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¿Te acuerdas de los cisnes?

Una planta de celulosa en el lugar equivocado
Los documentales que se venden con The Clinic se han transformado en el último año en un excelente camino para su distribución de las películas de este género en Chile. De alguna manera, han roto una maldición endémica de estas películas: el acceso de las audiencias. Aunque el documental en Chile tiene una tradición larga, tan magnífica como poco conocida, los espectadores han tenido problemas para llegar a ver estas películas: los canales de televisión siguen renuentes a exhibirlas, los cines se han abierto tímidamente a incorporarlas en su programación (la pequeña sala del Centro Arte Alameda como única excepción), y habitualmente las salidas en DVD de documentales se reducían a vender un par de copias a tiendas como Bazuca y Blockbuster para su arriendo.

Por eso lo que ha hecho The Clinic ha sido más que visionario: apostó por un tipo de películas por las que nadie estaba apostando y los resultados han sido muy exitosos. «Opus Dei, una cruzada silenciosa» de Marcela Said fue el primer título en publicarse el año pasado, y tuvo dos ediciones, pasando las cinco mil copias. Luego vinieron una reedición de «Estado Nacional», «La ciudad de los fotógrafos» de Sebastián Moreno (ambos agotaron sus copias en kioskos) y este año ha sido el turno de tres documentales sobre «situaciones» en el sur de Chile: «El juicio de Pascual Pichún» de María Teresa Larraín, «Ciudad de papel» de Claudia Sepúlveda, y «Territorios de fronteras» de Guido Brevis.

«Ciudad de papel» apareció hace un par de semanas, y de verdad es de esos documentales que hay que agotar antes de que lo compren. La historia es simple: es la documentación de cómo vivieron en Valdivia las protestas que pedían el cierre de la planta de celulosa Arauco, cuyos desechos son lanzados al humedal del río Cruces, lo que de por sí es un disparate por su categoría de Santuario de la Naturaleza; el río Cruces es considerado un Humedal de Importancia Internacional desde 1981 por la prestigiosa Convención Ramsar, listado en el que comparte honores con el Lago Titicaca en Bolivia, el Pantanal del Matto Grosso en Brasil, el Delta del Danubio en Rumania y la bahía Delaware en Estados Unidos. Por supuesto, se vuelve impensable que en algunos de estos lugares se instale una industria a lanzar sus desechos. No ocurrió así en Chile.

Peor aún, como recordarán, los cisnes de cuello negro, especies típicas del humedal y de acuerdo a la misma comisión Ramsar «en peligro de extinción», comenzaron a morirse. La noticia tuvo una alta cobertura de los medios de comunicación de Santiago por un momento. Luego supimos que la planta había cerrado. Y todo parecía tener algún tipo de final feliz.

No fue así, por cierto. La planta de celulosa Arauco, según relata el documental, estuvo cerrada en dos oportunidades, pero en ambas ocasiones no fue por más de un mes. Las autoridades locales, a pesar de los innumerables  pruebas y protestas ciudadanas, autorizaron nuevamente al funcionamiento de la planta. Hoy sigue trabajando como en el primer día.

A pesar del escándalo nacional, hoy todo sigue igual. Arauco sigue lanzando sus desechos al humedal. Y los cisnes desaparecieron definitivamente.

Eso es lo que vuelve impactante la lucha ciudadana que se dió en Valdivia, y de la que habla «Ciudad de papel». Porque allá fueron mateos. Ciudad universitaria como pocas, Valdivia se vio violentada por los malos olores que emitía la planta, y por la contaminación impune en nombre de una actividad económica que no era ni siquiera tan importante para la región. Estudiaron el caso, y presentaron argumentos a las autoridades. Una y otra vez. No se quedaron en los carteles: fueron con pruebas a hablar con los encargados de gobierno. Pero no los escucharon. Y una y otra vez les dieron el portazo en la cara.

Lo desolador de «Ciudad de papel» está precisamente en esa angustiosa constatación: que la lucha ciudadana es un eslogan vacío de contenido, una quimera desgastadora, carente de happy ending. Es impactante ver cómo algo tan simple, una queja mínima de respeto por el medio ambiente, encuentra tantos oídos sordos, tantos funcionarios de segunda que no saben ni hablar, tanta promesa falsa de comprensión, y hasta contraprotestas, como las que se ven en la película cuando los trabajadores de las empresas forestales llegan a las plazas de Valdivia a protestar con motosierras, en uno de los momentos más inquietantes y absurdos que hemos podido ver en los documentales chilenos de los últimos años.

El incesante trabajo de registro que hizo el audiovisualista Jorge Garrido (por lo menos, cuatro años) es una prueba más del compromiso de una comunidad por algo que todo este tiempo han creído justo, y es quizás el único triunfo de una lucha que han querido aniquilar con el cansancio, y aunque lo logren, este documental puede instalarse como su más grande triunfo.

