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Conduciendo a Mr. Olsberg

Hoy estuve en la Universidad Católica en la charla-debate «¿Tenemos un cine de exportación?» organizada por el Nodo Audiovisual UC, que -por lo poco que entiendo- es una reciente entidad que pretende tirar vasos comunicantes entre Corfo y el mundo audiovisual a través de la Facultad de Comunicaciones de la Católica. La presentación estuvo compuesta por tres partes: una especie de informativo en el que se contó qué hizo realmente la delegación chilena en Cannes (informe que, por llegar tarde, me perdí); una presentación de un consultor británico llamado Jonathan Olsberg, quien -entre otras cosas- se dedica a asesorar países para que puedan hacer su cine más exportable; y una mesa redonda comandada por Rodrigo Moreno y en la que Silvio Caiozzi, Bruno Bettati (Jirafa) y Matías Cardone (Four Films) contaron sus experiencias con el azaroso mundo internacional (Bettati con dos coproducciones in works; Cardone como distribuidor y Caiozzi como cineasta que no hizo más que hablar entre otras cosas, habló contra la crítica de cine en Chile, para su gusto, «el mayor enemigo» de nuestro cine actual).

Para no entrar en polémicas, digamos que Olsberg estuvo solido. Su presentación fue concreta y muy informativa. El productor británico contó las experiencias exitosas de países como Hungría, Nueva Zelanda, Corea del Sur, Dinamarca y Suecia, y otras más bien desastrosas como Hong Kong. Enumeró todos los aspectos necesarios para instalar una branding fílmico en el extranjero (o sea, que la gente cuando escuche «cine chileno» se imagine algo, y ojalá sea algo que le guste), y estableció prioridades para una tarea como ésta (sí, prioridades, las mismas que son las que uno más echa de menos cuando se diseñan políticas públicas en el cine: se quiere hacer todo ahora, y se termina avanzando muy lento). En fin, de todo lo que dijo Olsberg, quizás lo que más claro me quedó fue que para pensar en una tarea de este calibre, uno, estamos lejos, y dos, falta una institucionalidad fundamental: un Comité Filmico (que en Chile no existe) dedicado a la tarea titánica que va desde promover Chile como lugar para que vengan a filmar (algo que Olsberg no recomendaba tanto por la feroz competencia que ya existe en todo el mundo), pero sobre todo, que haga como en Nueva Zelanda, y sea también un Agente de Ventas estatal y venda películas chilenas afuera para no pasar por intermediarios lateros.

Decía: Olsberg dijo muchas cosas, quizás demasiadas, y no hay que olvidarse, fue también un carteleo de su empresa para ver si el Estado de Chile decide contratarlo para que «nos asesore» para «exportarnos». Nadie me ha preguntado, pero si me preguntan, yo lo contrataría, por lo menos para sentir que avanzamos, aunque me quedé con la bala pasada con dos cosas que dijo: uno, que había que ser «sexy» (hacer un festival de cine «sexy», i.e., glamoroso, con estrellas y alfombras rojas, para entusiasmar a las audiencias locales y extranjeras; hacer un programa de cine en la tele, pero «sexy», «como el de Roger Ebert», dijo, lo que me dio a entender que casi no entendía nada de como se hacen las cosas por esta parte del mundo); y segundo, que él sentía que era mejor pasar de un sistema de aportes públicos a la producción discriminatorio (i.e. un concurso como el que hemos tenido hasta ahora, Fondart/FFA) a apoyos automáticos a la producción (rebajas de impuestos para todos los que hagan películas, no importa cuales), lo que me pareció que deja desprotegido una tradición poderosa del cine local, que es el documental (qué decir del cortometraje y la animación: con eso los mata). Sin embargo, fue apenas una primera reunión y Olsberg después de todo se mostró como un capo capaz de escuchar las ideas y disyuntivas de la situación local… si le pagan para hacerlo.

Estando ahí, eso sí, en la UC, después de un rato quedé algo angustiado: todo es muuuuuy lento en la institucionalidad cultural. ¿Se acuerdan de la Convención Audiovisual? ¿esa reunión que fue en ENERO, y en la TODOS dieron su opinión sobre qué debía hacerse con el cine chileno? Bueno, pregunté y me dijeron que la CA recién verá traducida sus conclusiones en propuestas concretas… en dos meses más. Lo que me hizo pensar que quizás puede ser algo iluso de nuestra parte andar discutiendo sobre la «exportabilidad» del cine chileno cuando todavía hay problemas graves con la calificación, los canales de TV, la «identidad» de los fondos, etc.

Quizás haya que dejar funcionando bien el auto antes de sacarlo a pasear.

Como sea, tal como dijo Bettati y recogió Moreno, ya es logro que esta clase de reuniones y debates se hagan a sala llena y con gente de todos lados de la «industria» (directores, productores, guionistas, documentalistas, distribuidores, críticos, académicos y estudiantes).Hire me!Que ya podamos hablar es algo. Y no es poco.

¿Alguien más estuvo ahí? Si de ustedes dependiera, ¿contratarían a Olsberg?

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ADDENDUM / VIE 6 JUL 2007 / 8:37 AM: De acuerdo a una entrevista que le hace Ernesto Garratt en el Wikén de hoy, Salma Hayek es «la nueva madrina del cine chileno», aunque para ser exactos el notición es que será la madrina de Nicolás López, pues ahora producirá su próxima película (que tiene un presupuesto de 15 millones de dólares, tendrá un casting «con estrellas clase A», y es «una especie de Terminator romántico»). Filmarán en Chile… Siguiendo con la industria, los australianos vendieron su cadena de Cine Hoyts en Chile. No a Ricardo Claro, gracias a Dios, sino que a un fondo de inversión (Linzor Capital Partners, que es administrado por el hijo del dueño de Portillo, Tim Purcell y Alfredo Irigoin, ambos ex ejecutivos de JP Morgan), y a una familia venezolana. La torta se la reparten 85%-15%, de acuerdo a La Tercera de hoy… Ah, por último, y quienes se hayan quedado con dudas de la exposición de Olsberg y quieran hacerles sus preguntas, la revista On Off está recolectando esas preguntas por email [contacto@onoff.cl] hasta hoy viernes 6 de julio. Ellos le harán las preguntas pendientes a Olsberg y las publicarán en una próxima edición online de la revista.