Héctor Soto me manda un email y he decidido publicarlo con su autorización. El fondo del asunto es que ayer yo le reprochaba a Soto de entrar tarde en el debate de «La nana», y él acá pone sus razones, y agrega un bonus track: su comentario de «La nana» que hizo para Radio Beethoven. Está bueno. Y qué quieren que les diga: buena onda Soto. Así da gusto debatir.
Gran Gonzalo
Tú no tienes intencion de pelear conmigo y yo tampoco tengo intención de pelear contigo.
Pero me interesa aclarar algunas cosas.
1. Yo no estoy haciendo critica de cine en la actualidad.
2. He dado mi opinion sobre La Nana en las tribunas que tengo: un espacio en la radio Beethoveen y mis comentarios de los viernes en Terapia Chilensis.
3. He decidido deliberamente no hacer critica de cine en el diario del cual soy editor asociado porque no me gustaria quitarle espacio a los criticos joven que el diario tiene y que tenia desde antes de mi designacion. Yo ya voy de salida y me pareceria injusto perjudicar a los criticos que ya estaban en el diario.
4. Solo a partir de septiembre, creo, tengo una columna quincenal en el diario. Pero no es de crítica. Es de asuntos culturales varios. En la primera que escribi, el 12 de septiembre, Cinefilos en Capilla, toqué tangencialmente el tema del doble estandar de la crítica, que a mi modo de ver rasgo vestiduras con La Nana y se tragó el sapo con Isla 10. El tema eje de la columna, en todo caso, no pretendía ser ese.
5. No pretendo reivindicar charreteras que no me corresponden. Es más: me incomodan las chaterreteras y nunca he aspirado al titulo de general o cosa que se parezca. Pero tampoco me gusta el adjetivo de oportunista. Solo te cuento que en mi espacio de la Beethoven, de mediados de septiembre pasado, dije lo siguiente:
Con el estreno de La nana, película escrita por Pedro Peirano y Sebastián Silva y dirigida por este último, el cine chileno hace efectiva la que será seguramente su principal carta para este año.
La nana –contrariando muchas de las crónicas que se escribieron antes del estreno de la película- no tiene ninguna pretensión sociológica. Este no es un retrato a la condición de las nanas chilenas. La expresión nana, por lo demás, no tiene nada que ver con la relación de dependencia y servidumbre del antiguo servicio doméstico de las haciendas o de las grandes mansiones santiaguinas. La nana surge en Chile como señal de modernidad hacia los años 60 y es una adaptación de la nanny, la niñera gringa.
Pero vayamos a la película, que no trata, como se ha dicho, de las nanas chilenas, sino de una nana en particular, bastante patológica por otra parte. Este caso, lejos de describir un caso de explotación, describe más bien una mente enferma pues trata de una nana que, cuando sus patrones contratan a sucesivas empleadas para que le ayuden, ella les da una guerra sin cuartel porque no sólo quiere ser la principal sino también la única.
La película de Sebastián Silva y Pedro Peirano, que antes realizaron La vida me mata, es un lujo en el contexto actual del cine chileno. Es una película bien hecha. Es una comedia de costumbres. Es una cinta que tiene ritmo y progresión. Es una película que tiene personajes. Y es una realización con momentos muy bien logrados.
A La nana muchos la van a criticar por no ser una cinta sociológica y por no entregar una mirada crítica sobre la condición de las empleadas domésticas de puertas adentro en nuestro país. Pero es una crítica injusta, porque la cinta de Sebastián Silva no va por ahí, sino por otro lado. Lo suyo no es la sociología sino mas bien la psicología y de hecho la composición del personaje central, Raquel se llama, a cargo de la actriz Catalina Saavedra, es todo un acierto.
La nana llega a la cartelera chilena después de obtener el gran premio del jurado en el festival de Sundance y el premio especial de actuación para Catalina Saavedra. También se ha presentado fuera de competencia en varios otros festivales y llega a Chile cargada de reconocimientos.
En un año de cosechas más bien magras para el cine chileno, La nana tiene algo de desquite y mucho de consuelo. Y, antes que nada, es una buena película. Bien por Pedro Peirano, coautor del guión, y bien por Sebastián Silva, también coguionista y director.
Para tenerlo presente. Hasta la próxima.
5. Siento genuinamente que en lo que ocurrió con La Nana y con Isla 10 la crítica chilena tuvo mucha culpa. Pero desde luego que reconozco que el tema es discutible.
¿Que más? Pues nada mas. Un abrazo con la amistad de siempre, HS