Las veces que he tenido la oportunidad de conversar con Patricio Guzmán, a menudo hemos llegado al tema de los montajistas. Guzmán es de la idea de que un buen montajista puede darle alma, tensión y narrativa a un documental. Puede reforzar una convicción autoral, si está bien hecho. Hace brillar el material. Guzmán lo sabe, primero, por haber trabajado con el incansable Pedro Chaskel cuando editaron por varios años en Cuba «La batalla de Chile» pero también por Claudio Martínez, su montajista en Francia para «Salvador Allende», «Madrid» y «El caso Pinochet». «En Francia se encuentran muy buenos montajistas», recuerdo que me decía el año pasado Guzmán en alguna comida de Fidocs, «pero curiosamente para mí el mejor es uno chileno, con quien trabajo hace varios años: Claudio Martínez».
Categoría: DOCUMENTALES
Fiction or not fiction. Esa es la question.