaron a ocupar «inalcanzables» más elaborados: en «Cabaret» ese inalcanzable es sexual. Liza Minelli anda con un tipo que resulta ser bisexual, tema que se hace más severo con la llegada de un tercero, también bisexual, que los seduce ambos (o algo así… la vi en la tele, a medias, hace demasiado tiempo); en «All that jazz», el personaje de Roy Scheider ansía que sus logros personales trasciendan su propia muerte, es decir, su inalcanzable es vencer a la propia muerte, nada menos.
Creo que eso todo lo que tengo que decir. Es solo una hipótesis y estoy seguro de que debe haber un par de ejemplos que la destruyan.
Pero convengamos que «South Park» no vale. Más que un musical, es una sátira. Que tenga canciones es un propuesta estética, así como que «Team America» esté hecha con marionetas también lo es.
lo unico que espero de la pelicula de «Rojo» es que si es mala que se vea profesional y no tenga ese tufillo de kermese de colegio de basica que tiene el programa con sus numeros musicales.
mmmmmmm?
«There´s no business, like show business…»
A mi encantan los musicales y pertenezco a una especie de cofradía nerd que los busca y los hace motivo de junta (y también de pelambre, obvio).
¿Ingenuos?.
«Magnolia» es un musical (recordemos que las canciones de Aimee Mann existieron antes que el guión, y lo inspiraron)
«The Great Rock & Roll Swindle» también es un musical.
Y de ingenuas, nada.
Pero si hablamos de películas musicales de matiné, «Grease» es una de tomo y lomo, y sigue siendo número puesto cuando quiero algo very lite en mi DVD que me haga recuperar la fe un rato.
En síntesis, los musicales me gustan porque me recuerdan que el cine no se trata de verosimilitud. Se trata del trip emocional que te provoca una mentirilla bien contada por un cineasta (ojalá) de buena artesanía.
¿Y la peli de Rojo?.
Le tengo fe al Nico Acuña y a Ferrari.
Eso, por el momento.
Aguante Maza!.
La vi ayer en el estreno.
Tenía el plus de las cero espectativas, quizas por eso me pareció, aunque eternaa, con buenos momentos. Las actuaciones están bien en general, hay un par de teleserie venezolana pero no pasables. Las canciones son cebollas, pero son las que tenían que ser, es lo que promete. Es «la película de Rojo» y logra salirse de lo televisivo.
Hay como irregularidades de estilo, una escena muy «mala leche» entremedio y un par de cosas de arte terribles.
Pero se deja ver y como musical funciona.