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Para quienes vean la película, como bonus track, acá les adjunto el texto de un correo que recibí de la directora Claudia Sepúlveda quien cuenta qué pasó con el caso de los cisnes después de estrenada la película en el Festival de Valdivia del año pasado:

Gonzalo, te cuento un poco lo que pasó después de estrenar «Ciudad de Papel» (CDP) el 7 de octubre del 2007 en el FICV.

Yo trabajé en el montaje de la película a full entre mayo y septiembre del 2007. Después del estreno hicimos algunas pulidas y una version para TVN que me tomó hasta diciembre.

En esa época, aún esperábamos que el nuevo gobierno marcara un cambio en el tema. La Ministra de Medio Ambiente había sido nombrada en mayo de 2007. Ella era la persona que en el Consejo de Defensa del Estado estuvo a cargo de poner la acción de demanda en contra de CELCO y conocía muy bien el caso. Además, la nueva Directora de la CONAF asumió un compromiso personal con Acción por los Cisnes para sacar adelante la recuperación del humedal y cumplir con el compromiso ante RAMSAR, la convención internacional de humedales. Con todos estos elementos, yo veía a la película como una pieza clave para que el caso no perdiera vigencia y pudiéramos empujar las cosas en la dirección correcta… Eso fue lo que me motivó a dedicarme el 2007 al guión y dirección del montaje de CDP sin tener ninguna experiencia en el tema audiovisual. Eso, y la motivación personal de cerrar internamente ese período de mi vida como vocera y parte de núcleo duro de Acción por los Cisnes. CDP era una especie de balance…

Pero… nada de lo que esperábamos ocurrió. La Ministra nunca pescó otra vez el tema. Es más, la acción del Consejo de Defensa del Estado se diluyó completamente al punto que está detenida y nunca se llegó a la etapa clave de formalización de cargos. Algo similar pasó con las nueve querellas en contra de CELCO que están en manos de la Fiscalía de San José de la Mariquina y que duermen por cuatro años sin que nadie haya sido formalizado… Por otro lado, la CONAF comenzó a hacer como que hacía las cosas en serio para sacar adelante su Plan Integral de recuperación del humedal. Nosotros hicimos nuestras observaciones detalladas. La CONAF nos llenó de talleres, de informes, de trámites, que volvían una y otra vez a plantear las mismas cosas que nosotros llevábamos años tratando de hacer entender a las autoridades. Finalmente, contrataron una consultoría para diseñar un modelo conceptual del humedal (sic) cuyo informe final se conoció hace dos semanas y plantea una nueva hipótesis basada en datos secundarios, que no tienen ningún sustento empírico. Pero que además no invalida ni pone en duda las conclusiones del estudio de la UACH, que sigue siendo el único estudio científico serio a la fecha.

A propósito de eso, también a fines del año pasado se conoció el informe final del estudio que CELCO contrató al CASEB de la Católica, y que anunciaron durante años como que iba a demostrar que la empresa no era responsable del desastre, lo que dejaría muy mal a la UACH. Pero el estudio solo concluyó que en el Río Cruces, no en el Santuario, algunas especies como pancoras y luchecillo toleran la contaminación de CELCO. Nada dicen de cuáles podrían ser las causas del desastre ni menos ponen en duda las conclusiones de la UACH. Este estudio, publicado en una revista científica ISI, le costó a CELCO varios cientos de millones…

En julio del 2007 y en enero del 2008 se encontraron nuevamente cisnes muertos con altos niveles de metales pesados en sus órganos. El luchecillo aún no se recupera, según los estudios de Eduardo Jaramillo, y el nivel de concentración de metales pesados en las aguas del Santuario no ha bajado.

Lo más patético de todo es que, teniendo estos antecedentes en sus manos, y habiendo escuchado los argumentos de Acción por los Cisnes respecto de la ilegalidad de la autorización de la COREMA X que en julio de 2005 le permitió a CELCO seguir operando sin evaluar los compuestos que causaron el desastre según la UACH (Aluminio, Sulfatos, Manganeso), la recién creada COREMA XIV autorizó en enero de este año a la planta de celulosa a volver a producir al 100%. Con ello se levantaba la única medida de mitigación del desastre que se ha implementado hasta la fecha, y que fue la de bajarle en un 20% la producción. CELCO alcanzó el 100% de producción hace poco más de dos semanas.

A la fecha, como dice la película, ninguna medida de restauración ha sido implementada.

Por todo esto, Ciudad de Papel tiene sentido. Es el registro histórico de ese desastre ambiental, institucional, de la justicia y la democracia. Que sin el esfuerzo incansable de los ciudadanos habría pasado tristemente al olvido. Ahora ya es parte de nuestra memoria histórica.