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VALDIVIA: Rosenbaum, Kelemen, Favio… ¡Allá vamos!

La oruga comienza a desplegarse...Full disclosure, como le dicen. Este viernes parte el Festival de Cine de Valdivia. Y este año no podré ser muy imparcial con lo que allí pase. Lo siento. Me encantaría serlo, pero no puedo. Y lo digo con mucho orgullo: me gusta mucho lo que está preparado para Valdivia este año, y me encantó que me hayan invitado a ser parte de ello.

Para los que no estén enterados, Valdivia cambió de administración este año: no hay grandes misterios en este dato. El año pasado, la fundadora del festival, Lucy Berkhoff, y su marido el actor y productor general del festival Sergio Hernández presentaron su renuncia a la Universidad Austral de Chile («dueños» del festival de cine, por decirlo así), y con ello también le pidieron la renuncia a todo el equipo de producción del evento. ¿El resultado? La universidad aceptó las renuncias de entrenadores, pero decidió quedarse con los jugadores.

Y organizaron todo de nuevo, y llamaron a otros entrenadores y esos otros entrenadores pensaron que sería buena idea que las películas del festival las eligieran programadores independientes, y entre esos programadores independientes (José Luis Torres Leiva, Raúl Camargo, Sebastián Lorenzo, Luis Bocaz) me llamaron a mí. Mi tarea principal fue hacer la programación o «curatoría» (nombre que me parece algo pretencioso, debo admitirlo) de una sección no competitiva llamada «Ventana del cine chileno», para la cual hice una operación rastrillo de todas (o la gran mayoría) de las películas chilenas que estuvieran terminadas y que estuvieran en posición de ser mostradas en en Valdivia. Eso hice: estas son las que elegí. Les prometo que fue un trabajo difícil (vi más de 50 largometrajes, 24 de ficción y otros tantos de documental, y un montón más de medio y cortometrajes) y es muy probable que ahora la mitad de los productores locales consideren que soy un pelotudo por haberlos dejado fuera de Valdivia, y quizás tengan razón, pero en este caso me pagaron para tomar decisiones y traté de que esas decisiones fueran lo más coherente posibles con aquello que podríamos llamar «el cine chileno de este preciso instante». Así que eso fue lo que hice.

Y Valdivia parte este viernes y desde ya les puedo decir que aunque es un festival de solo cinco días, hay bocadillos interesantes para todos. Los invitados internacionales de este año son un lujo de categoría mundial: Jonathan Rosenbaum, Fred Kelemen y ¡Leonardo Favio! De atrás para adelante: como sabrán, Favio no solo es el intérprete de éxitos setenteros como «Te regalo una rosa» o «Ding dong, las cosas del amor» o la autocompasiva «Ella ya me olvidó». Favio es director de cine. Y no cualquier director de cine: es uno de culto. Es junto con Leopoldo Torres Nillson uno de los más personales autores de cine argentino del siglo XX. Sin exageraciones. Sus películas como «Crónica de un niño solo» (una especie de «Los 400 golpes» argentino) desde su estreno alcanzaron un reconocimiento rotundo dentro y fuera de Argentina, y en Valdivia este año no solo se verá una esperada retrospectiva de cinco películas de Leonardo Favio, sino que además se espera que el mismísimo hombre de los paños en la cabeza ande por los riberas del Calle Calle. Simplemente alucinante. De aperitivo, un extracto de «Juan Moreira» (1972).

Kelemen himselfFred Kelemen es menos conocido que Favio, pero es otro invitado de categoría. Este húngaro-alemán no solo trabajó como director de fotografía del belicoso Bela Tarr, sino que además tiene una filmografía tan intensa como desconocida. De «Fate» (1994) Susan Sontag dijo admirarla como «un logro único y visionario». Sus cinco cintas (las otras cuatro son «Kalyi» [1993, su primer trabajo como estudiante, realmente muy poco visto], «Frost» [1997], «Nightfall» [1999] y «Fallen» [2005]) serán exhibidas en Valdivia. Viene muy recomendado.

Y bueno, Rosenbaum. Jonathan Rosenbaum debe ser el más destacado crítico que existe en estos momentos en Estados Unidos. No sólo es uno de los expertos más completos de la obra de Orson Welles (fue editor del libro de entrevistas «Ciudadano Welles» [This is Orson Welles] con Peter Bogdanovich, se encargó de supervisar la reedición de «Sed de mal» basado en un memo de 58 páginas escrito furiosamente por el director y recomendó a Oja Kodar que el único capaz de terminar «The dreamers», una de sus películas inconclusas, era ¡Raúl Ruiz!); además, es extremadamente respetado en el mundo cinéfilo mundial. Miren esto que dijo de él Jean-Luc Godard:

«Creo que hay un excelente crí­tico de cine en Estados Unidos, un sucesor de James Agee, y es Jonathan Rosenbaum. Es uno de los mejores; en Francia no tenemos escritores como él. Es un nuevo André Bazin».

Bueno, Rosenbaum viene como parte del jurado internacional, pero tendrá otras interesantes actividades en el festival: primero, presentará una reedición en español de su imprescindible libro Ya ni sé si esta es la portada definitiva...«Las guerras del cine», editado hace unos años en BAFICI, y hoy recuperado gracias a la diligente labor de la gente de Uqbar Editores, Isabel Buzeta, Ascanio Cavallo y, modestamente, de parte del festival, Bruno Bettati y este pechito. El Festival y Uqbar lo co-editan. Debo confesar que sacar la edición de este libro adelante fue algo arduo (conseguir los derechos de traducción con los argentinos, contactarse con el editor norteamericano, llegar a acuerdos, revisar una y otra vez la edición final e imprimirlo) y todo debió hacerse en menos de 45 días. Pero quedó de lujo. Filete. El libro es muy entretenido, es un gran pelambre al trabajo que, por ejemplo, hacen en las páginas de cine de The New York Times (hace pebre a Janet Maslin y Vincent Canby) y que plantea un tema central para Valdivia hoy: cómo hacemos para ver las películas, las grandes películas, que no logramos ver debido a los tanques de Hollywood que copan la cartelera y los medios de comunicación. Qué rol cumplen los festivales acá y cuál es el tipo de cine que nos estamos perdiendo son las reflexiones del libro.

La presentación de ese libro se hará en una conversación pública que tendremos con Cavallo y Rosenbaum en el festival (tengo entendido que el domingo al mediodía) en la que hablaremos de todos estos temas; y por si fuera poco, Rosenbaum accedió a traer dos misteriosos y desconocidos DVDs para presentarlos en una sesión de «El club de las películas perdidas», una actividad de la que ya daremos más detalles en los próximos días pero que está ñaca-ñana.

En fin, disculpen el entusiasmo, pero todo el equipo de Valdivia lleva trabajando muchos meses en todas estas actividades y es un placer ser parte de algunas de ellas. Los que puedan arrancarse a las tierras de la cerveza Kuntsmann y los crudos del Hausmann aprovechen la oportunidad. Estos solo son los aperitivos… A eso agreguemos la Competencia Internacional, los documentales, el Work in Progress, y una verdadera joyita de programación que preparó el bueno de Raúl Camargo sobre el cine entre 1957 y 1967, todas actividades en las que ya ahondaremos en los próximos días. ¡Quédense en línea! ¡Esto todavía no parte y ya está que arde! Desde ya, pueden comenzar a otear la programación acá.