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ATAJOS 18/8: Día de la fotografía, Parra, Clinic

Sin caerse

Mañana es el Primer Día Nacional de la Fotografía, como pueden ver en el poster. Pongo aca la info porque como parte de esa celebración, se mostrará mañana a las 11:30 hrs en la Cineteca del Centro Cultural Palacio La Moneda una sinopsis (o compacto) de «La ciudad de los fotógrafos», el documental de Sebastián Moreno que está en etapa de postproducción, y que es un paseo a la generación de fotógrafos de los ochentas, como Alvaro Hoppe, Claudio Pérez, Pepe Moreno, Paz Errázuriz, Luis Navarro, Jorge Ianiszewski, agrupados en la AFI o Asociación de Fotógrafos Independientes. Recordemos que la fotografía y el documental de esa época resurgen en conjunto con un hecho escalofriante: el descubrimiento de los hornos de Lonquén en 1978, que es el primera constatación indesmentible y pública de la existencia de detenidos desaparecidos en el regimen de Pinochet. Luis Navarro sacó las fotografías de esos hornos, e Ignacio Agüero hizo su primer documental del mismo tema («No olvidar», 1983). Ambos, paralelamente, con un mismo hecho comenzaron resurgimiento de estas dos disciplinas que estuvieron calladas por tanto tiempo. Sus trabajos eran urgentes y fueron usados hasta como pruebas en procesos de detenidos desaparecidos. Bueno, ya saben: mañana en la Cineteca, cerca del mediodía. Disclaimer: «La ciudad de los fotografos» fue mi último trabajo como Productor Ejecutivo de un proyecto. Lo conozco de cerca.

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Siguiendo con el CCPLM, comenzó ayer ahí la exposición de Nicanor Parra, la que se supone iban a censurar, pero la directora del centro Morgana Rodríguez se opuso a esa censura, y al final, la echaron de una manera muy fea e impresentable. Como sea, como con echarla el tema salió a la luz pública, al final tuvieron que montar de todas maneras la exposición, y poner a Ignacio Aliaga, actual director de la Cineteca, como director interino del Centro. Yo sé, yo sé, esto es noticia de la semana pasada, pero como estuvimos sumergidos en SANFIC recién ahora uno puede comentarla, ya que abrió la exposición con esos presidentes en la horca bajo el lema «El pago de Chile». Parra no es santo de mi corte, pero acá van unos links interesantes: uno, una entrevista a Ignacio Echeverría en la revista de Libros de El Mercurio, donde el crítico-que-descubrió-a-Bolaño habla de las Obras Completas de Parra que lleva preparando desde hace dos años (lo que me hace sospechar que este debe ser el país que más entrevista a Echeverría, incluyendo a España); y dos, el blog de Fortuño que habla de lo agotado que lo tiene Parra y sus cultores. A lo que agregaría estos comentarios de Busco Algo Barato respecto al silencio colaboracionista de Parra en su puesto en el Departamento de Estudios Humanísticos de la Facultad de Ingeniería. Si alguien sabe algo, pide BAB, «porfa escriba correos».

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Y para terminar con la chicha… ¿Escuché bien? ¿Que Patricio Fernández renunció como director del The Clinic?

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ADDENDUM / SAB 19 AGO 2006 / 8:55 AM: Alfredo Jocelyn Holt en su columna en La Tercera se suma al bando de los anti anti-poeta:

Hace rato que Parra se remeda. Esto, me temo, porque está convencido de que el poeta debe ser una especie de «energúmeno», un sujeto estrambótico, extravagante, suerte de entomólogo que anda a la «caza de bichos» sueltos (frases, dichos, habla popular), que luego, tras pillar y coleccionar, proclama a los cuatro vientos cual bomba de racimo.

