Bueno, tuve que morderme la lengua por horas. Aunque algo se filtró en los comentarios, pero ya es oficial: este año dos películas chilenas estarán en Cannes. Con más orgullo digo todavía, dos películas de dos directores que conozco y admiro. Y el orgullo se triplica (y empieza peligrosamente a inflar el ego) si agregamos que en una de ellas fui coguionista. «Navidad» de Sebastián Lelio («La sagrada familia») y «Huacho» de Alejandro Fernández Almendras (también conocido en los comentarios de este blog como AFA) fueron seleccionadas para estar en el Festival de Cannes de este año. Así no más. Chúpate esa, dijo la vieja. «Navidad» en la Quincena de Realizadores (la misma sección que acogió a «Machuca» y «Tony Manero») y «Huacho» en la Semana de la Crítica. Rodrigo González escribe una nota sobre ello en La Tercera de hoy.
«Navidad» fue el resultado de un largo proceso de escritura entre Lelio y yo, que comenzó en diciembre de 2005 y terminó dos años después, en diciembre de 2007. Pasamos por todo: nos peleamos, nos abuenamos, nos afiebramos de felicidad cuando nos salían escenas que nos gustaban y nos deprimíamos cuando pasaba lo contrario. Entre medio, Sebastián fue seleccionado para ser parte de la Residencia de Cannes, es decir, el festival apostó por él y lo invitó a terminar de escribir el guión en un departamento en Paris, compartido con otros notables directores jóvenes del mundo. Entre tanto, nuestra sesiones de guión se trasladaron a Skype, donde recuerdo haber estado hasta cinco horas seguidas conversando de detalles de una escena, estructura, personajes, etc. Esto lo cuento porque por esfuerzo no nos quedamos. Luego, Lelio comenzó sus filmaciones en enero de 2008, en las mismas fechas que Fernández filmaba «Huacho» en Chillán.
«Huacho», en tanto, se ganó todos los premios imaginables que puede tener una película antes de filmarse. En Berlín, en Sundance, en Francia la película empezó a ser seguida porque venía interesante. Y claro que lo es: es una película del campo chileno, de sus tranquilidad y su fiereza, de la familia, del pan amasado y las bicicletas, pero sin un minuto de conmiseración ni trucos sucios de buena conciencia social. Es del campo-campo, hecha por uno del campo-campo como AFA, que pasó su infancia por allá, antes de transformarse en los noventas en un sofisticado periodista económico en Manhattan. Por cierto, lo de la economía está muy vivo en la película, desde una perspectiva muy sutil y cuidada, y creo que es una gran película.
Pero no me crean nada. Ya van a ver las películas y podremos conversar de ello. Lelio y AFA son amigos, gente confiable, gente de verdad, gente con claridad en lo que hacen, y están dándole propulsión al cine chileno actual. Que queden en Cannes este año solo viene a hacer visible para el mundo el trabajo de muchos años. Y, lo siento, pero eso no deja de ponerme en una nube de felicidad.