Ya se anunciaron los Oscars, y la media novedad es que otra película de moda es la que tiene más nominaciones: «Soñadoras» (Dreamgirls)». Lo raro es que tres de esas ocho nominaciones son en una misma categoría (Mejor Canción), y la película no va por Mejor Película.
O sea, «Soñadoras» es la más nominada pero da un poco lo mismo.
Las que van por Mejor Película son «Babel» (Total: 7 nominaciones, pero en el fondo 6 porque tiene dos nominadas a Mejor Actriz Secundaria); «The Queen» (6 noms); «Los infiltrados» (5 noms); «Cartas de Iwo Jima» (4 noms); y «Pequeña Miss Sunshine» (4 noms).
Igual que hace dos años, de nuevo se enfrentan Martin Scorsese y Clint Eastwood. La vez anterior «El aviador» cayó ante «Million Dollar Baby». Yo no he visto las nuevas de Eastwood, me tincan harto, pero la verdad yo no voy por ninguno de los dos: mi candidato es «The Queen» de Stephen Frears, que es una pequeña gran película, muy bien hecha, sin estridencias, ni griterios, ni lloriqueos, y sí con muchos desfiles de penas interiores. En buena onda, «The Queen» es una película para no perderse. Ni idea, eso sí, cuando la estrenan.
En Mejor Director el listado es el mismo que el de Mejor Película, pero sale «PMS» y entra Paul Greengrass y su «Vuelo 93» (me gustó más que hicieron para la tele, llamada para confusión de traductores «Flight 93»). En Guión Original, mismo listado, pero se reemplaza «Los infiltrados» (que está nominada a Guion Adaptado, de todas formas) por «El laberinto del Fauno», película que se quedó fuera de Mejor Película (mal) pero a las finales igual se quedó con un total seis nominaciones (bien: Dirección de Fotografía, Arte, Maquillaje, Música Original y Mejor Película Extranjera). «Volver» de Almodovar casi que la mandaron para la casa: se quedó apenas con una nominación de Penélope Cruz a Mejor Actriz, categoría que sí que va a estar dura, porque va contra ¡Helen Mirren y Meryl Streep! (por si fuera poco, las otras dos nominadas son Judi Dench y Kate Winslet). Mejor Actor da lo mismo, porque está obligado que gane Peter O’Toole, que ha sido nominado otras 7 veces antes en los últimos cuarenta años (incluido «Lawrence de Arabia») y nunca ganó.
****
Así están los Oscar. Premios de temporada. No quiero olvidarme de la pregunta que abre este post. ¿Qué premian los premios? Yo creo que tengo una respuesta: los premios se premian a sí mismo. Quienes premian intentar felicitarse por su buen gusto, su excelente juicio y su sapiencia. Poco importan los premiados. Por eso cualquier persona en la calle si le preguntan dirá que el Oscar es importante, pero pocos pueden nombrar las ganadores a Mejor Película de los últimos tres años. Premio Narcista en Industria Narcisista, lo que importa es el programa, el lloriqueo, el humorista, la estatuilla (qué palabra tan cursi… y los sinónimos no son mejores: trofeo, galvano, galardón). Los premios en el cine no premian nada que nos gustarían que premiaran: cuando nos reímos, cuando escuchamos un diálogo que pareciera revelar los misterios de la vida, cuando por un segundo estamos en otro lugar y nos entregamos a la pantalla. Siempre que nos pasa eso en el cine, quisiéramos premiar a esa gente talentosa.
Bueno, a veces eso pasa. Y ganan los talentosos. Pero en general los premios solo se premian a ellos mismos.
****
Y eso se aplica a buena parte de los premios, no solo a los Oscars. Por ejemplo, ¿alguien me quiere explicar qué premian los Altazor y los Pedro Sienna? Yo puedo dar una primera respuesta: por un lado, dan las gracias en el país de los desagradecidos, besan de frente en la tierra de los pelambres, promueven los festejos y los abrazos en una industria personalista. Y todo eso se agredece. Mucho. Abren la ventana y todos se toman un vino de honor y otros se pican y comenzamos el año.
A mí me gustan, per se, los Altazor y los Pedro Sienna. Tengo mis críticas, claro. Me gustaría que uno supiera más de las obras y artistas nominados, me gustaría que uno pudiera ser parte de la discusión sobre quién debería ganar este año a Mejor Ensayo, por ejemplo. Pero poca gente habla de eso. Me gustaría que esa fiesta no fuera en el Café Torres o en algún Centro Cultural con paredes de cemento. Me gustaría que de verdad nos interesara quien ganará este año (y no solo en la categoría de Mejor Programa de TV, como ombliguistamente han transmitido las premiaciones Altazor en la tele en los últimos años).
Pero eso no elimina mi primera pregunta: ¿se premian a ellos mismos (como institucionalidad cultural, como gremios, como gestores de políticas culturales, por último como gente de buena conciencia) cuando premian? Repito: ¿qué premian los premios chilenos?
Tengo una hipótesis: quienes los organizan no han tenido tiempo de pensarlo. No saben realmente lo que premian. Lo intuyen: tratan de premiar ciertas trayectorias, tratan de destacar aquellos que han hecho harto y se les ha reconocido poco, y tratan de llamar la atención en nuevas tendencias. Eso veo yo en los nominados: un poco de todo. Un poco de estos, de esos, de los de allá, y formar una especie de Concertación de conciencias culturales.
Pero con eso, de alguna manera, y lo digo con mucho respeto, se conforma una idea de institucionalidad cultural que se premia a si misma para su tranquilidad perpetua. Uno se queda con la impresión que poco importan las obras, porque poco hablamos de ellas.
Pueden ver los nominados al Altazor aquí, y los nominados a los Premios Pedro Sienna acá. Todos merecidos nominados, aunque no tengamos idea de por qué están ahí.
(Aunque sí yo sé por qué está el gran Héctor Ríos recibiendo un Pedro Sienna a su trayectoria, pero ya hablaremos de eso en otro post).