«El laberinto del fauno» es ALUCINANTE. Vengo de la función que abrió el festival, y me gustaría ordenar un poco las ideas. Primero, como bien acotó Felipe Armas [el actor que hizo de MC de la inauguración, junto a Katyna Huberman, y que parecía hacer estado toda la tarde en Wikipedia porque no paraba de entregar datos en sus presentaciones] la película de Guillermo del Toro no transcurre en la Guerra Civil Española, sino que justo después. Cuando aún quedan rezagos de lucha, y cuando aún la violencia no se ha apagado. En ese contexto, una niña comienza a experimentar fantasías con un Fauno, un ser mitólogico que la visita y le propone pruebas para que ella llegue a ser la princesa que siempre ha merecido ser. La película es sobre eso: sobre cómo la verdadera guerra es la que se da entre la fantasía y el fascismo, y cómo ambos mundos pueden ser las dos caras de la misma moneda: cómo el fascismo vive de fantasías, y cómo las fantasías esconden un cierto fascismo. Segundo: Del Toro narra con mano firme, intensamente, y uno se sorprende, se aterroriza, se impacta y se emociona con la película. Tercero: No concuerdo, eso sí, con lo que dice todo el mundo respecto a Sergi López, en el papel del capitán franquista, i.e. el malo de la película. Sergi López como que arma un personaje tipo Robert-De-Niro-en-Los-Intocables, pero al chancho, y se transforma al rato en esas caricaturas elásticas que aparecían en «The wall»: grotescas y temerarias. Pero es un detalle: «El laberinto del Fauno» es sin duda LA película de este año, y uno queda extasiado y agradecido de verla. Es muy actual y muy política, aunque no lo parezca a primera vista. Es una fiesta. Es difícil que Viña se recupere de una partida tan potente. Ojalá todos pudieran verla para comentarla. A mí me voló la cabeza y no dejé nunca de cerrar la boca ante lo que veía. Tiene sus yayas, pero no ameritan comentarse en este minuto porque «El laberinto del Fauno» hace creer, de nuevo, por un instante, que el cine está hecho para vivir experiencias como ésta, y que la narrativa clásica y simbólica sigue más viva que nunca.
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ADDENDUM / 19:29 HRS: Para agregar nuevas miradas al pre-estreno de ayer, vaya este link al comentario de Miguel Ángel Vidaurre en el blog de «Voraz». Vidaurre dice que la película «posee un especial encanto y una intima decepción». La verdad, se nota un poco decepcionado con «El laberinto del Fauno», en corto, por mezclar peras con manzanas, i.e. C.S. Lewis con H.P. Lovecraft:
Si el ogro es un producto del imaginario nihilista del atemorizado Lovecraft, la corte de las hadas es un subproducto seudopagano de los mundos alternos de Lewis, Guillermo del Toro intentó unificar ambas tensiones y el resultado fue de una amarga decepción. El horror fantástico no tiene cabida sino como excusa para la imagen schock en el mundo maravilloso, pues a fin de cuentas lo fantástico no es otra cosa que una de las mayores formas de realismo en conjunto con las ciencias, en cambio lo maravilloso es la sobrevivencia agónica de un animismo pervertido por la culpa cristiana.
«El laberinto del Fauno» nos introduce en el horror y fascinación de la guerra, y nos gira hacia la ambigüedad moral de lo fantástico, para finalmente clausurar la angustia con un toque de irónica redención del espíritu sobre la carne. Es un filme extraño que parece no decidir un camino prefijado por los esquemas del género pero que finalmente parece caer en su propia trampa de indefinición.
Puede ser, puede ser… Pero su comentario me suena a cierta clasura de géneros, y cierta tirria al mundo Disney-Lewis que Vidaurre no esconde (y que podría decir, comparto). Pero, ¿es ese el problema? ¿Es «El laberinto…» una película mal tejida, o algunas de sus «lanas» (referentes) no son las nobles?
Vidaurre cita una serie de interesantes referentes de Del Toro que ahora que los leo me hacen mucho sentido, porque la película mezcla («teje») multiples mundos en un mismo universo: el campo español de Luis Buñuel, Federico García Lorca y Miguel Delibes; el gótico hispano de Narciso Ibáñez Serrador y el Víctor Erice de «El espíritu de la colmena»; dice que el facista Capitán Vidal es una cruza entre Erich Von Stroheim de «La gran ilusión» y el conejo de «Alicia en el país de las maravillas» (mmmmh…); el doctor le recuerda el sacerdote de «Roma ciudad abierta» (ahí sí) y las resonancias continúan con Disney y Clive Barker. Creo que el único que le quedó afuera fue Jim Henson y Los Muppets… Bromas aparte, me parece Vidaurre tiene un punto.