En el Jumbo de Bilbao tiene a la venta «Queer Duck», una película de animación acerca de las aventuras de un pato homosexual (un pato pata, según la traducción de la carátula) en la sección de ofertas en DVD. No la he visto, pero según entiendo está escrita por un guionista de Los Simpsons, aparece el gran Conan O’Brien, y su tagline es «He can’t even fly straight». Lo chistoso es que la película, tal como traté de demostrar con las fotos de mi celular que están acá abajo, aunque tiene pegado un adhesivo que dice: «Mayores de 14 años», está puesta en el Jumbo al lado de «Lo que el agua se llevó» y «Happy feet», lo que a más de una abuelita despistada va a pillar desprevenida. ¿Cuánto tiempo demorará el sistema de alarmas homofóbicas en detectar la falla en la matriz? ¿O soy un prejuicioso y Jumbo es, en definitiva, la primera empresa gay friendly de Chile?
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El imperdible de la semana: Adrian Martin escribe para el sitio español Tren de sombras sobre el taiwanés Tsai Ming-liang… y parte citando el libro «Making meaning» de David Bordwell, un libro que casualmente me ha obsesionado en las últimas semanas (los traductores españoles del artículo de Martin se olvidan que que el libro fue editado por Paidós con el título de «El significado del filme»). Martin dice sobre Tsai,
los dominios de lo real y lo virtual se entretejen estrechamente, a menudo de manera que es difícil separarlos, siempre escondiendo el uno al otro dentro de sí.
Y se manda otra:
Tsai, como Raúl Ruiz, es un director que realiza películas profundamente divertidas que a veces no se reconocen como tales. ¡Algunos espectadores sólo pueden ver la desesperación, el tedio, las lágrimas! Pero todo este pathos sólo se ajusta por completo a personajes psicológicamente descarnados, no a la clase de figuras dramáticas que Tsai esboza, atenúa y hace circular con tanto amor (este pathos tan pomposamente humanista e inapropiado, hablando de egos alienados y a medio formar, es de lo que tanto y tan equivocadamente se ha escrito sobre Tsai).
Dios mío. Gente como Martin, Bordwell, Rosenbaum hacen que todo tenga sentido. Hasta escribir de cine.
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Mark Peranson resume su Cannes para La lectora provisoria, incluyendo un curioso (y me imagino, crecientemente popular) categoría: «Las peores películas que no vi».
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Hoy parte Santiago Rojo Sangre, un mini festival de cine de terror, ciencia ficción y gore que dura cuatro días y que viene a ser el primo del original Buenos Aires Rojo Sangre. Ojo con las funciones del sábado a las 18:30, y domingo a las 14:30 y 18:30, que exhibirán cortos y mediometrajes chilenos, como «Punctum», el terror chillanejo «Currículo» y «Atomic Age of the Self-Tanner», según se ve en el trailer, un pastiche pastiche.
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Hablando de YouTube, esos bastardos malnacidos cerraron mi cuenta. Todos los videos que había subido y linkeado desde este blog están borrados. Tendré que crear una nueva cuenta. ¿La razón? Haber subido un video (subtitulado por mí) de Errol Morris, y otro extracto de «Soy cuba».