Ayer, paseando por Facebook, a pito de un posteo de Horacio Ferro, Felipe Blanco recordó algo que yo había escrito sobre Chabrol hace un tiempo. En rigor, después me di cuenta, hace 13 años.
Eso fue abrir una puerta en mi mente a algo que parecía olvidado.
No Chabrol, sino que este blog. Básicamente en el posteo de Facebook de Horacio yo comentaba que Chabrol me parecía aburrido (un adjetivo que ocupo muy pocas veces, y casi nunca con directores franceses), y Felipe me recordaba que ya había opinado eso antes… en mi blog.
Por supuesto, el blog estaba muerto. No existía más que en la base de datos de mi servidor, pero no había manera de acceder a él porque había sido dejado de lado hace al menos cinco años (y más, porque el último posteo fue del 2011). De hecho, ya no existe más el sitio www.analizame.cl Olvidé renovarlo hace años y alguien pagó por él como depositario para llegar a pornografía, creo. No siento ni un ápice de pena por eso. Raro, ¿no?
Lo que no impide que la curiosidad egótica («¿qué dije de Chabrol? ¿Por qué se acuerda Felipe y yo no?») no me haya empujado a hacer gestiones técnicas y recuperar habilidades que también pensé que estaban olvidadas. Cosas como conectar dominios con servidores, recuperar bases de datos, tratar de entender cómo funciona ahora WordPress y otras sales de ese tipo… solo para poder volver a leerlo. (Y no, no es como andar en bicicleta: WordPress ha cambiado un montón en todos estos años).
Una vez que llegué a lo que había ahí guardado en el blog confirmé que no valía demasiado la pena, la verdad.
Me puse a leer otros textos que había escrito y tampoco quedé muy impresionado, más bien al revés. Una década no pasa en vano y pienso muy distinto de las apasionadas ideas que defendía en este blog en esa época, cuando Weinstein era el apellido de un ministro de cultura. Supongo que la pasión por defender lo que pienso sigue intacta, pero ahora apunta a otras direcciones. A audiencias acotadas: casi siempre solo a mí mismo.
Más me alegró ver las conversaciones que surgían de mis posteos. Siempre me sentí orgulloso de los lectores de mi blog, me sentía orgulloso de atraer personas dispuestas a largos debates que hoy serían considerados insustanciales, pajeros y hasta reaccionarios. Y puede ser que lo fueran. Pero estaban vivos. Lo siguen estando.
A pesar del pudor que me da revisitar algunas de las más de 672 entradas que recolectó este blog entre el 20 de enero de 2005 y el 17 de diciembre de 2011 (casi siete años), lo que más goce me dio fue volver a leer lo lúcidos comentarios de una generación de cinéfilos que hoy son los críticos, académicos, productores, guionistas y directores de cine (y espectadores) de las películas que vemos hoy.
Supongo que mucho había de arrebato generacional. Mucho de ego destemplado. Pero también mucho de intentar entender el cine que luego nos íbamos a volcar a hacer. Fue como una caja de arena, supongo, una sala de ensayo, una cafetería virtual para perder el tiempo mientras nos ocupábamos de sobrevivir haciendo cuatro o cinco trabajos simultáneos. A veces las polémicas tomaban alturas medio inesperadas (como cuando «Dawson Isla 10» fue elegida para representar a Chile en los Oscar… y no «La nana», y el tema explotó aquí, aquí y ¡hasta aquí!); otras, definitamente olvidadas. (En retrospectiva, el único consuelo que me deja las pachotadas que escribí es que AFA escribía unas peores, je-je)
Ya que el blog no está perdido, decidí recuperarlo como archivo de una época. Lo voy a dejar acá mientras mantenga mi servidor, algo que no creo que vaya a terminarse en un futuro cercano.
Pero dudo que vuelva a escribir. Bah, no lo sé. La gente está rabiosa y yo ya no soy el mismo. No me siento en posición de andar diciéndole al mundo qué es lo correcto y qué es lo equivocado, como cuando hacía cada vez que pasaba aquí.
Por otro lado, no puedo negar la nostalgia que me da recordar cómo abrazábamos la cinefilia de manera colectiva. Este ha sido un mal año para quienes amamos el cine (festivales suspendidos, el Cine Arte Alameda quemado, todos encerrados viendo Netflix) y eso que estamos recién en mayo. Quizás volver a leer algo de esto nos sirva (o por lo menos me sirva a mí) para volver a sentirnos parte de algo más grande que nosotros. Algo parecido a una comunidad.
Si ustedes son de los que leían este blog… ¿qué recuerdan? ¿O sólo Felipe Blanco se acuerda de estas cosas?