Ayer conocí a Jordi Balló. La única referencia que tenía de él eran recomendaciones cercanas sobre su libro «La semilla inmortal», co-escrito con Xavier Pérez, y en el que hace un análisis que reduce todas las historias de la civilización occidental a 21 relatos seminales o estructuras argumentales que se repiten una y otra vez. Así, según Balló et al, por ejemplo, existen cuatro estructuras básicas sobre viajes: el viaje de ida (o la búsqueda del tesoro); el viaje de vuelta (o el regreso a casa); el viaje colectivo (o la fundación de la nueva patria) y el viaje sin rumbo (o la errancia existencial). Y cada estructura tiene su relato matriz: así, el viaje de ida (que vemos una y otra vez en el cine, por ejemplo, en «Indiana Jones» o ahora último, «Piratas del caribe») se basa en el relato de Jason y los argonautas; el viaje de vuelta («Más corazón que odio») es La Odisea de Homero; el viaje colectivo (la mayoría de los westerns de John Ford) es La Eneida; y el viaje sin rumbo («Intriga internacional») es «El castillo» de Kafka. Cada explicación de estas reducciones es larga pero fascinante, y Balló las sabe construir y contar con gracia. Hay más: están los relatos comunitarios de intruso-benefactor («Superman») e intruso-destructor; los relatos amorosos de dificultad por el origen de los amantes («Romeo y Julieta») y por el caracter voluble de los sentimientos; el amor redentor («El joven manos de tijeras»); las historias de ambición de poder («Macbeth», en el cine de gangsters); y así, muchas más. Si bien Balló no es el único ni el primero en hacer esta clase de reducciones a historias básicas, sí es muy interesante leerlo. Si no se logra encontrar su libro (ayer, por lo menos, estaba agotado en todas las librerías de Providencia), entonces puede ser muy interesante ir a ver su exposición hoy, a las 19 horas, en la Universidad Alberto Hurtado, que invitó a Balló esta semana a su Diplomado de Cultura Audiovisual. La exposición es gratis, y será la oportunidad de ver al catalán presentar su nuevo libro «Yo ya he estado aquí» sobre la serialidad adictiva de la televisión, en la que es capaz de tirar líneas entre «Blow up» y «CSI» así como quien come cabritas. Por si fuera poco, Balló es además el editor de la revista cultura del diario La Vanguardia de España, y -quizás más que todo lo anterior- director del Master de Documental de Creación de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, uno de los más importantes y apetecidos de Europa, y de cuyo seno han surgido los cineastas documentales españoles más interesantes y populares de los últimos años. Este master ha sido el impulsor de ya trece largometrajes entre los que se encuentran, nada menos, que «En construcción» de José Luis Guerin, «Cravan versus Cravan» de Isaki Lacuesta, y «El cielo gira» de Mercedes Alvarez, ganador de Bafici 2005. Bien imperdible, la verdad.
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En la otra mano, hoy TVN tiene dedicado su lamentable programa «Chile elige» al cine chileno, y las nominadas son una también lamentable lista que deja fuera, en rigor, todo. Así, hoy en la noche tendremos a Andrea Tessa defendiendo a «El chacal de Nahueltoro»; Francisco Pérez Bannen con «El chacotero sentimental»; «Fuga» defendida por ¡Sergio Paz!; «Gringuito» por Denisse Malebrán; «Machuca» según Tati Penna; «Mi mejor enemigo» por un tal Humberto Sichel; «Promedio rojo» por Carola Pulido; «Sexo con amor» por Jaime Coloma; «Subterra» por Alfredo Alonso; y «Taxi para tres» por Matilda Svensson. Todo conducido por Karen Doggenwailer de Enriquez-Ominami. Una joyita de programa. De esos que hay que grabar porque en 10 años más no vamos a creer lo que pasaba en esta época. Lo más probable es que, ya que «Rojo» ganó al mejor programa de la historia de Chile, ahora gané «Subterra», coproducida por TVN, y dirigida por el productor de «Rojo, la película». ¿Alguien apuesta? Jamás pensé que diría esto, pero… privaticemos TVN, ¡ya!