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Ministra y ad-ministra

ADDENDUM / DOM 20 AGO 2006 / 11:31 AM: Paulina Urrutia dice hoy en la portada de Artes y Letras que «aquí hay una persona [Morgana Rodríguez] que fue despedida por razones administrativas. No es una decisión de la ministra, sino que del directorio completo. Y no tiene nada que ver con la exposición de Nicanor Parra ni sus contenidos». Sin embargo, Morgana Rodríguez rompe su hermético silencio periodístico de los últimas semanas, y desmiente a Urrutia en un recuadro en el mismo Artes y Letras y en Reportajes de La Tercera. Dice Morgana:

«Le mostré la obra a la ministra el miércoles dos de agosto, ahí se la mostré impresa, porque ya habíamos estado discutiendo la idea de la obra. Un mes antes Nicanor la había presentado y ella me dijo que había que sugerirle que no la hiciese porque ‘iba a complicar a mucha gente'». Según cuenta Rodríguez, ella le comentó esto al antipoeta quien lo pensó por unos días. «Pero después me dijo que no le parecía y eso es lo que yo le digo a la ministra, que a Parra no le parece y que a mí tampoco me parece y que este tema había que estudiarlo. Yo no podía estar pauteando al artista y diciéndole lo que puede o no hacer y lo que puede o no decirle a la prensa. Entonces le digo que hay que tratarlo en el directorio, pero ella me responde que esto ‘es muy delicado y hay gente del directorio que no lo puede saber'».

«En el mismo momento en que la ministra me estaba despidiendo, la Colombina y Hernán (la hija de Parra y su pareja, curadores de la muestra) estaban firmando el contrato con un abogado en otra oficina», cuenta Morgana Rodríguez.

«[El CCPLM] De ser el hoyo en la tierra que yo recibí, el museo se transformó en el centro cultural más importante del país. Creo que se abrieron apetitos de todo tipo. A mí me eligieron tras ganar un concurso público. Ahora el futuro director ejecutivo y el gerente general va a ser designados directamente».

La institucionalidad cultural tiene estos vicios: cree por hacer su trabajo de apoyar la actividad cultural, luego puede dominarla. Ayer estuve en el CCPLM y la exposición me pareció nada especial (pero ya saben, ese soy yo). De hecho, esos presidentes colgados, ironía sobre ironía, no tiene nada de irreverente sino que todo lo contrario. Es una sobada de lomo a la clase política de la historia de Chile, como diciendo «pobrecitos ellos los políticos de Chile que tanto les hemos hecho sufrir». Me encontré con Becerro, Antonio Becerro, y comentábamos que la salida de Morgana Rodríguez fue tan violenta y escandalosa como la de Nivia Palma hace unos años, por defender la obra «Prat». Son escándalos bien similares: de nuevo un discurso incómodo para la institucionalidad, para el burócrata que no quiere perder su puesto, y que decide acallar una obra sin comprenderla ni haberla visto. De nuevo, la violencia histérica del poder mal manejado. «En Chile todo se hace a medias», me decía Becerro. «Esa es la gracia de este país». Bueno, este es un caso: hasta la operación política de echar a MG la hicieron a medias. En fin. Cuando nos despedíamos Becerro me dijo que leyera una nota que había escrito para la exposición en La Nación Domingo. Hoy la leí y me parece que Becerro tiene un punto:

Para mí, el mismo Nicanor es la obra. Me pregunto qué sería de estos artefactos sin su presencia. Neumáticos y computadoras apilados como escombros descontextualizados ¿Cuál es la idea del objeto encontrado e instalado aquí? ¿Cuál es la instancia de ordenación, el texto, la originalidad, la ironía? No lo sé, por cierto. Yo me quedo con “Hojas de Parra”, “Obra gruesa” y otras cosas que leí en el colegio.

Prefiero el sujeto poético más que el objeto poético. No sé, pero no me gusta poner poesía donde no la hay. Además, la metáfora y el chiste fácil de Nicanor ya lo conocemos. Por eso digo, con el debido respeto: ¿qué sería de toda esta gente, de estos ignorantes admiradores sin este hombre imaginario? Formulada la pregunta, me fui de inmediato.