Pero a Renato no dejaba de rondarle la idea y por años juntó esfuerzos y dedicación para hacer el documental de algo que nadie estaba poniendo atención. Y, por fuerza, terminó siendo el promotor de cierta conciencia común entre los vecinos del futuro monumento. Y luego, el monumento no se hizo.
Yo, que debo confesar nunca lo tomé demasiado en serio, fui quien le dio la noticia: que ya no harían la obra allí, sino que en Las Condes. Lo que era una buena noticia, era potencialmente una mala: el movimiento que había iniciado Renato había tenido éxito, pero eso dejaba al documental sin un final «escandoloso».
Pero no fue necesario: este miércoles, cuando se estrene «La batalla de Plaza Italia» será exactamente el día en que se inaugure el monumento en Las Condes. Renato supo tomarse las cosas con mucho más humor que la mayoría de los documentalista y armó esta película, que no se centra en Jaime Guzmán, sino que termina hablando más del Chile actual, de la indeferencia, de la poca conciencia, del nihilismo y el individualismo más que muchas películas.
La película es democrática por donde se la mire y Renato, en esa lógica, ha invitado para el estreno en el Alameda a todo el que quiera ir. Aunque yo no he visto el corte final, tengo una corta aparición hacia el final de la película, que según ya me adelantaron de los que vieron en la función de prensa, ojalá sea debut y despedida.
Ojalá para mí, pero no para Renato, que ya prepara sorpresas para el futuro. Desde acá le envío un gran abrazo.