Mi papá no es cinéfilo, pero ve películas. Cada vez menos, eso sí, pero ve películas los fines de semana. En DVD: mi papá no va mucho al cine porque es de sueño fácil, y sin problemas se queda dormido si una película no tiene demasiado nervio. Recuerdo que un día le pregunté cuál era su película favorita, y me dijo «Cat Ballou», con Lee Marvin y Jane Fonda. No sé si estoy confundiendo pensamientos, pero creo que me dijo que la había visto en el Teatro Mauri en Valparaíso. «Cat Ballou» yo nunca la vi. Pero me tinca. Espero verla algún día.
Lo de Lee Marvin no es casualidad. Lee Marvin es un actor que me recuerda a mi papá. Recuerdo haber visto dos de sus películas con él, cuando las daban en la tele. Una era con Lee Marvin en una isla desierta, isla en la que el único otro habitante era un japonés (Toshiro Mifune), y como la película transcurría en plena Segunda Guerra Mundial, los dos enemigos seguían siendo enemigos en la isla. Cuando averigüé el título, fue una de las primeras películas que me compré en DVD: «Hell in the Pacific» de John Boorman. No fue necesario que la película tuviera subtítulos en español: no tiene ningún diálogo. El japonés y el americano nunca se hablan. (*) Y así se queda uno cuando la ve: en silencio.
La otra de Lee Marvin que recuerdo que vimos juntos fue «El emperador del norte» de Robert Aldrich. Aquí Lee Marvin era un especie de vagabundo en plena Depresión del 29 que es seco para subirse a los trenes en movimiento, hasta el momento en que debe enfrentrarse a un guardia de tren mañoso y maldito (otro actor favorito de mi papá, Ernest Borgnine) que no tiene problemas en matar a un vagabundo si se le sube a su tren. El duelo entre los dos es para verlo sentado en la punta de la silla.
Todavía me gustan las películas de guerra, los westerns, y las películas antiguas, y creo que eso me viene de mi papá. Hay cierta contención y fiereza en las películas que le gustan a mi papá. Por supuesto, con él vi primero «El padrino», «El bueno, el malo y el feo» y «Los 12 del patíbulo». Hay cierta sabiduría, cierta nobleza, una solidez en estas películas que uno puede recordar por mucho tiempo. No quiero hablar acá de Sergio Leone, pero siempre me pareció snob despreciar a Sergio Leone, aunque puedo entender que sea uno de los padres del chicle que tanto masticamos hoy. Pero Sergio Leone le gusta a mi papá. ¿Cómo lo podría despreciar?
(*) Corrijo: Según me fijo en IMDB, Lee Marvin sí habla. Y es verdad: habla al comienzo. Dice una sola cosa en toda la película, que es cuando apenas ve que hay otra persona en la isla: «Oh, por un segundo pensé que eras un japonés».