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CINE CHILENO ESTRENOS QUE VENDRÁN POLEMICA EN EL BAR

Si es chilena, es para mayores de 18 años

Le pasó a «Promedio rojo», «Los debutantes», «Juego de verano» y «La sagrada familia». Le pasó a «Monos con navaja» y hasta a «Cesante». Cuando se trata de películas chilenas, lo primero que opta el Consejo de Calificación Cinematográfica es catalogarlas como para mayores de 18 años. Algunos apelan y logran que su película sea recalificada. En otros casos, como en «La sagrada familia», la sentencia queda.

Esta vez la tocó a Luis Vera, director de «Fiestapatria», cinta que se estrena el próximo 26 de abril. Lo que sorprende de la calificación esta vez son los argumentos del Consejo: según se puede leer en la misma página del Consejo, «Fiestapatria» fue calificada para mayores de 18 años con la siguiente argumentación:

Pese a no tener escenas de violencia excesiva ni sexo explícito, esta película trata el tema de la desunión de la familia chilena por razones políticas mezclado con escenas inútiles de sexo.

Más allá de su discutible gramática, la fundamentación es más un comentario de la película que la resolución de un organismo estatal. De hecho, es confusa. Luis Vera respondió en una carta abierta que ayer circuló por email.

Las únicas 2 razones por las cuales la ley otorga poder al Consejo de Calificación cinematográfica en Chile para calificar una película para mayores de 18 años son:

1. Tener sexo explícito.

2. Violencia extrema.

ESTA ES LA FUNDAMENTACION DEL CONSEJO DE CALIFICACION EN EL ACTA DE CALIFICACION DE PELICULA FIESTAPATRIA: Pese a NO TENER escenas de violencia excesiva, NI sexo explícito, esta película trata el tema de la desunión de la familia chilena por razones políticas…

Es decir, las únicas dos prerrogativas que tiene el Consejo para su Calificación en este caso NO SE CUMPLEN, por lo tanto se actúa FUERA DE LA LEY.

A todas luces es un ridículo dictamen que, por lo menos, debería ser revisado por una segunda sala. Pero creo que con esta polémica somos testigos de un problema mayor respecto a la labor del Consejo de Calificación Cinematográfica: la discrecionalidad con la que califican las películas chilenas. Ya hay suficientes pruebas para decir que cuando ven películas chilenas, las miran con otros ojos.

Según las estadísticas que ellos mismo publican en su página, cada vez son menos las películas que en Chile son declaradas Para Mayores. APENAS EL 3% DE TODAS LAS PELICULAS SON CALIFICADAS PARA MAYORES DE 18 AÑOS (para ser exactos, es menos todavía: fue un 5% en el 2003; un 3,5% el 2004; 3,1% el 2005 y un 2,6% el año pasado).

Curiosamente, en ese 3% hay habitualmente películas chilenas; pero más raro aún, eso no afecta a películas donde el sexo es su tema central: tanto «El chacotero sentimental» como «Sexo con amor» y «En la cama» fueron declaradas para mayores de 14 años.

Raro, ¿no? Si no es el sexo, ni la violencia, son «otros» los temas que el Consejo considera «para mayores». Pero, ¿cuáles? Es evidente que esto no es parte de ninguna política clara de parte del organismo; es puro prejuicio de quienes lo conforman.

Yo vi un primer corte de «Fiestapatria» hace unos meses y es casi irrisorio enterarse que fue calificada para mayores de 18 años. Es una película de claras reflexiones políticas, que pone muchos temas pendientes del Chile de los últimos años sobre la mesa, y si en algo es explícita es en apuntar sus dardos hacia las políticas de la Concertación.

Y quizás esto nos lleve a una primera respuesta: es como si los evaluadores quisieran decir con sus calificaciones «No, no, esto no pasa en Chile. Hay que ponerla para mayores de 18». «No, los pingüinos no hablan de estas cosas» («Promedio rojo»); «No, en una familia bien no pasan estas cosas» («La sagrada familia»), o incluso «No, esto no pasa en Chile: nunca un cura tendría la pinta de Beto Cuevas» («La mujer de mi hermano», también calificada para mayores de 18 el año pasado).

Hay que estar atento con el Consejo: es interesante ver cómo con cada uno de sus fallos a películas chilenas hay alguna realidad que están negando. Lo que, curiosamente, termina hablando muy bien -por lo menos- de cierto ánimo trasgresor de nuestros directores.