
Esta vez el sabor del día es «There will be blood» de Paul Thomas Anderson, una especie de western existencial de dos horas cuarenta con Daniel Day Lewis que casi instantánea y unánimemente ha sido llamada «obra maestra». Aunque eso del western existencial quizás sea otra forma de llamar a una película enfocada en personajes desolados en medio de un pasaje idem, enfrentados en una rivalidad masculina que finalmente desenboca en violencia, la verdadera moda del año si consideramos «El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford» (actualmente en cartelera) y «No country for old men» de los hermanos Coen.
Lo que se sabe es que los primeros 15 o 20 minutos de la película no tienen diálogos, solo están musicalizados por Jonny Greenwood de Radiohead en lo que «parece un orquesta afinando sus instrumentos en el infierno», según Dana Stevens de Slate. «Es un trabajo de dimensiones sinfónicas, realizado con maestría», aplaude el habitualmente severo J. Hoberman del Village Voice. Y Manohla Dargis de The New York Times llega a decir que es una película que «abre una ventana a la mismísima conciencia humana».
Suena bien, suena bien, pero la pregunta inevitable es: ¿Habrá sangre en «Habrá sangre»?