Terminado el festival, la sensación para un cinéfilo venido de Chile es de perdida. Pérdida por las películas que no se alcanzaron a ver («El mundo gira», «The forrest for the trees», «The world», «Domicilio privado», «Fallen», «A dirty shame», por nombrar las más comentadas entre los 292 largometrajes que se exhibieron), pero sobre todo, de sentir que de vuelta a Chile, un cine como éste, y las conversaciones salidas de estas funciones, son necesarias. En verdad, la capital argentina el snobismo se toma con café (la retrospectiva de Chantal Ackerman fue particularmente criticada), pero al menos la fiesta cinéfila y la sana competencia por agarrar la mejor película y tener a alguien cercano con quien comentarla son emotivos eventos que Buenos Aires sabe crear. Con todo, los balances son positivos, los recuerdos duran años, la fuerza de ciertas imagenes quedan a fuego. El Bafici, a pesar del fantasma de Quintín, sigue vivo. Ya habrá tiempo para seguir comentando la experiencia completa. Por ahora, la última parte de las películas que agarré (y aprovecho de comentar) de este festival:
Autor: Gonzalo MAZA
Guionista.